33. Todo lo Bueno tiene su Final

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Katsuki tenía todo listo en la sala de la casa. Sus 5 maletas enormes estaban abajo, además de sus otras maletas pequeñas donde tenía más cosas personales.

De no ser por lo triste que se encontraba, Katsuki se hubiera reído al ver como Touya y Natsuo peleaban con las maletas para llevarlas a la sala.

Con los trabajadores nuevos y siendo entrenados para entender cómo trabajar en el rancho, los hermanos tenían tiempo libre para aprovecharlo en lo que pudieran. Natsuo adelantando su tesis, Fuyumi haciendo sus planeaciones para su trabajo y Touya perdiendo el tiempo.

El único al que parecía que su carga de trabajo aumentó en vez de disminuir, fue al menor. Desde que Shouto llegó ayer decidió incorporarse con Enji y cómo interactuaba con los nuevos trabajadores.

Katsuki ciertamente estaba orgulloso del gran paso, debido a su pasado. Shouto estaba rompiendo el cascarón en el que llevaba escondido tantos años. Era obvio que tenía miedo, pero eso no le impedía avanzar y eso lo hacía valiente.

Así pues, después del altercado con Shinsou no volvió a ver a Shouto.

Estaba a minutos de irse, y seguía sin ver a Shouto. Eso solo significaba lo que Katsuki temió; que todo lo que pasaron no fue nada, y era momento de que cada uno olvidara al otro.

En la sala se encontraba Rei haciendo un bordado de algo, siendo acompañada de Fuyumi, también bordando algo. Touya estaba también pero dormitando en una orilla del sofá, mientras Natsuo se encontraba en otra habitación trabajando en su computadora.

Enji se daba vueltas de aquí y allá, para ver si su amiga ya había vuelto. Pero al ver que no, regresaba a hacer lo suyo en otro lado antes de volver a hacer lo mismo en 10 minutos. Katsuki sintió que aquello le provocaba ansiedad.

– ¿Te has despedido de Shouto, Katsuki-kun? – Preguntó Rei dejando un momento su bordado.

La pregunta ocasionó que Fuyumi dejara de hacer el suyo y que Touya entreabriera un ojo. Incluso Natsuo se empujó de su silla de la otra habitación para poder verlos. Katsuki se sintió incómodo.

– No lo he visto desde ayer... – Murmuró con algo de pena.

– Oh, eso no puede ser – Reclamó Rei un poco molesta – Shouto te debe mucho como para no despedirse. Enseguida voy por él.

Se levantó dejando su bordado a un lado y salió de la sala. Katsuki se quedó quieto en medio de Fuyumi Y Touya, quien ya se había despertado por completo y se estiraba para tronar los huesos.

– Nunca lo encontrará – Dijo Touya en medio de un bostezo – El duende es escurridizo cuando quiere.

– Shouto tiene tu misma altura – Objetó Fuyumi. Touya se rascó la barbilla y se encogió de hombros.

– Es igual, sigue siendo un duende escurridizo – Se levantó del asiento – Sígueme si quieres verlo, niñato.

Katsuki no sabía si debía. Claro que quería ver a Shouto, pero si Shouto no quería verlo, entonces debía respetar esa decisión. Touya esperó unos segundos y al ver que Katsuki no se levantó, soltó un suspiro y se fue.

Fuyumi colocó una de sus manos sobre la de Katsuki, quién no se dio cuenta hasta ese momento de que mantenía los puños apretados y casi tenía blancos los nudillos. El gesto compasivo de Fuyumi le dio alivio e hizo que el nudo en su garganta se fuera.

– Está bien, Katsuki-kun – Le dijo como solo una hermana mayor compasiva podría decirle – Está bien.

– Está bien, Katsuki-kun – Le dijo como solo una hermana mayor compasiva podría decirle – Está bien

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Amor de RanchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora