22. Suficiente de viejos Traumas, toca uno Nuevo.

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De alguna forma, Shouto terminó cansado de contar la historia, y se durmió; quizá por ser algo fuerte y traumante según lo que Katsuki concluyó de eso. La luz de luna de afuera era suficiente para iluminar la habitación, y él no quiso moverse por temor a despertar al bicolor.

Miró fijamente al rostro tranquilo y dormido de Shouto, respirando con tranquilidad y teniendo una mejilla aplastada por estar de costado. Por el absoluto silencio, el sonido de la respiración casi taladraba los oídos de Katsuki. Tragó saliva cuando sintió la garganta seca.

En parte entendía lo que le sucedía a Shouto. Katsuki pensó que los secuestros eran cosas más fantasiosas que reales, algo que sucedía en las películas más veces que en la vida real.

Pensar que Shouto fue víctima de eso a la tierna edad de 10 años, donde se supone que aun estás experimentando el mundo, era una desgracia.

Sumado a la persecución y el dolor de una pierna rota y todo lo que eso conlleva, Katsuki no olvidaba el asunto del hombre que se hizo pasar por un trabajador del rancho y de no ser porque todos se movilizaron rápido, Shouto pudo perder más que su primer beso.

Aquello produjo una sensación de escalofríos y nauseas. Era normal que no confiara en Katsuki. Shouto le entregó la confianza a un hombre que se supone conocía de hace 2 años, y miren cómo acabó.

¿Qué tanto daño le podría hacer alguien que solo conoce de hace un mes? Katsuki no lo perdonaba del todo pero comprendía un poco su disgusto.

Quizá Shouto no estaba listo para una relación, quizá nunca lo estaría a menos que tomara terapia. Katsuki tenía en cuenta que esa idea era lo mejor, pero recordando las palabras de Fuyumi también se dio cuenta de que nunca podría ser.

Con tanto trabajo en un sitio alejado, no hay lugar para algo como la terapia. Si Shouto no podía cambiar era porque no quería, y ese punto es el peor. Porque no puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.

Pero ya sea para bien o para mal, Katsuki miró al niño ingenuo de 10 años a través de los ojos de Shouto que suplicaba por ayuda.

Shouto no tenía pareja por diferentes razones fuera del trauma. Era porque tenía que conocer a la persona para poder aceptarla. Demisexual o algo así, si Katsuki recuerda bien.

Ahora mismo, Katsuki sabía que Shouto tenía un crush con él, pero no podía ir más allá de ello porque como era un extraño, como no lo conocía, le impedía avanzar.

Independientemente de todo lo que pasó cuando era niño, Katsuki le demostraría que no tenía qué temer. Sí, es medio gruñón y grosero, pero Touya era peor y Shouto parecía tenerle bastante confianza a ese renacuajo enfermo de cuarta. Y sí, son hermanos y eso, pero podría funcionar con ellos también.

Lo primero que haría al despertar –bueno, no lo primero, porque tiene otras cosas que hacer, pero sería una de las primeras– sería ser todo lo honesto y abierto con Shouto. Le diría todo, desde sus más profundos miedos hasta las más vergonzosas anécdotas.

No necesitaba una respuesta recíproca de parte del bicolor, la quería pero sabía que no podía obligarlo. Tal vez si Shouto entendiera que no tiene qué temer, se abriría a él. Y si se abría a él, entonces sería más sencillo que tomara terapia.

Katsuki bostezó evitando hacer ruido y tapándose la boca, que luego se humedeció. Parpadeó lentamente un par de veces cuando la vista comenzó a arderle. Se acomodó mejor en el colchón y fue cerrando los ojos cuando el sueño le llegó.

 Se acomodó mejor en el colchón y fue cerrando los ojos cuando el sueño le llegó

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