07 - Volpina I

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¿Era o no era el verdadero Hawk Moth?, se preguntaba Chat.

Se había escondido detrás de una chimenea en el edificio que tenía mejores vistas hacia los Campos de Marte. Delante de él, Hawk Moth esperaba en lo alto de la torre, y lo que parecían dos mariposas gigantes ―probablemente sentimonstruos― sostenían los cuerpos inconscientes y falsos de Adrien y Chat Noir, amenazando con dejarlos caer al vacío si Ladybug no aparecía pronto.

Sin embargo, Chat sabía perfectamente que aquel espectáculo era una mera ilusión. Lo que llevaba a la siguiente pregunta: ¿estaba Hawk Moth realmente allí, o estaba manejando los hilos desde la seguridad de su madriguera?

En realidad, a Chat le hacía una gracia tremenda que de todos los "rehenes" que hubiera podido tomar, lo hubiera escogido a él. Aunque tal vez esa diversión fuera su manera de enmascarar lo mucho que le sudaban las palmas de las manos debajo del traje.

Había intentado contactar con Ladybug y decirle que estaba sano y salvo y que el Chat Noir que colgaba de las garras del monstruo no era real, pero ella no respondía a sus llamadas.

Chat le estaba enviando el enésimo mensaje cuando de repente un rayo rojo cruzó a su lado. El chico apenas pudo seguirlo con la vista lo suficiente rápido como para reconocerla, pero en cuanto lo hizo, abrió los ojos preso del pánico.

Su lady se había lanzado directa hacia una trampa.

«¡Adrien, Adrien, Adrien!», era lo único que sonaba en la cabeza de Marinette mientras se precipitaba hacia la torre Eiffel como un cohete

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«¡Adrien, Adrien, Adrien!», era lo único que sonaba en la cabeza de Marinette mientras se precipitaba hacia la torre Eiffel como un cohete. Sabía que el Chat que colgaba de las garras del monstruo no era real, porque su compañero había estado a su lado hacía un momento, y también era consciente de que había una posibilidad de que Adrien fuese una ilusión, pero Marinette no iba a arriesgarse.

Jamás arriesgaría la vida de Adrien por una mera posibilidad.

Justo por eso no se lo pensó dos veces cuando enganchó su yoyó a una de las vigas de metal de la torre Eiffel y lo usó para lanzarse como una bala hacia el monstruo de grandes alas que tenía preso a Adrien. Usó un brazo para colgarse de la cuerda de su arma y estiró el otro para rescatar a su amigo. Sin embargo, cuando llegó a él, su mano atravesó humo.

Incapaz de frenar, Ladybug se metió de lleno dentro de la ilusión, como si fuera una nube violeta. Durante un momento fue cegada por la especie de polvo flotante del que estaba hecha, y cuando por fin salió por el otro lado, descubrió con pavor que había alguien esperándola.

Volpina echó su flauta hacia atrás como un bate de béisbol, y antes de que Ladybug pudiera esquivarla, le propinó tal golpe en el estómago que le cortó la respiración.

El impacto fue doloroso, brutal. Ladybug fue lanzada hacia atrás y se estampó de espaldas contra uno de los soportes de la torre Eiffel. Se deslizó hasta el suelo, la cabeza le daba vueltas por el susto y el dolor, que le impidieron reaccionar con rapidez.

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