13 - Sentimientos reprimidos

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Adrien volvió a la mansión Agreste con una sonrisa que no fue capaz de reprimir.

Chat y Marinette se habían pasado horas jugando a videojuegos ―más de las que ninguno de los dos esperaba pasar―, hasta que el sueño y la obligación de ir a la escuela al día siguiente se habían convertido en una realidad inevitable.

Sin embargo, para sorpresa de Chat Noir, todo había sido tan... natural.

Como si se conociesen de toda la vida.

Como si hubiesen hecho aquello mil veces.

Adrien había descubierto, con gran satisfacción, que Marinette se sentía sorprendentemente cómoda junto a Chat Noir. Era cierto que la había rescatado más veces que a cualquier otro civil, y también era cierto que Chat y ella eran compañeros de clase ―incluso amigos, podría decirse―, solo que Marinette no lo sabía.

Y puede que fuese precisamente porque Marinette no sabía que Chat era Adrien que se había comportado de forma tan desinhibida. Pese a su aparente inocencia, Marinette había resultado ser más competitiva de lo que Adrien recordaba. No había mostrado piedad al aplastar el robot virtual de Chat, y al celebrar sus victorias tampoco se había molestado en mantener de una pieza el orgullo de su oponente.

Para Chat, la derrota nunca había resultado tan dulce.

Sin embargo, al mismo tiempo, se preguntó... ¿por qué acababa de descubrir esa faceta de Marinette? ¿Por qué era tan nueva para él, si Adrien y ella ya habían pasado por tantas cosas juntos?

No es que le diese igual, pero decidió no inmiscuirse donde no le llamaban.

Al fin y al cabo, no se lo había pasado tan bien en mucho tiempo y era gracias a ella. No quería estropear el recuerdo.

¿Lo mejor? Que Marinette había terminado la velada con un «Hasta mañana». Había enrojecido como un tomate después de decirlo, como si se le hubiese escapado por error, y luego se había puesto a farfullar que entendía que Chat fuese un héroe ocupado, que ella era una mera civil así que probablemente no volverían a verse y que lo que quería decir era que lo animaría desde la distancia la próxima vez que se enfrentase a un akuma.

A Chat, sin embargo, se le habían iluminado los ojos al escuchar ese «Hasta mañana». ¿Significaba eso que Marinette esperaba que Chat regresase para la revancha? Si tenía tiempo libre, lo haría sin dudarlo.

De hecho, Chat se "olvidó" el videojuego Ultimate Mecha I en casa de Marinette a propósito.

Y luego decían que Rena Rouge era la única capaz de ser astuta como un zorro...

En ese momento, de vuelta a su propia habitación, Adrien no podía contener las ganas de volver a ver a Marinette en clase.

Mientras Adrien pensaba todo esto, Plagg observaba detenidamente cómo su portador se duchaba y luego se ponía el pijama con una sonrisa bobalicona en la cara. Incluso se puso a tararear, más feliz que una perdiz.

El kwami se preguntó si su buen humor se debía a su (larguísimo) encuentro con Marinette o al Orbe, que en aquel momento descansaba sobre el escritorio como si se tratase de un pisapapeles. Pero era mucho más que un pisapapeles, solo que Plagg no podía explicárselo a Adrien.

Plagg no había sentido ninguna transferencia de emociones negativas en casa de Marinette, así que supuso que la alegría de Adrien se debía a su tiempo con ella. Ladybug tenía ese efecto en él, con o sin antifaz...

Cosas de humanos...

Cosas de humanos

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