Mi tía Melodía es de mis favoritas. Es por eso que mi mamá sabía que al mencionarla y sus deseos de verme pensaría dos veces antes de rechazar una invitación suya que incluyera verla, pasar tiempo juntos que disfruto mucho. Lamentaba llegar tarde pero entre la insistencia de una y el peso de mi consciencia por faltar, es suficiente. No importa qué tan insistente fuese conmigo.
Chris me escuchó explicar tal situación con una sonrisa crea lío, porque para mí es un lío estar en un mismo espacio con ella sabiendo lo que somos, que existe restricciones de ningún tipo y que puedo besarla todo lo que quiera.
No era mi intención convencerla de ir conmigo. La verdad, me encantaría que estemos solos y la noté cansada recién la vi de cerca, pero ella preguntó con cierta ilusión, sin borrar su sonrisa:
—¿Y por qué no vamos?
La observé entre escéptico, confundido y encantando.
—¿Lo dices en serio?
—Bueno, suenas como un buen sobrino, te gusta pasar tiempo en familia y ese día resultó ser hoy. ¿Crees que le importe que yo esté allí?
Resoplé una risa.
—El problema no es tía Melodía, Chris.
—Ah, ¿entonces?
Mi problema era que quería tiempo a solas. Mi otro problema era que ahora, por su culpa, también me imaginaba presentándosela a mis tíos recalcitrantes solo para ver sus rostros en lo que les estableciera a lo que Christina se dedica. Si para mí es impresionante, no dudo que lo será para el resto. Además de su título, de lo constante que es en lo que emprende y, por si fuera poco, es hermosa en una definición que sobrepasa lo físico.
Presumir es una buena idea. Claro, si a Chris le sonaba igual de buena.
Tampoco debiera vanagloriarme de ello, pero no quería evitarlo del todo.
—Voy a tratar de entender: ¿tú quieres conocer a mi familia el día en que acabas de llegar de una larga gira?
Encogió sus hombros y su mueca era aceptable, hasta divertida.
—¿Tú quieres que la conozca?
Rugí un:
—Sí.
—Guao..., eso fue rápido —dijo en medio de una risa tierna—. Si me das unos minutos para arreglarme, vamos.
Si ella está convencida no tengo razones para oponerme. Me fijé en dónde estamos y en donde no recibiera una multa cambié de dirección hacia mi casa, con la autorización de Christina. Es mejor que se cambie y tome una ducha incluso que el ir a un mall, incómodo, para tener privacidad.
No tengo certeza del recibimiento que tendremos, pero sí sé que tengo el respaldo de Mar y de mis padres, aunque no la conozcan. Siempre nos hemos apoyado y no creo que esta sea la excepción.
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El Encanto de saber Volar
RomantikChristina Blackmore. ¿Quién es ella? Pudo decidir ir al espacio, construir casas o escribir un libro. Para ella los límites no existían respecto a sus capacidades e hizo bien en usarlas a su antojo hasta volverse quien es hoy: una buena hija y leal...