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— ¿Que el quiere qué cosa? — Preguntó una confundida Ryujin desde el otro lado del teléfono.

—Dijo que sólo tenía que estudiar mucho coreano y bailar mucho, en lo demás estoy bien— Seguí. —No entiendo realmente nada— Respondió. —Imagínate mi persona— Respondí yo.

—De momento solo haz todo lo que te digan— Ordenó, cosa que iba a seguir.

—Recién tenga libre iré a verte, si no te mueres primero— Miré el celular. — ¿Morir? — Pregunté. —Se que juegas voleibol seguido, por eso amo tanto tu figura, pero eso no se podría comparar a si de verdad te entrenan como a nosotras— Terminó de explicar.

—No creo que sea tan difícil… — Le resté importancia. A lo que recordé, no podía comer pizza. —Ya no quiero esto, no puedo comer lo que yo quiera— Escuché como empezó a reírse sin parar.

— ¡No es gracioso! — Exclamé de mi lado. —Mira el lado bueno, quizá no sea tan malo— Dijo al terminar de reír, pero no había nada bueno.

—Como moverte en general, lo necesitarás mucho en la vida— Agregó, más o menos entendiendo por o donde iba. —Si no me he enamorado aún creo que ya no podré— Aclaré.

—No hace falta amor para usar el cuerpo, tonta— Ignoró aquel trágico hecho y manchó la conversación. —A menos que sea Tzuyu este cuerpo será puro hasta el día de mi muerte— Aclaré en juego.

—Cierto, ahora que todas ellas tienen tu número, revisa en la aplicación, puedes ver quién te tiene agregada, así puedes hablarle, aunque necesitarás mucho coreano, y quizá paciencia también— Explicó, cosa que no sabía.

— ¿Estás apoyando que salga con Tzuyu entonces? — Pregunté sorprendida. —Soy realista, conociéndola, aún de lejos, seria imposible, si habláramos de yo que se, Yuna, si me iría contra ti en cada momento— Aclaró oscureciendo mis esperanzas.

—Te digo que le hables para que sean amigas, quizá solo es una conexión de amistad, no lo sabemos— Empezó a ser realista, y esa era quizá la realidad.

Cerrada esa conversación, y pasadas quizá dos semanas, mucho trabajo no es que tuviera, pero podía y me sobraba con lo que me habían pagado ya, además de intensificar mis clases de coreano al doble y agregando las de baile, llegando casi en la madrugada y saliendo a altas horas de la noche.

No sabía lo mucho que podía exigirse al cuerpo hasta que empecé con aquello.

El lado bueno, podía mantener una conversación básica, y ahora podía bailar, así, sin más, ni bien ni mal, bailaba.

De un momento a otro, mi agenda cambió, tenía los fines de semana enteros libres al menos, pero tenía ahora el viernes ocupado para producir con Twice, así que tenía todo el fin de semana y un día de más.

Yo llegué primero al estudio, poniendo todo en orden y empezando con las cosas básicas.

De un momento a otro se me ocurrió grabar algo con violines, en general, muchos, aunque era solo yo.

Poco a poco grabé todos, llegando ellas al acabar, y ahora si eramos solo nosotras, me tomaron confianza rápido los de la administración.

—Hemos sabido que estas tomando clases— Puso su mano en mi hombro la líder. —Han sido semanas duras— Le respondí como pude con mi coreano básico.

Todas empezaron a reír una vez más conmigo, o de mi, ya no lo sabía bien.

—Te pareces a Tzuyu— Dijo Nayeon poniéndose de mi otro lado de la vista. Miré a Tzuyu, quien estaba riéndose aún.

—Pareces una niña pequeña, ¿qué edad tienes? — Luego de reír Preguntó Nayeon. —Tengo dieciocho— Respondí siendo no tan difícil.

Todas se miraron entre sí. Me dieron la vuelta en la silla, viendo a todas ahora. Jeongyeon dijo algo que sólo entendí anterior productor, mitad y edad, así que podía intuir.

Sentí como dos personas se miraban desde detrás, pero cuando intenté ver, era demasiado tarde, tenía unas coletas.

Aunque sabía si les parecía tierna, linda, o ridícula, solo podía observar como las nueve a la ves me tomaron fotos con sus respectivos celulares.

No es que me molestase tenerlas puestas, así que me las dejé todo el día.

Una vez las cosas se pusieron serias, o al menos eso intenté, ya que no dejaban de reírse cuando decía algo serio por las coletas, les mostré en lo que había estado trabajado y parte de otra canción que tenía guardada y no completada.

Todas se quedaron quedaron estupefactas cuando escucharon la base entera.

Tal parecía que recordaron mis habilidades.

Cada una entró y fuí distribuyendo con respecto a sus voces.

Les era más fácil ya que todo lo hacía yo primero y ellas lo calcavan a la perfección.

En menos de dos horas ya teníamos todo listo, empezando con los temas más complicados y menos divertidos.

Escuché como todas estaban hablando a mis espaldas, a lo que le quité importancia, además de que no entendía ni aunque les prestara atención.

A la larga sus voces eran ruido blanco entre la música.

Media hora pasó, luego otra media, una entera, y en otras dos horas ya tenía todo listo para estar en el álbum, me levanté, llevándome la sorpresa de que todas seguían aún allí.

Unas casi durmiendo, otras expectantes a lo que estaba haciendo.


Prisma - Tzuyu & Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora