Pagué la renta esta mañana con un mes adicional por si las moscas. Lorena, mi casera, me recibió con dos piedras en la mano y estuvo a punto de cerrarme la puerta en la cara de no ser por el fajo de billetes en mi mano. La mirada se me iluminó, pero tuve que fingir que sin importar que estaba total y completamente dispuesta a echarme aún cuando en un momento de desesperación hace meses le conté más o menos mi situación, me seguía agradando.
Es una bruja.
No he dormido absolutamente nada por hoy. En cuanto Pike me dejó en el complejo me duché, cambié y me puse a editar mi currículum desde mi teléfono para llevarlo a imprimir en cuanto pueda. Sé que no será fácil. No tengo experiencia que me respalde ni buenos estudios porque sólo llegué hasta quinto grado de la secundaria antes de comenzar a tomar malas decisiones. Pero tengo que volver a intentarlo.
Pienso caminar todas las calles de la ciudad hasta que alguien me dé trabajo, porque definitivamente la tienda no es suficiente para subsistir. Todavía sigo pagando el teléfono y ni siquiera tengo televisión o internet en mi apartamento, y aún así el dinero no me es suficiente.
Tengo sólo veintidós y mi cuerpo se siente cansado como uno que ha vivido sesenta años. ¿En qué estaba pensando cuando dejé a mi familia? Evidentemente no estaba pensando.
Tengo sólo veintidós años y estoy harta de mi vida. Estoy cansada de mi día a día. Quiero vivir, no sobrevivir constantemente.
-¿Te llevo?
Voy caminando por la acera a oscuras con la brisa fría de la noche cuando Chase me intercepta. No puedo darme el lujo de pagar un taxi hasta mi apartamento que no queda nada cerca ni tampoco tengo el dinero para comprarme mínimo una bicicleta. Así que camino todos los días por la mañana y en la salida por la noche.
Desde ayer por la mañana no hemos hablado, pero ya no estoy molesta con él, aunque sí sigo decepcionada de que la única persona que me había hecho sentir que ser yo no era tan malo, haya dicho algo como lo que él dijo.
-Sube -se inclina sobre el asiento y abre la puerta para que yo entre.
-Gracias.
Todo el camino a casa es silencioso. Chase parece nervioso, pero no dice absolutamente nada hasta que estaciona en el callejón al lado del edificio y murmura algo así como un: -Lo siento.
No estoy segura de que sea eso lo que haya dicho. Pero cuando gira hacía mí y toma mi mano, noto su arrepentimiento.
-Lo siento, Tate. No debí decir algo como eso -sacude la cabeza-. Me siento como una basura. Estaba teniendo un mal día, pero no justifica el que te haya ofendido.
-Chase...
-De verdad, lo siento.
Una punzada se instala en mi pecho y mi rostro se contrae. No es hasta ahora que me doy cuenta de que hemos cruzado la línea. Esa línea. ¿Cómo no pude darme cuenta antes?
Chase se inclina hacía mí y me besa antes de unir su frente a la mía. Chase nunca había dicho nada que me lastimara hasta ayer por la mañana, y definitivamente eso no lo hace una mala persona, pero no puedo seguir con esto. Chase nunca se había sentido como un problema para mí hasta ahora.
En cuestión de segundos lo que era un simple beso de Lo siento, no volverá a pasar se transforma en un beso con Chase teniendo su pantaloneta hasta la rodilla y con mi falda enrollada hasta la cadera antes de subir a horcajadas sobre él y sentirlo dentro de mí. Si esta va a ser la última vez, que al menos borre las huellas y besos de Pike en mi cuerpo antes de que no lo volvamos a hacer nunca más.
La primera vez que alguien estuvo enamorado de mí y que yo lo estuve vuelta, jamás imaginé que terminaría emigrando y posteriormente en la calle, con cientos y miles de problemas. Puede que Chase no sea despiadado, puede que ni siquiera se parezca un poco a él, pero tengo muchos problemas ahora para lidiar con un chico que me folla estando enamorado hasta las trancas de mí cuando yo no lo estoy de vuelta.
Los problemas dejan de serlo cuando se cortan de raíz, y eso es lo que estoy a punto de hacer.
-Eso fue... -Chase sacude la cabeza y me besa-. Eres una Diosa, Tate.
Sus besos en mi hombro y mi cuello se sienten bien, y el peso de lo que estoy a punto de hacer me recae, pero luego de tantas malas decisiones probablemente sea esta mi oportunidad para demostrarme que puedo hacer buenas elecciones luego de errar tanto.
-Chase -susurro, pero sigue perdido en mi cuello-. Chase, basta.
Chase se aleja para mirarme, pero no alcanzo a verlo de vuelta. Me apoyo en el asiento para quitarme de su regazo y volver al copiloto. Me cuelgo el bolso cruzado en el pecho y tomo una inhalación antes de mirarlo.
-Esto tiene que parar.
-¿De qué hablas?
Abro la puerta con suavidad y del mismo modo le digo:
-No tiene nada que ver con lo que dijiste. Es simplemente que ya no quiero esto -me apeo del coche y cierro la puerta-. Soy la empleada de tu padre y podemos ser amigos, pero si no estás de acuerdo entonces será todo, Chase.
Está mudo. Sé que su silencio no es porque no lo entienda, simplemente puede que esté un poco aturdido de lo que le estoy diciendo, porque hasta ayer por la mañana lo estábamos manejando bien.
Tengo que liberar un poco de carga y evitarme todos los problemas que pueda. Ya por hoy tuve suficientes.
Cuando entro al apartamento no espero que ver a Salomé caminando hacia mí me ponga tan mal, pero lo hace. Recuesto mi espalda a la puerta y me deslizo hasta que estoy sentada sobre el suelo. Salomé se me sube en las piernas y se echa en ellas y yo acaricio su pelaje mientras dejo que las lágrimas fluyan una tras otra.
Hay una foto familiar en la sala. Es una foto con mis hermanos mellizos, Rosemary y Baldo. La miro casi todo el tiempo, imaginando cómo estarán ahora. Pensar en ellos me golpea en las entrañas, porque ahora mismo desearía mucho poder abrazarlos, poder estar ahí mientras se hacen adolescentes.
Emigrar a los dieciocho puede que sea el error más grande que encabece mi lista de malas decisiones, pero sé que trajo su lado bueno por un tiempo y eso es lo que me repito cada vez que la culpa reaparece. La culpa de irme a escondidas, la culpa de sólo dejar una carta a mi madre como despedida. Puede que me odie mucho ahora, pero no suelo pensar en eso.
Tengo una foto de su rostro cuando estaba jóven, en mi cartera. La miro cada vez que estoy en casa y llego a mi hogar junto a Salomé. Me pregunto si mi madre pensará en mi tanto como pienso yo en ella. Me pregunto si se sintió decepcionada o furiosa de mi decisión. Me pregunto si mis hermanos también piensan en mí cada vez que ven una foto por la casa o si creen que mi decisión, por el contrario, les hizo un bien.
La soledad pega en seco cuando pienso en mi familia, porque no es hasta ese momento que sé que dejé atrás un cariño que no volveré a experimentar jamás. No hay nada que llene ese vacío. Nada excepto Salomé. Pero no es suficiente.
Soy fuerte como mi madre, ella solía decirme eso. Soy una chica que puede resistir batallas, pero, ¿Cuántas? Ningún escudo es lo suficiente fuerte ni ningún cuerpo es completamente resistente. ¿Cuánto más voy a tener que seguir batallando?
¿Cuánto más?
Canción: I'm in here - Sia
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Mientras tú me ames
RomanceEn un intento por limpiar su nombre y olvidar el infierno que vivió, Tate decide comenzar de cero. Sin embargo, todo termina derrumbándose cuando los problemas del pasado regresan. [Esto es un borrador, por lo que es posible encontrar faltas en los...