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—¿Donde está la hija de puta?—Gritó dándole un golpe a su trono con el puño cerrado.

Joshua tenía misa en aproximadamente diez minutos, y necesitaba tener la "reunión" con aquel ente, sí La Muerte misma. Dicha no aparecía.

El infierno era bastante grande, pero si el Diablo hablaba, temblaban todas las paredes que tan difícil era que esa desgraciada apareciera.

—Disculpe la tardanza.—Se excusó entrando por la puerta.

—Chúpame el culo joder, ¿Crees que tengo todo el día para que me salgas con tremenda estupidez? —Estaba molesto.

Muy molesto de echo.

Hacer tratos con La Muerte era jodidamente peligroso, muy peligroso, incluso para él.

La voz de La Muerte sonaba como eso... muerte. Hablaba en un susurro que te pondría la piel de gallina con tan solo oírla. Algo roncha y grabe, literalmente sonaba a muerte.

—Estaba...

—Me vale una mierda que estabas haciendo ¿te pregunté? Claro que no... joder... mejor a lo que vinimos...

—Dígame usted.

—Necesito que alárguenos un poco más la situación. —Se acomodó en el asiento entrelazando los dedos de ambas manos sobre sus piernas.

—¿Se refiere al cambio?

—Sí.

—Verá, creo que no hay nadie mejor que usted para saber que los contratos son una cuestión muy seria aquí abajo. Y eh aplazado la situación mucho tiempo...

La Muerte más que una túnica negra, era más que eso. Empezando porque no usaba una túnica negra... era como... un ángel se podría decir. Sí, tenía alas, pero estaban quemadas y desgastadas. Era alta y delgada y sus ojos eran dos esferas totalmente negras, sus manos eran largas, y huesudas, y al final en vez de tener pies se desvanecía, como si estuviera levitando... era visualmente incómoda de ver.

—¿Que te tengo que pagar que lo alargues más?—Intentó negociar.

—¿Acaso le da miedo morir?

—No. No me asustas ni un poco, pero...

—¿Se enamoró señor?—Interrumpió. 

Joshua suspiró.

—Necesito que me digas que tengo que pagarte para alargar más esto. Él no me va a matar, y básicamente tú no puedes llevarme. —Evadió la pregunta.

—Verá, el único pago que le quedaría pendiente después de todo, es que... bueno lo haga usted mismo.

—¿Q-qué?

—Señor, yo ya hice mucho con todo su capricho. Y él lo notó, ¿acaso no se a visto? Está en los huesos, y tán pálido que podría parecer un fantasma.

Dun se volteó a ver su reflejo en el metal de su trono, claro... estaba muerto en vida. La Muerte los escurrió sacándole la última gota de vida, ahora solo faltaba que su corazón dejara de palpitar para darlo por muerto.

—¿Cuanto tiempo me das?

—Si no lo hace él, usted tiene el tiempo contado...

—Es que... no puedo seguir tratándolo así. Joder...

—Ya hablamos de eso ¿no?

—Sí. Y no quiero recurrir a esa opción.

Joshua había hablado con La Muerte hace un par de semanas. Cuando empezaron sus cambios de humor con Tyler, ese día había hablado con ella.

𝐐 𝐔 𝐄 𝐑 𝐔 𝐁 Í 𝐍 // [tysh/joshler]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora