3. De Mal en Peor

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– Bien supongo que es todo – Los despidió Enji en la puerta.

– Me hubiese gustado despedirme de Katsuki.

– No te preocupes, querido. Sabes que el mocoso es un niño mimado. De seguro te hará video-llamadas cuando se sienta solo.

– Eso espero...

– Descuiden, su hijo estará en buenas manos – Habló Rei – Fuyumi ha ido por él, no debe haber ido lejos. Le diremos que les llame en cuanto vuelva.

– Muchas gracias – Respondieron Masaru y Mitsuki al unísono.

– Que tengan buen viaje – Dijo Enji.

La pareja les dio una última mirada antes de irse hacia la limusina y no atrasarse más o perderían su vuelo. Enji y Rei les despidieron con la mano mientras que desde la ventana los veían sus 3 hijos varones.

– No sabía que el rancho también era hotel.

– Cálmate Touya. Sabes que al viejo no le gusta deber favores.

– Sí, eso explicaría al niñato que tendremos todo el verano.

– Seamos pacientes, debe de estar incómodo también. Es un niño de ciudad, apuesto a que no ha tenido contacto con una vaca en toda su vida.

– Pff, patético.

Shouto permanecía callado pero escuchando. Sus padres le comentaron que aquel muchachito rubio malhablado, iba a estar con ellos más de un mes.

No le gustaba. Nunca le ha gustado la gente nueva. Tardó mucho tiempo en acostumbrarse a Inasa, el ayudante que su padre había contratado.

¿Cómo iba a tolerar a un niño mimado con la boca llena de groserías? Ya tenía experiencia con ellos, y a veces llegaban a ser muy crueles.

– Está bien, Katsuki-kun, puedes ir al baño a lavarte.

La voz de su hermana mayor lo sacó de sus pensamientos al mismo tiempo que callaba la discusión de sus hermanos. Fuyumi entró seguida del rubio que tenía la ropa sucia.

– ¿Qué pasó? – Preguntó Natsuo. Fuyumi los miró con preocupación pero el chico seguía con el ceño fruncido y la mirada hacia abajo.

– Se metió sin querer en los corrales de ganado.

Como 2 hombres de rancho, Natsuo y Touya no pudieron evitar echarse a reír. Katsuki sintió que su cara ardía de vergüenza ante las burlas. ¿Qué iba a saber él que los toros le corretearían?

Shouto también se rio, pero disimuladamente. No emitió ningún sonido y se tapó la boca.

– ¡Cállense, bola de idiotas! – El grito de Katsuki detuvo las risas. No esperaban una contestación.

Los 3 hermanos hombres se vieron entre ellos antes de dirigir su atención de nuevo hacia el rubio. No se volvieron a reír, en su lugar mantuvieron los rostros serios y entrecerraron los ojos. Katsuki se sintió ligeramente intimidado, pero Fuyumi le tomó de la mano.

– Anda, estás muy sucio. Te llevaré al baño.

Katsuki no tenía ni una hora en ese rancho apestoso y ya lo odiaba. Ojala tuviese señal en el teléfono para hablarle a su papá y que lo saque de ahí cuanto antes.

– Esperemos que el baño principal sea lo suficientemente elegante para ese niñato – Escuchó el murmuro de uno de los hermanos. No supo de cuál.

– No los escuches, Katsuki-kun. Yo soy la única hermana, así que ya te imaginarás lo que vivo – Bromeó Fuyumi, intentando hacer a Katsuki hablar.

Amor de RanchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora