14 - Marichat/Monóculo

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Chat Noir cruzaba la noche camuflándose entre las sombras. Antes de Contraataque no se hubiera molestado en ocultarse de las miradas curiosas de los transeúntes, pero con Hawk Moth en posesión de todos los miraculous... el peligro acechaba en cada esquina.

Por supuesto, su destino era el balconcito de cierta compañera de clase. Llevaba todo el día esperando a que cayera la noche solo para verla. ¡Incluso Ladybug había notado que estaba distraído y le había llamado la atención!

Dado que no podían salir a patrullar como antes, ambos héroes habían quedado hacía unas horas en el taller del escultor para tratar de descubrir nuevos poderes. Chat ya había comenzado a llamarlo "su guarida", a veces incluso su "nidito de amor" para provocar a Ladybug cuando la veía decaída. Sin embargo, ella aún se negaba a llamar a la nave algo más que "el taller".

Con respecto a su lady... aquella tarde ella y Chat habían tenido una conversación muy rara. Al averiguar que Félix seguía en París, Chat había propuesto pedirle ayuda a su primo, Adrien Agreste, para encontrarlo.

«Si quiso darle el miraculous del perro, y antes el de la serpiente, significa que Ladybug confía en Adrien, ¿verdad?», pensó Chat. Para su sorpresa, la respuesta de su lady fue una negativa rotunda:

―No quiero involucrar a nadie más ―se justificó Ladybug, pero evadió los ojos de Chat mientras lo decía.

Chat había recibido ese mismo gesto tantas veces desde que su lady se había convertido en guardiana que supo que Ladybug le estaba ocultando algo. Así que, para sonsacárselo, insistió:

―Pensaba que habíamos decidido no guardar más secretos entre nosotros.

Ladybug pegó un respingo, sorprendida por la aspereza en su tono. Chat se dio cuenta de que había dejado escapar sin querer una pizca de la frustración que llevaba acumulando por las mentiras y los secretos, pero antes de que pudiera disculparse, ella habló:

―Tienes razón. Te lo prometí. ―Bajó la cabeza, avergonzada―. La verdad es que... ver la cara de Adrien Agreste me recuerda lo que hice, el error que cometí y que nos ha llevado a esta situación. No quiero encontrarme con él, Chat, no aún. No puedo soportar estar cerca de Adrien.

Cualquier mentira hubiera resultado menos dolorosa para Chat. Primero Marinette lo despreciaba, ¿y ahora Ladybug decía que no quería volver a verlo? No era el mejor momento para ser Adrien, en definitiva.

Durante un instante sintió la tentación de llevarse la mano al bolsillo del traje y hacer uso del Orbe, pero entonces recordó la advertencia de Plagg: «Usar magia que no entiendes puede ser peligroso». Así que, en vez de eso, tragó saliva y contestó:

―Si no quieres verlo, yo puedo hacer de intermediario.

Ladybug aceptó sin pensárselo dos veces. En retrospectiva, aquel había sido el mejor desenlace. De esa forma Chat no tenía que preocuparse por engañarla con complicadas artimañas para justificar que Chat y Adrien nunca estuvieran en la misma habitación.

En fin, volviendo al presente...

Pese al duro golpe que había sido enterarse de la opinión que tenía Ladybug de Adrien Agreste, Chat aún consideraba que había pasado una tarde entretenida junto a su lady. El humor de Ladybug parecía estar mejorando, ya no parecía estar consumida por la culpa. Recuperar el miraculous del zorro le había devuelto la sonrisa, por lo menos en parte. Incluso había vuelto a responder a los flirteos de Chat con contraataques de lo más astutos.

La tarde con su milady y la noche con su princesa... Chat sonrió ante este pensamiento. No había compañía mejor, pensaba, mientras saltaba de azotea en azotea, envuelto en las sombras de la noche.

Última jugadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora