Alease
—Revisa tu móvil —soltó mi cintura después de una larga rutina de besos que me dejó con los labios hinchados y rojos. Alcé una ceja y miré el móvil que me seguía notificando que tenía un mensaje.
—¿Por qué?
—Es importante —se limitó a decir. Hice lo que me pidió y cogí el móvil desbloqueando la pantalla, era una notificación de la aplicación en la que tenía las citas para los eventos.
—Madre mía —me llevé una mano a la boca para cubrir la impresión en mi rostro —. ¿Pagaste esa cantidad de dinero por mí?
Nunca había visto tantos ceros después del punto.
—Pagaría mucho más con tal de que no salgas con nadie más que no sea yo —dejé el móvil en el sofá y me acerqué a él de nuevo. Me atrajo a su cuerpo para apretarme con delicadeza.
—No puedes protegerme de todo.
—Sí puedo y lo haré. Eres mía y lo sabes, disfrutas serlo no lo niegues —me mordí el labio —. No lo niegas porque sabes que es cierto.
—No puedo refutar algo que es más que cierto —en sus labios se dibujó esa sonrisa altiva que tanto me gustaba ver en él.
Sostenía mi cintura con fuerza, pero sin llegar a lastimarme.
—Y tú eres mío —asintió sin dudar ni un poquito esa respuesta.
—Lo soy —me miraba a los ojos. Tenía esa lujuria impregnada en sus orbes azules, esa delicadeza que solo dejaba ver conmigo y esa pasión que se desataba cuando estábamos juntos.
—¿Y cuándo nos vamos a Seattle?
—Para tu buena suerte el fin de semana, así que no interrumpimos tus clases —hice un puchero frunciendo los labios —. ¿No te gusta mi idea?
—Sí me gusta y está bien —ladeó la cabeza para observarme, pero no como usualmente lo hace, sino que estaba indagando que me preocupaba en ese momento.
—¿Me vas a decir qué tienes?
—¿Cómo está Declan? —No sé si mi pregunta le molestó o fue el hecho de recordarle a su hermano.
—Es un idiota, ¿sabes? Se comporta como un niño berrinchudo al que se le negó un juguete y anda por ahí haciendo rabietas —se detuvo —. ¿Te ha dicho algo? —negué de inmediato.
—Ni siquiera me habla —subió una mano a mi espalda y me abrazó.
—Mi pequeña Belosnezhka —apoyé la mejilla en su pecho y escuché el latir de su corazón —. No hagas caso a nada de lo que haga o diga. Tiene que aprender de sus errores.
—Es tu hermano, ¿cómo puedes dejar que sufra?
—Alease —me separó de él poniendo sus manos en mis mejillas. Sentí raro que me llamara por mi nombre ya que siempre me decía lyubov —. Las personas solo aprenden de sus errores, cayendo en un pozo del que no pueden salir solas. He estado para Declan desde que nuestro padre murió y todos estos años me obligué a ser el padre que no tuvo, no era mi obligación hacerlo cuando tenía a su madre, pero lo hice encantado. Ahora ya no es un niño, es inteligente y sabe lo que hace, si quiere destruirse de esta manera que lo haga, si me pide ayuda se la daré, pero no soy su padre —dijo serio. Tensó la mandíbula como si estuviera enojado y tal vez lo estaba.
—Solo eres su hermano —asintió.
—Declan solo va a aprender el día que se hunda tanto que no pueda salir a flote —dejo un beso sobre mis labios —. Te dejo, me tengo que ir.
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No te acerques a Devan Hawke (COMPLETO)
RomanceHISTORIA EN PROCESO DE EDICIÓN +18 "Él nunca fue el bueno de la historia" Gracias por la hermosa portada a @anjoanmest ♥️