Capítulo 29. 🖤

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Alease

La recuperación de mi padre fue más rápida de lo que nos hubiéramos imaginado. Al no padecer ninguna enfermedad la herida empezó a sanar cómo tenía que ser. Tal vez me preocupé de más por él, pero era mi padre el que había sufrido un accidente y nunca tuvimos que pasar por algo así, entonces todo era nuevo para mamá y para mí. Aunque parecía que Devan estaba más que acostumbrado a este tipo de problemas y creo que a algo mucho peor. No me quería imaginar lo que tuvo que ver y hacer para sobresalir en ese mundo tan cruel y sangriento.

Cuando papá me vio en la habitación se puso muy feliz, confesó que me extrañaba y que quería verme, pero que no lo decía para que yo no me sintiera mal y pensara dejar todo de lado para ir a visitarlos. En realidad, no me importaba perder unos días en la universidad si con eso podía estar junto a mis padres. Los quiero mucho y ellos son todo para mí al igual que Devan y Archie, estos últimos ya tenían un pedacito de mi corazón y se lo ganaron con creces.

Papá estuvo en el hospital dos días nada más, los cuales fueron más llevaderos ya que nos rolábamos los turnos para estar con él y que no se sintiera tan solo, aunque tenía compañía no lo queríamos dejar solo en ese lugar. Él insistió que no nos quedáramos a dormir en esas incomodas sillas, pero nosotras insistimos más en quedarnos y eso hicimos. Mi padre siempre estuvo conmigo desde que podía recordar, nunca me dejó sola y siempre me apoyó en todo lo que quería hacer. Aceptó que viajara a Chicago para estudiar fotografía, aunque no quería que me fuera de su lado. Yo tampoco lo iba a dejar solo cuando me necesitaba.

Dos días después a mi padre lo dieron de alta, Devan se encargó de todo y nos ayudó en la casa para sacar los trebejos de la única habitación que había en la planta baja para que no hiciera el esfuerzo de subir las escaleras y así evitar más accidentes innecesarios. Además de que el doctor recomendó no hacer esfuerzos ni subir escaleras por un tiempo.

—Con cuidado —Devan ayudó a mi padre a bajar del auto y yo le entregué las muletas cuando estuvo abajo.

—Gracias, hija —Devan sostuvo a mi padre hasta que pudo acomodarse con las muletas y avanzó unos pasos hacia la entrada —. No sé por qué tengo que usar esto —mi padre se quejó por enésima vez en lo que iba de la mañana.

Avanzamos hacia la puerta de la casa. Detrás íbamos mi madre y yo, Devan se encargó de cerrar el auto y nos siguió segundos después. Mamá se adelantó para abrir la puerta, se quedó a un lado esperando que papá entrara y cuando los tres estuvimos dentro entró también y cerró la puerta detrás de sí.

Ya dentro papá caminó a la sala y lo seguí para ayudarle a sentarse en uno de los sofás. Devan esperó bajo el umbral de la puerta con los brazos cruzados. Se veía raro con ropa normal ya que me había acostumbrado a verlo con sus trajes de marca o sus jeans negros con su chaqueta de cuero del mismo color. Aquella mañana llevaba puesta una camisa de cuadros, jeans de mezclilla y unas botas trenzadas y, aun así, se veía guapo, tan atractivo.

Cogí un cojín para que mi padre apoyara su pie. El doctor le recomendó tener mucho cuidado y seguir las instrucciones que le mandó. Papá me sonrió y palmeó mi mejilla.

—Ese joven es misterioso —musitó papá. Menos mal que lo dijo tan bajito que solo yo lo pude escuchar. O eso es lo que creía. Lo miré y sonrió —. Me agrada —abrí los ojos de par en par. No esperaba que me dijera eso, siendo mi padre tan protector conmigo. Nunca le agradó mucho que tuviera novio, siempre decía que era una pérdida de tiempo y que ni uno de ellos me merecía.

—A mí también me agrada —le confesé usando el mismo tono de voz que él. Le hice un guiño a mi padre y me incorporé mirando a Devan que me sonrió.

No te acerques a Devan Hawke (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora