Capítulo 17: Estar mientras lo permita

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—¿Cómo está?

—Muy mal, Flor. No quiere comer de mis guisos.

Puse mala cara, compadeciéndome de su sufrimiento y el de sus sabrosos guisos. Eso es un gran insulto.

—Es normal que no quiera, abuela. Me ha costado ir a los ensayos, pero no tengo alternativa. No me puedo dar el lujo de faltar así me angustie la idea de que esté solo y solo piense en ir a abrazarlo.

Mi abuela en sus eternos overoles y cargando un ramo de sus flores mas bonitas, caminaba conmigo rumbo a la caja de zapatos donde vive Henrie. Él lleva el término minimalista a otro nivel. Lo fue a ver ayer y me está contando cómo la recibió, con cariño pero mucha agonía. Es reciente la muerte de Sergio y sabemos que el luto no se pasa de la noche a la mañana.

—Estás muy preocupada —comenta en aire casual. Pero mi abue no es casual; es directa, como los dardos si hay buena puntería.

—¿Cómo no estarlo?

—Tienes suficiente en tu maceta.

—No me molesta añadirlo a él.

—Eso a mí sí me preocupa.

—Yo no debo preocuparte mas de lo que debe hacerlo Henrie. Abuela —añadí sentida—, está solo. Ofelia se sigue recuperando, no tiene un familiar que le abrace y ayude a consolarlo. ¡Perdió a su papá! No puedo imaginar cómo se siente, pero voy a estar con él mientras me lo permita, ¿está bien?

El Encanto de saber VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora