La noche que huí de Fiore, no sabía que estaba pasando ni qué estaba haciendo. Era de madrugada y Fiore había tenido que salir urgentemente, dejándome vigilada con un tipo al que le llamaba Pit. Nunca supe su verdadero nombre. Solían llamarse por apodos como tiburón, Patotas y motes completamente ridículos para criminales.
Recuerdo estar dormida, o al menos intentando dormir mientras rezaba porque Fiore no se metiera en un lío todavía mucho más gordo del que ya tenía encima. Aunque también era lo suficientemente consciente para saber que Fiore siempre se salía con la suya, pues en casi tres años juntos, dos de ellos teniéndome cautiva, jamás pisó una cárcel. Yo sabía que aquella noche tampoco la iba a pisar.
Fue alrededor de las dos de la mañana que mi puerta rechinó. Era Pit. Sólo podía ser él. Apreté mi mano contra la almohada haciéndola un puño, rezando interiormente porque no se le ocurriera tocarme, pero mi cobija comenzó a deslizarse fuera de mi cuerpo con una lentitud agobiante hasta caer fuera de la cama. Para entonces yo seguía haciéndome la dormida.
Pit debió notar mi respiración alterada porque dijo:
—Sé que estás despierta, muñequita —su mano me acarició una pierna. Yo me negaba a verlo, aunque ya había abierto los ojos—. ¿Por qué no nos divertimos antes de que llegue Fiore?
Mi corazón latió con miedo, pero no fui capaz de hacer nada más que encoger las piernas y hacerme un ovillo en la cama contra la almohada, creyendo inocentemente que me dejaría en paz si demostraba mi falta de interés por tener un dedo de su mano sobre mí.
Fue la única vez que deseé que Fiore apareciera, porque sabía que me defendería, porque sabía que para Fiore yo era sagrada y por más patán que fuese, sería capaz de arrancarle las manos a cualquiera que abusara de mí. Inclusive a él mismo.
Pero Fiore no apareció.
Nadie apareció.
Ni siquiera mi voz se dignó a hacerlo.
Pit estaba drogado. Llevaba los ojos inyectados y un olor a marihuana sobre el cuerpo. Sus manos me tocaron sin mi permiso. Su boca seca me besó, mordió y babeó por todas partes. Mi ropa fue rasgada. Mi cuerpo fue marcado para siempre. Y aún así, el pánico una vez intensificado fue lo que me hizo escapar.
Debido a su poca lucidez, Pit no se dio cuenta de mi mano abriendo el cajón de la mesa de noche. Yo dormía ahí con Fiore, por lo que sus cosas estaban en aquella habitación. Entre ellas un paquete de jeringas.
Tomé una, y lo siguiente que supe era que Pit estaba tomándose el cuello mientras tenía ligeras gotas de sangre cayendo sobre su mano. Sólo tuve tiempo de tomar una camiseta y salir corriendo calle abajo, sin zapatos, sin pertenencias, pero con una sensación de liberación al conseguir huir de aquella casa a la que alguna vez se sintió mi hogar al fin.
El agua de la regadera en casa de Ledger corre sin parar. Estoy sentada, desnuda sobre el piso de azulejos con el agua corriendo impactándome contra la espalda. Llevo aquí alrededor de treinta minutos, y no estoy segura de querer salir de aquí pronto.
Sé perfectamente que Pit no murió aquella noche. Pude hacerle daño para huir, pero no murió. Mamá decía que hierba mala nunca muere. Ahora lo creo, puesto que Fiore todavía sigue aquí, obsesionado con la idea de que tengamos una vida juntos. La vida que en un principio me prometió y que tanta ilusión me hizo tener como para estar de acuerdo.
Nuevamente ha dado conmigo. O estuvo a punto. Estaba terminando de descargar galletas en el pasillo cuando lo vi dentro del supermercado. Estaba buscándome. No dejaba de mirar hacia todos lados, sin una pizca de interés por disimular que no estaba ahí para comprar absolutamente nada. Yo no tuve más remedio que tirarme al suelo y gatear hasta el final del pasillo para salir corriendo hacia el área restringida para el personal. Me quedé ahí con impaciencia, hasta que no tuve más remedio que avisar que debía irme y salir huyendo por la puerta de atrás dejando mi trabajo tirado.
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Mientras tú me ames
RomanceEn un intento por limpiar su nombre y olvidar el infierno que vivió, Tate decide comenzar de cero. Sin embargo, todo termina derrumbándose cuando los problemas del pasado regresan. [Esto es un borrador, por lo que es posible encontrar faltas en los...