Capítulo 17 | Tate

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Conocí a Fiore cuando tenía diecisiete años, ocho meses antes de cumplir los dieciocho. Estaba en una feria, después del colegio. En realidad, me había escapado de clases para ir y fue cuando nos encontramos. Recuerdo que no tenía un teléfono aún, pero sí tenía Facebook en la computadora que compartíamos todos en casa, o al menos mis hermanos y yo para la escuela. Todo comenzó con un simple Hola, soy el de la feria. ¿Me recuerdas?

Me escapaba de clases y de la casa a altas horas de la noche para verme con él. Fiore aparcaba lo suficientemente lejos de casa por si me pillaban escapándome. Conducía un BMW en ese momento y recuerdo haberme quedado fascinada por ello, aunque lo cierto es que no me había fijado en él por su dinero, si no por la persona que fingía ser cuando estaba conmigo. Una persona enamorada, gentil y un caballero.

Mi madre nunca nos pilló, ni una sola vez, aunque si Rosemary. Me escapé de clase y cuando me subí al coche, mi hermana estaba mirando. Tuve que hablar con ella para que ocultara el secreto. No hay día que me arrepienta de no haberla dejado que me acusara con mi madre, porque de mi madre haberme dado una reprimenda, probablemente mi vida sería otra.

El viernes, luego de que Ledger se fuera, revisé el móvil y habían muchos mensajes de Leah. Los primeros cinco pidiéndome que viera los mensajes, y los últimos dándome la noticia de que uno de los gondoleros que contrataron, junto con ella, había renunciado, por lo que iban a comenzar a revisar currículums y había una enorme posibilidad de que dieran con el mío.

Afortunadamente, la posibilidad fue mucho más grande de lo que esperaba.

El sábado fue mi último día en la tienda de Harold. Al final del día, recibí mi liquidación, y al día siguiente, ya estaba camino a casa de Iryna.

Me lo pensé mucho el viernes por la noche mientras tenía el teléfono en la mano. Si debía llamar o no, si debía buscar otra manera, recordar a alguien más en quien poder acudir que no fuese de nuevo ella ni continuar recibiendo la ayuda de Ledger, pero todo terminaba en una cosa, y era en Chase. Me negué a involucrarlo en esto, a contarle lo que ocurría, a preocuparlo con cosas irrelevantes como mi vida a medio campeonato, y terminé llamando a Iryna.

De momento, no me arrepiento de haber acudido a ella. Es la única persona fiel que tengo, y que he tenido desde siempre.

Después de contarle mi situación, creí que me cerraría la puerta, pero no lo hizo y me sentí como una basura, porque siempre voy a embarrar de mierda a las personas que me rodean. Es la segunda vez que acudo a Iryna estando en peligro. En un peligro que podría terminar acabando con ella, pero parece no importarle, y de algún modo, por más egoísta que parezca, se siente bien que alguien te quiera lo suficiente como para ahogarse en tu mierda contigo.

Tomo mi bolso y dejo el cúter en mi puesto. Cuando Leah llega a mi lado, me dice:

—Fue un buen día, ¿No crees?

No, no lo creo.

Supongo que sí.

—Ya estás tomando el ritmo. Y espera a conocer a los chicos, son divertidos.

Miro a quien Leah llama los chicos y no puedo evitar sonreír. Se refiere a los tipos de la carnicería, entre ellos su tío y otros dos hombres de entre cuarenta y cincuenta años.

Me preocupa que sean sus únicos amigos.

—Sé lo que estás pensando. Sí tengo amigos, todos de la facultad, pero aquí los chicos me hacen el día ameno.

Todo lo demás se borra y sólo puedo escuchar la palabra facultad.

¿Vas a la universidad?

Mientras tú me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora