40<{}>

99 13 3
                                    


— ¿Estás segura de no querer simplemente presentar un cover? — Preguntó el encargado de recibir mi archivo de audio. —No soy una productora por nada— Dije, haciéndolo sonar como si fuera nada, con unas ojeras casi tan grandes como mi cara.

Me miró algo raro, comprobando la calidad y si era apto, dándome un pase rápidamente, y así es como tenía que presentarme en día y medio, con una canción desconocida hasta para mí, sin idea de coreografías y con una presión absurda.

Además, estaba completamente sola, tenía que valerme con mi pseudo entrenamiento de idol.

Tenía que pensar en algo rápido, que me dejara cantar estable, fuera marcado y a la vez suave, recordando que probablemente me estaban grabando para más inri.

Pero por suerte mezclar pereza con trabajo era algo que se me daba bien, a la par que aquello movimientos suaves y marcados, era mi técnica predilecta.

La falta de personas me iba a pasar factura, pero a la vez podría convertir una coreografía en un baile contemporáneo.

Poco a poco, repitiendo vez tras vez, logrando marcar algún que otro movimiento, creando una rutina más que coreografía.

Había decido que como mi canción era original, no estaba haciendo algo preestablecido, podría darme el lujo de improvisar puentes entre las partes fuertes y más marcadas, dejándome practicar más lo bueno y dejando lo regular al aire.

Aquel día terminó con probablemente ocho horas como mínimo de práctica, no las había contado por el estrés, siendo el día siguiente de buscar vestuario.

Siguiendo con mi forma de desestresarme, tomé lo primero que tenía y eso era el vestuario, tampoco es como que descuadrara, un suéter gris algo roto y una falda azul.

Luego de practicar otro poco, finalmente todas volvimos al gran salón, revelándose que las diez mejores podrían elegir sus compañeras, importando mucho la puntuación de la presentación, para luego ir empezando, habiendo desniveles claros y fuertes, no sabiendo donde entraría yo, ya que cada vez más brechas eran más hacia arriba y otras hacia abajo.

Luciendose Hikaru como ninguna otra japonesa, igual Dayeon entre las coreanas, cosa que era un total logro.

Pese a que no nos dijeron el orden, parecía como que cada vez iba a ser mi turno, y como cada vez solo quedaban menos, solo era cuestión de tiempo.

Aunque fueron lo suficientemente benevolentes para dejarme de última.

Habiendo pasado olímpicamente del drama que se había suscitado hacia un rato entre dos participantes, saliendo de mi órbita al ser llamada, casi corriendo para prepárame.

Una vez me había puesto el micrófono y los monitores, me puse en posición, tomando aire y viendo los reflectores gigantes hacia mi.

Prisma - Tzuyu & Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora