Capítulo 4: Si tu quieres apostar por un hombre, ¡adelante!

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América va a transformar a todos en personas irritadas.

—¡Que te quedes quieta! —le ordena Winnie mientras intenta hacerle el peinado. ¿Quién le mandó a ser la mas ágil y la única en estudiar en la escuela de belleza?

—No me jales. —Toquetea su cabello y eso enfurece a Winnifer, que aparta de un manotazo sus manos.

—Si en una hora sigues igual de despeinada, luego no te quiero llorando por ser la novia mas fea.

La futura novia emite un grito de protesta, indignación y sí, tristeza.

—No quiero ser la novia feaaaaa...

—Por Dios —murmura Francine a mi lado con una sonrisa burlona—. ¿Así se ve alguien que está a punto de casarse?

—Peor —responde Alica igual de divertida.

Al menos en estas últimas treinta y seis horas ella se ha visto y sentido mas tranquila. Estamos peinadas, maquilladas y vestidas hace un buen rato, por lo que Winnifer no se cree una palabra de que América no va a moverse por mucho que lo prometa, pero la sigue peinando con todo y sus movimientos bruscos, que no pueda hablar sin gesticular y que chille a cada mensaje que le manda su Ani. Le llegaron unas flores preciosas de su parte con una tarjeta que le sacó lágrimas, y un par a Francine. Fue un detalle lindo y entiendo su emoción.

América es una muchacha de silueta curvilínea, caderas prominentes y poco pecho. Su piel tostada todo el año no tiene nada que envidiarle a los que lo consiguen de manera artificial. Dejó crecer su ondulado y negro cabello para esta ocasión. Además, sus pestañas enmarcan y acentúan el color marrón tras ellas. Su rostro tiene forma ovalada pero la nariz te confunde el ser espigada.

El hotel en que se haría la recepción es además donde nos estamos arreglando el cortejo y los novios. Nosotras en esta habitación y Anibal con sus padrinos en otra. La iglesia queda a pocos kilómetros y como dicta la invitación tenemos tiempo límite para llegar.

—Chris —mencionó Ame, cuando Winnie le estaba rociando un spray a su perfecto peinado.

—Mande.

—Will me pidió que hiciera una invitación especial a varios de sus futuros socios a mi boda. Me pareció extraño pero tomando en cuenta que van mas de cuatrocientas personas no dudé en dárselas.

—Oh, que alma caritativa —dijo Alica en tono burlonamente agradecido.

—¿Verdad que sí? —se jacta Ame como si nada—. Así que es probable que te los presente; en realidad, a todas mis madrinas. Podría decirse que son sus citas.

Hubo un silencio que no tardó en romperse.

—¡¿Cómo?! —gritó Alica.

Mi espalda se irguió y no tuve consciencia de lo que decían las demás, pero puedo apostar un riñón a que están enfadadas y se lo hacen saber; Ame actúa sorprendida y es la representación de la inocencia.

—¿Y quién te proclamó nuestro cupido, doña celestina? —pregunta Alica colocándose detrás de Winnie y por ende de América, haciendo que se refleje su silueta en el espejo de la peinadora con los brazos en jarras y cara de disgusto.

—Nadie, pero se la pasan quejando de que no existe hombre para ustedes y...

Winnifer le da vuelta en la silla para enfrentarla a nosotras.

—¡«Se la pasan» suena a estadio de fútbol! La única que se queja es Alica y ahí la ves —apunta a la mencionada—, no se está muriendo.

—Bueno...

El Encanto de saber VolarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora