Llevo despierta, sentada en la camilla de hospital, con la espalda recargada a dos almohadas tan acogedoras, desde hace aproximadamente veinticinco minutos. Creo que nadie se ha dado cuenta de que he despertado, o quizás nadie, en realidad, está esperando por mí en el pasillo. ¿Iryna? ¿Ledger? Son los únicos que cruzan por mi cabeza ahora mismo, especialmente Ledger, luego de todo lo que ocurrió.
No sé absolutamente nada. Sólo sé que me han operado, y que ha sido un éxito porque de otro modo no tendría un vendaje en mi brazo ni estaría despierta.
Una enfermera asoma la cabeza antes de entrar por completo a la habitación. Le sonrío. Me sonríe. Y ella se encarga de romper el silencio.
-¿Cómo se siente? ¿Necesita alguna cosa?
Sacudo la cabeza. -Estoy bien. Gracias.
-Hay una enorme fila en el pasillo esperando verla. Si se siente en condiciones, puedo hablar con el doctor.
Sus palabras me dan una descarga de energía.
-Sí, por favor. Dígale al doctor que quiero tener visitas.
La enfermera revisa algo en el monitor antes de sonreírme, asentir y salir de la habitación. Unos minutos más tarde, el doctor entra, pero no está solo, viene con un oficial y con West, el amigo del padre de Ledger. El oficial es de la policía federal, y cada palabra que me dice sobre mi situación, es cada palabra que me deja con el ánimo por el suelo. West me explica que han cerrado las fronteras y rutas alternas para crear una especie de encierro y que sea más fácil capturarlos. Tienen a tres de ellos, y eso me hace respirar aliviada, aún cuando Fiore no es uno de esos tres.
También me dicen que es probable que no llegue muy lejos, puesto que iba herido, y que la captura va a seguir hasta que den con él.
-¿Qué va a pasar conmigo? -mi voz suena tímida, asustada. Incluso están temblándome las manos.
West mira al doctor y al oficial antes de decir:
-Bueno, habrá que esperar a que se te dé de alta antes de que seas transferida.
Una piedra se acentúa en mi estómago. Me siento tan indefensa que bajo la mirada antes de preguntar:
-¿Y después?
-Tendrás que esperar ahí unas semanas para que tomen tu caso y finalmente ser deportada a tu país.
Asiento, porque es lo único que puedo hacer.
-¿Alguien más lo sabe?
West sacude la cabeza. -El oficial acaba de llegar, estaba por dar la noticia a tus amigos después de...
-No se lo diga -lo interrumpo-. Quiero decir, a Ledger, no se lo diga. Quisiera hablar con él primero. En privado -miro al doctor y le digo-. ¿Puedo?
El doctor, que no parece del todo convencido por mi estado y por mi aspecto, termina cediendo y me dice que irá a informar que pueden visitarme, mas no es un momento de visita como cualquier otro. Este está cargado de pesar, porque probablemente sea la última vez que los vea.
Un Ledger, cansado, pero sonriente entra a la habitación y viene directamente a mí. Su rostro se hunde en mi cuello y sus dedos se entierran en mi cabello cuando me abraza. Una bocanada de alivio sale de su boca y no puedo evitar sonreír por ello. Por todo. De que esté bien y de que esté aquí.
-¿Te sientes bien?
Asiento. Estoy al borde de las lágrimas cuando miro esa chispa alegre en su rostro, porque estoy apunto de cambiar eso.
-Creo que nunca había estado mejor -hay risa en mi voz, aunque por dentro sigo devastada-. ¿Tú cómo estás?
-Bien -toma mi mano y la aprieta un poco-, gracias a ti.
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Mientras tú me ames
RomanceEn un intento por limpiar su nombre y olvidar el infierno que vivió, Tate decide comenzar de cero. Sin embargo, todo termina derrumbándose cuando los problemas del pasado regresan. [Esto es un borrador, por lo que es posible encontrar faltas en los...