11. La Cajita Feliz no es para Niños

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Katsuki estuvo incómodo en el camino de vuelta. Con el reciente descubrimiento de que Yoarashi gustaba de él, ya no sabía cómo actuar. Apenas se subió al automóvil se mantuvo callado y con la vista a la ventana. La verdad no muy diferente de como vino.

Yoarashi le dijo que le compraría algo de comer en el camino. Que vale, los ranchos son lejanos de la ciudad y esas mierdas, pero había gasolineras en todos lados para los vehículos que transitaban y por ende, en esas paradas, también se encontraba alguna que otra tienda.

Katsuki nunca había visto un McDonald's que no fuera una tienda física en sí de ella misma, así que verla reducida y confinada a ser solo una parada en medio de la nada le aturdió. Tenía dentro como 4 mesas de 2 personas pero lo que era más larga la fila del autoservicio.

Entendible, pasaban muchos vehículos de trabajadores que no tenían tiempo de esperar su comida, la comida rápida era lo mejor para ellos. Pero recordemos que Katsuki es un niño privilegiado que tiene chefs que cocinan para él y tiene que seguir una estricta dieta.

Inasa manejó para posicionarse detrás del último automóvil de la fila, la cual avanzaba lo bastante rápido. Katsuki nunca había comido en este lugar, así que decir que estaba curioso era poco.

– Me pediré una BigMac doble, estoy hambriento – Comentó de la nada el calvo – ¿Tú qué quieres? ¿Te parece bien una cajita feliz?

– ¿Una qué? – Preguntó Katsuki arqueando la ceja.

– Una cajita feliz – Repitió Inasa – Trae papas fritas, un jugo y una hamburguesa, ¿o prefieres nuggets? Oh y también te trae dentro un juguetito, para que tengas con que entretenerte cuando regreses.

– ¿Un juguete? – Un tic salió en el ojo izquierdo de Katsuki – ¡No me tomes como un mocoso!

Pero el desgraciado calvo solo se rio y avanzó cuando la fila de coches lo hizo. Katsuki se enfureció más ante la falta de seriedad del tipo. Pero lo cierto era que no conocía el menú del restaurante, por lo que tampoco podía pedir algo diferente.

Finalmente el auto se paró frente a una bocina.

Hola, ¿Qué tal? Bienvenidos a McDonald's, ¿puedo tomar su orden?

– Sí, quisiera una BigMac Doble y una cajita feliz – Pidió el condenado calvo sacando su cabeza por la ventana.

Entendido, ¿Sería todo?

– Sí, eso es todo.

¿De qué sabor serían sus refrescos?

Está bien que ambos sean Coca-Cola.

Okey, en cuanto a los juguetes tenemos en mostrador los power rangers rojo, azul y negro, ¿Cuál desea en la cajita? – Inasa se giró a verle.

– ¿Cuál quieres?

– ¡Te dije que no quiero juguetes! – Pudieron discutir, pero no podían tardarse, había una fila detrás de Inasa que también esperaba su turno.

– ¿Seguro? – Insistió, no obtuvo respuesta – Bien, le diré que me dé cualquiera – Yoarashi se giró para decirle al altavoz, ya iba a abrir su bocota cuando Katsuki cambió de opinión y se tiró sobre él para salir por la ventana.

– ¡El rojo!

Por supuesto, si gustan pasar a la siguiente ventanilla mi compañero les dará su orden – Yoarashi hacía a Katsuki volver a su asiento y que se pusiera el cinturón de seguridad.

– Muchas gracias.

El pedido no tardó en realizarse y Katsuki obtuvo por fin la dichosa cajita feliz. Era extraña y algo que nunca pensó tener en físico, pero al abrirla se encontró con un mundo nuevo y misterioso para él, así como sabroso y lleno de calorías.

Amor de RanchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora