Capítulo 28 | Ledger

133 13 1
                                    

No necesita decirlo. Su respuesta es sí.

Una sonrisa demasiado enorme aparece en mi rostro cuando la miro agarrando los tubos de la puerta y mirándome con una sonrisa que definitivamente no se compara con la mía. Algún día voy a conseguir que exprese lo que siente sin intermedio. Que sea todo o nada.

Algún día.

—¡Sí! —me dice, todavía con el oficial sujetándola de un brazo— Acepto. Esto es una locura, pero acepto casarme contigo.

Aunque todo sea una farsa, no puedo evitar que algo se remueva dentro de mí. Y sé que cuando la noticia se sepa, vendrán muchas cosas encima, pero ahora sólo me importa saber que Tate está dejando que la ayude, y que si esto sale bien entonces podrá quedarse en California, y sé que habré hecho lo correcto.

—¿No oyó, oficial? —le digo— Deje que le dé un abrazo a mi mujer.

El tono que he utilizado es demasiado falso para la situación, pero Tate entiende la broma, así que se ríe en cuanto está en mis brazos.

Nunca había escuchado su risa, hasta ahora.

—Estás loco, Ledger.

Asiento. —Lo sé.

Me toma por sorpresa cuando Tate pega su mejilla a mi pecho y me abraza con un poco más de fuerza. Nunca había prestado atención a lo pequeña que se ve a mi lado. No puedo creer que por tanto tiempo me pareciera tan imponente. Sin duda su carácter es de temer.

—Gracias.

Aprovechando su permiso, me doy el atrevimiento de abrazarla con las mismas ganas. Luego le digo:

—Más nos vale comenzar la farsa ahora —Tate se aleja de mí y asiente. He llegado a conocerla tanto en las últimas semanas, que sé que todavía tiene dudas sobre esto—. Hablaré con el oficial para que nos dejen firmar los papeles y te saquen de aquí.

Unas horas después, luego de firmar papeles y que un oficial nos recuerde el proceso inmigratorio de Tate, estamos afuera del centro de detención

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Unas horas después, luego de firmar papeles y que un oficial nos recuerde el proceso inmigratorio de Tate, estamos afuera del centro de detención.

Tenía la esperanza de que Tate aceptara mi propuesta, así que ahora lleva puesta una muda que tenía en mi casa y que le he traído. Ropa limpia, lejos de ese mono carcelario.

Desde que Chase me habló de la propuesta de matrimonio, no pude dejar de pensar en ello, y principalmente en el cómo no se me había ocurrido antes. Ahora aquí, con Tate en el auto, entiendo la magnitud de lo que acabo de hacer, porque me sudan las manos y tengo la cabeza dando vueltas, pensando en lo que investigué en Internet, lo que tengo que hablar con Allred, la conversación que tendré con mi padre, la discusión que tendré con Chase.

Dios santo.

Chase va a odiarme tanto por esto.

—¿Ya pensaste qué harás cuando Chase se entere?

Mientras tú me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora