4<|

454 46 3
                                    

Tomé su mano, aunque estaba algo de más. Incluso me sonaba mucho su nombre. —Me suenas— La señalé. —Ryujin me contó que conoció a una australiana que tenía muy buena voz… — Dije, en duda, queriendo que ella lo confirmara.

Ella se sorprendió de gran manera. Además de alegrarse. —Ella me contó que su mejor amiga es muy linda, hace música y escribe canciones— Me señaló a mi. — ¿Linda? — Pregunté, ya que quizá ella no sabía su orientación.

Asintió con una sonrisa. Aunque no estaba entendiendo tanto yo, siendo mala para contextos, aunque con algo muy segura eso sí, estaba sonrojada.

Al menos, no llevaba más de un día en Corea y ya tenía otra amiga más, no había perdido el viaje como pensé que haría.

Sintió como su celular sonaba, viéndolo, y contestando seguido.

Empecé a escucharla hablar en un coreano muy fluido, quizá a la par de un nativo.

No entendí mucho más que afirmaciones y negaciones, además de una mirada rápida a mi persona.

Una vez colgó, se levantó. —Ryujin dice que entremos, no sabía dónde estábamos— Me levanté también, ella tomó mi mano desde el antebrazo llevándome dentro, guiándome y corriendo aunque no tan rápido.

Una vez más, estabamos allí, aunque había menos gente. —Iba a presentarlas— Me dijo Ryujin, aunque en español, tal parecía que era o coreano, o español, no inglés de medio.

Miró a Lily. — ¿No le dijiste nada de lo que me gusta? — Preguntó preocupada incluso, negué, confirmando mi sospecha.

E incluso entendía aquello.

Le habló a Lily en coreano, saliendome yo de orbita, mirando alrededor, volviendo a ver a las chicas de Twice, hablando con quienes eran las nuevas compañeras de Ryujin.

—Creo que ya se conocieron más o menos— Me devolvió a la realidad. Haciendo que la viera. —Es la chica australiana, y yo soy la productora— Me le acerqué un poco. —Y linda además— Intenté hacerlo lo más provocativo posible, siendo algo obviamente tonto.

—Hola— Escuchamos a nuestras espaldas, siendo muchas voces a la ves. Volteamos a ver, siendo ahora ese grupo, a menos de un metro, y yo tenía mis abrazos enrollados en el cuello de Ryujin, cosa que deshice instantáneamente.

Ambas chicas que tenía a mi lado hicieron una pequeña reverencia, a lo que yo note eso, lo repetí, haciendo reír a todas.

Me quedé aún más nerviosa por eso, ¿lo había hecho mal?

Le susurré discretamente a Ryujin el porqué de esa risa, a lo que ella le preguntó a una en específico.

Parecía ser la más madura del grupo, aunque no la más alta.

—Dice que se rieron porque no era necesario porque no eres asiática, pero les pareció tierno tu intento— Me aclaró, soltando una de las bolsas de arena mental que me había amarrado.

Empezaron a hablar en coreano, así que solo hacía la que entendía pero mi cabeza se movía de un lado a otro como si una pelota de tenis en un partidos fuese.

Todas allí eran amigas de alguna u otra forma, la nueva y excluida era yo.

O eso pensaba, ya que Ryujin me presentó tomándome de ambos brazos y poniéndome enfrente de ella.

Todas me saludaron con mi nombre, entendiendo aquello.

Y así fué como sentirme nadie, a sentirme una diosa. Pese a no conocerlas de nada, en su aura se sentía superioridad.

Sin más, la noche terminó, yendo a dormir nosotras tres en el dormitorio.

Aunque con una noticia agridulce, Ryujin se mudaría con su grupo en un par de días, aunque dejándome claro que estaría con Lily como mi protectora.

El día siguiente llegó, yéndose una, luego la otra, dejándome sola y algo aburrida.

Además de en un país donde no conocía nada ni nadie, y sería raro hablar en inglés por lo que veía.

Empecé a vagar por las instalaciones de la compañía, notando como habían clases por doquier, parecía una escuela.

Tomé un elevador, viendo como ahora era un piso entero de oficinas.

Directamente no indagué, subí otro piso, encontrando un área creativa por lo que podía ver.

Empecé a caminar por allí, notando como había un estudio profesional en todas las letras de la palabra.

En vista de no haber nadie, me metí, estando la computadora en modo de reposo, así que solo tenía que abrir una ventana nueva y probar cosas, ya que no tenía esa oportunidad todos los días.

Inmediatamente empecé a tocar aleatoriamente en el piano, cosa que poco a poco empecé a entrar en un rango más y más pequeño y siendo más melódico.

Di al botón de grabar, teniendo una secuencia buena.

Luego coloqué percusiones que me parecieron buenas, las programé en los botones de la mezcladora, haciendo unos ritmos acordes a aquello.

Luego busqué algún bajo potente de entre la galería que tenían allí, juegué con la perilla, colocándole a la perfección en todo, luego vi una guitarra muy bien puesta, aprovechando la situación.

Hice lo mismo que con el piano pero sabiendo bien en donde empezar debido a la tónica.

Una vez tenía el minuto y medio crudo, el cual duplicaría luego, me metí a la cabina insonorizada y acustizada.

Dejé el audio grabando debido a mi posición y entré, jugando con mi voz, además de calentando.

Si algo no era mi fuerte, era la improvisación, pero entre controlar donde iba todo, y tararear, más o menos tenía todo perfecto.

Hasta que me di cuenta que había alguien del otro lado ahora.

Me quedé estática. —Disculpa— Habló a través del micrófono. —Pero, ¿quién eres? — Preguntó sin entender. Aunque por suerte, lo dijo en coreano y luego en inglés.




















Me da una libertad tan grande que el personaje sea mujer, es hasta sencillo escribir.

Y la "canción que pensé" podría decirse que sería Kazino de BiBi.

Prisma - Tzuyu & Tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora