24 - Nuevos (viejos) héroes

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―¿Quieres que qué? ―preguntó Alya, sus ojos abiertos como platos y sus manos aferrándose al borde de su cama como si fuera a despertarse en cualquier momento.

Marinette, sentada a su lado, tomó aire y repitió:

―Quiero que vuelvas a convertirte en portadora permanente.

Alya no contestó. En cambio, se quedó mirándola como si no pudiese creer que Marinette de verdad le estuviese dando una segunda oportunidad.

―Sabes que no tienes que darme un miraculous para seguir siendo mi mejor amiga, ¿verdad?

Marinette le dedicó una sonrisa afectuosa aunque poco enérgica. Seguía cansada después de lo ocurrido con Chat Noir ―según Tikki, se debía a haber invocado la Burbuja por primera vez―, pero no podía seguir posponiendo esa conversación por más tiempo.

Además, por el momento, la cosa había ido bastante bien. Marinette se había esperado cierta resistencia por parte de su mejor amiga cuando tuvo que soltarle la charla sobre responsabilidad y los deberes de ser una heroína, pero Alya había escuchado con suma atención e incluso había asentido de vez en cuando para darle a entender que estaba registrando cada una de sus palabras.

Así que Marinette no se lo pensó dos veces al decir:

―No estoy te estoy devolviendo el miraculous como Marinette, Alya, sino como Ladybug. Me has demostrado una y mil veces lo mucho que te mereces a Trixx, y no voy a pasar por alto todo lo que aportas el equipo por un pequeño error.

En realidad, "pequeño" era un eufemismo; Nino podría haberle confiado la identidad de Rena a Adrien y eso hubiera sido un desastre. Pero Marinette decidió no meter el dedo en la llaga.

Sin embargo, Alya se removió incómoda.

―¿Significa eso que deberé mantenerlo en secreto de Nino?

―No ―contesto Marinette, aunque le costó un mundo pronunciar ese "no", porque iba en contra de lo que le decían sus instintos.

De nuevo, Alya abrió tanto los ojos que parecieron que se le iban a salir de las órbitas.

―¡¿De verdad?! ―se emocionó.

―Confió en tu criterio para decidir qué debes contarle y qué no. Al fin y al cabo, no es un civil del montón... también es Carapace, y mi amigo. Así que espero que...

Antes de que Marinette pudiese acabar, Alya se echó encima de ella y la envolvió en un abrazo de oso, más feliz que una perdiz.

―Dios mío, Marinette, ¡gracias, gracias, gracias, gracias! ―exclamó.

En realidad las gracias no eran por el miraculous, sino por ser por fin capaz de ser sincera con Nino sin el peso de su conciencia quitándole el sueño.

Marinette se sintió un poco abrumada por tanta alegría, especialmente porque aún tenía dudas con respecto a confiar en Nino después de descubrir que había metido la pata y Chat había averiguado su identidad, pero acabó rodeándola con los brazos igualmente.

Se planteó advertirle a Alya que Nino debería aprender a ser un poco más cuidadoso... pero al final decidió no arruinar el momento.

―Vale, vale. Ya basta, ya basta ―dijo entre risas, y las dos amigas se separaron―. Me encantaría continuar con esta conversación, pero no eres la única a la que tengo que ver antes de que se ponga el sol.

Alya frunció el ceño.

―No irás a entregarle el miraculous de la abeja a Chloe, ¿verdad?

―¡No, por supuesto que no! ―saltó Marinette.

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