8<¦

455 52 18
                                        

El momento con el grupo más importante feminismo del mundo acabó rápido, yéndome a mi nuevo hogar, a pie además.

Aunque aproveché para comprar una línea telefónica de ese país y activarla, además de investigar sobre los bancos, y sólo necesitaba una carta de trabajo, cosa que pediría el día próximo.

Antes de dormir siquiera llegar recibí dos llamadas, una de Lily, siendo esta que si podía visitarme, a la cual le dije que no estaba tan lejos de la compañía, yendo donde estaba.

Y Jihyo, comprobando que era mi número, y yo teniendo el de ella ahora.

Pasados diez minutos, Lily llegó donde acordamos.

— ¡Hola! — Me saludó, poniéndose a mi ritmo. —Hola— Respondí cordialmente.

—Estuviste sorprendente hoy— Me indicó, sonreí. —Mientras Ryujin venía cada verano a estudiar coreano y baile, yo estaba estudiando ópera— Expliqué, dejándola sorprendida. —Eso explica mucho entonces— Indicó.

Vi una pizzeria a medio camino. — ¿Quieres pizza? — Pregunté, ya que yo si quería. Asintió emocionada.

— ¿No te las dejan comer? — Pregunté un tanto curiosa. Negó. —Nos pesan incluso— Alcé una ceja. —Ya eso es demasiado— Respondí indignada por aquello.

—Aunque tu estas muy bien así… — Sentí como se quedó parada, además de desvestirme con la mirada. — ¡No me mires así! — Exclamé, sintiéndome rara.

—Solo lo dices porque soy yo— Me miró mal. —Si fuera Tzuyu le agradecerías incluso… — Dijo, tocando una fibra.

Y aunque quizá eso era verdad, no le había quitado el ojo de encima, sutilmente siempre, ella no me miraba a mi.

—O te quedas en silencio o no comes pizza— Regañé, haciéndome todo el tiempo debido a aquello.

Una vez ordené ambas, nos sentamos. —Quizá sea buena un cambio de imagen— Opinó, a lo que vi mi cabello, pensando que estaba bien así.

—Quizá el fleco te quedaría bien— Se acercó a tocarme el cabello. —Es muy sedoso además— Luego de hacer eso volvió a su posición normal.

Saqué mi celular, descargando la aplicación de mensajeria popular de ese país, y cuando apenas estaba ingresando el nuevo número, sentí como alguien tocó mi hombro.

Volteé a ver, siendo dos chicos. Empezaron a decir algo, pero no les entendí, volteé a ver ahora a Lily para una pequeña traducción, a lo que ella rió. —Te están pidiendo tu número— Procedió a decir una vez se puso más seria.

Indiqué que necesitaba algo para escribir, a lo que ellos se volvieron locos buscando algo para escribir.

— ¿Piensas darles un número falso? — Preguntó, a lo que no entendí. — ¿Por qué no sólo se los das y ya? — Preguntó más claramente.

—Es un número nuevo, tengo que comprobarlo, además que no se como decirlo— Me expliqué.

Finalmente volvieron, a lo que empecé a leer detalladamente y escribir.

Una vez comprobé que era ese número, les di aquello, yéndose felices.

—Ten un poco de cuidado— Me dijo Lily más seria que de costumbre. — ¿Había algo malo con ellos? — Una vez más, no entendía. —El fetiche de muchos aquí son las extranjeras— Indicó.

Me empecé a mirar, pero no me sentía tan atractiva como para eso.

— ¿Tengo que tocar cada parte de ti que le gusta a todo el mundo? — Me dijo con sarcasmo. Negué.

En ese momento llegaron las pizzas por fin.

Ambas terminamos yendo a mi departamento, aunque Lily no podía quedarse, a duras penas tenía todo allí, más no armado, estaba durmiendo en el sofá ya que el colchón ni siquiera lo habían llevado el día que era.

Al irse ella, me recosté, viendo mi celular, me habían llegado un par de mensajes nuevos.

Uno era de Jihyo, otros dos de números desconocidos.

Eran los chicos por lo visto, puse toda mi atención en el de Jihyo.

Era un sticker tierno, seguido de otro texto pero en inglés, traducido por lo que noté.

—Le di tu número a todas, espero que no te moleste— Empecé a pensar sobre eso.

¡¿Eso significaba que Tzuyu tenía mi número?!

Volví a la realidad, porqué me importaba tanto eso siquiera.

Recordé otro asunto, el sobre, abriéndole y viendo dinero, mucho dinero, casi diez mil otra vez.

No sabía si todo eso era por cortesía para comprar mis cosas, o si era la paga normal.

De ser eso lo normal iba a ir a todas las compañías grandes a vender mis canciones también.

Al día siguiente, no tarde mucho en que alguien me llevase con el jefe nuevamente, Jinyoung según leí en su escritorio.

—Según me contaron, tuviste un altercado con la profesora de canto— Me miró con una cara comprensiva hasta cierto punto. —Explicó muy mal una cosa, la corregí, luego me indicó hacer eso mismo, lo hice y me sacó del salon— Respondí, haciendo cara de entender él.

—Entonces, ¿Sabes cantar? — Terminó preguntando.

Prisma - Tzuyu & Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora