Capítulo 8. 🖤

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Devan

Algo que no me gustaba de este negocio era la venta de mujeres, mucho menos porque la mayoría de las que llegaban a este país eran solo niñas que fueron arrebatadas de los brazos de sus padres. Pensaba en ellos, en lo mal que lo estaban pasando al no saber nada de sus hijas. No quería pasar por algo así, si es que algún día llegaba a tener una hija, o hijos. Desde que mi padre murió me quise mantener al margen de ese tema y estar lo más lejos posible de esas personas, pero al ser el mayor gangster de la ciudad tenía sí o sí que tratar con este tipo de personas.

Enzo Baker era uno de los hombres encargados en vender niñas como si se trataran de un objeto, las ofrecía en cada uno de sus eventos y cenas importantes, para él no eran nada más que mercancía que podía vender y usar a su antojo. Detestaba a ese hombre, pero tenía un puesto importante en el gobierno y si fuera por él me metía preso, por eso tenía que mantener relaciones con ese bastardo, aunque lo mantenía lejos siempre.

—Devan —Alice estaba frente a mí con la tableta que llevaba siempre con ella, en las manos —. ¿Entonces? —enarcó una ceja en mi dirección.

—Enzo Baker —jugaba con el bolígrafo entre mis dedos. Mi cabeza reposaba en el respaldo de la silla y miraba el techo esperando encontrar una respuesta —. Sabes que no me gusta hacer tratos con él.

—Lo sé, es un tipo detestable, pero...

—Sí, sí —la detuve antes de que dijera lo obvio —. Ya sé que si no fuera por él la policía estaría pisándome los talones —me quejé con amargura.

—Exacto —levantó un dedo y me señaló —. Así que vas sí o sí a esa cena.

Gruñí con hastío, solté un suspiro cansado y aburrido.

—Confirma mi presencia en ese dichoso evento —antes de que moviera un dedo sobre la tableta la señalé —. Ya sabes lo que tienes que hacer con la señorita Black —asintió.

—Ya sé lo que tengo que hacer, jefe —se puso de pie y por la mirada que me echó supe que algo no iba bien.

—Lo que tengas que decir que sea de una vez. De todos modos, me voy a enojar —dejé el bolígrafo encima del escritorio.

—Es Bea, sigue llamando la atención en cada lugar que va y no para de beber —enterré los dedos en las hebras de mi cabello y bufé con frustración.

—Maldita sea, no puede ser —sostuve mi cabeza entre mis manos.

—Tienes que hacer algo con ella, Devan, no puede seguir así. Se está haciendo daño y le hace daño a Declan, piensa en él.

—Y eso hago, Alice, pero no es tan fácil hablar con él. Se pone renuente cuanto toco el tema —Alice me dio la razón porque ella mejor que nadie sabía por todo lo que pasaba cuando intentaba hablar con mi hermano.

—Hazle ver que lo mejor para ella es tratarse en una clínica. Aquí cerca hay unas muy buenas y le pueden ayudar con ese problema.

—Lo haré —me puse de pie y con las palmas golpeé la madera —. Busca una clínica para ella, voy a intentar hablar con él —sonrió —. Gracias, Alice.

—De nada, Devan —salí del despacho y fui hacia la piscina donde estaba Declan.

Parece que estaba haciendo tarea porque tenía la computadora sobre las piernas y unos libros al lado.

—Devan —sonrió al verme.

—¿Podemos hablar? —le pregunté y me senté en el camastro a su lado.

Temía tanto su reacción, pero debía hacer esto sí o sí, Bea no podía seguir así y hacer lo que se le venga en gana, ya no era una chiquilla para hacer los desfiguros que hacía cada vez que ponía un pie fuera de la casa.

No te acerques a Devan Hawke (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora