27 - Markov III

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¡Ojo! Esta es una doble publicación. Ahora mismo he publicado 26 -Markov II y 27 - Markov III. Y el lunes publiqué 25 - Markov I. Así que aseguraros de leerlos en orden.

Entonces Marinette dio un paso adelante

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Entonces Marinette dio un paso adelante.

―Yo también creo a Chloe ―soltó, y si la determinación de Adrien había dejado a sus compañeros patidifusos porque no era la clase de chico que se involucraba en esos embrollos, la intervención de Marinette defendiendo a Chloe los hizo plantearse si no habrían cruzado por un agujero de gusano hasta una dimensión paralela.

―Lila, la única razón por la que no he sacado tus mentiras a la luz hasta ahora ha sido para evitar que te akumatizaran ―continuó Marinette―. Pero ahora que estás trabajando con Hawk Moth, ya no hay razón para callarme. ―La acusación («trabajando con Hawk Moth») quedó flotando en la clase, dejando a su paso olor a sangre.

»Eres una mentirosa. Nunca has salido del país. Nunca has conocido a ningún actor de Hollywood y ni siquiera eres rica. Lo único que haces es inventarte historias para quedar bien porque eres adicta a ser el centro atención y porque no sabes cómo hacer amigos siendo sincera.»

Oh, Dios, ¡por fin!

Fue como quitarse una montaña de encima. Marinette llevaba años aguantándose, años de contención y de apretar los dientes mientras Lila se salía con la suya. Ahora las cartas estaban por fin sobre la mesa, ¡y era tan satisfactorio!

Sintió tanta liberación que no ocultó un enorme suspiro de alivio, que vació sus pulmones.

Después de la ola inicial de felicidad, sin embargo, llegó el remordimiento. O mejor dicho, la preocupación de haberse ido de la lengua, porque el odio en los ojos de Lila ardía con una intensidad que parecía quemar su alma.

Pero Marinette no vaciló. Se mantuvo firme, desafiante, ante el odio de Lila, que parecía a punto de saltar encima de ella y llegar a las manos. Estaban en medio de una especie de duelo de miradas cuando Marinette sintió unos dedos deslizarse discretamente entre los suyos, a modo de silenciosa aprobación, hasta entrelazarlos.

Marinette se estremeció pero no apartó la mirada de Lila, no tuvo que hacerlo. Solo había una persona a su izquierda que podía ser el dueño de esa mano: Adrien.

―Se ha acabado, Lila ―dijo Adrien, un poco más conciliador que antes, el tono más suave. Le dio un apretón a la mano de Marinette, aunque no se dio cuenta de cómo ella se estremecía por el contacto.

―Eso ―lo secundó Nino, asintiendo fervientemente pese a que estaba más perdido que un pulpo en un garaje. ¿Marinette del lado de Chloe? ¡El mundo se había vuelto del revés! Pero, oye, si sus tres mejores amigos estaban tan seguros de que Lila era una mentirosa, pues él también.

No era el único que se sentía completamente perdido. La clase se había quedado muda. Lo que al principio había parecido una de las típicas jugarretas de Chloe se había vuelto un ataque directo contra Lila, y nadie sabía que pensar.

Última jugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora