Cₐₚ. ₇ ₑₗ ₒDᵢₒₛₒ

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Emilio

Algo que nos dá gusto en éste lugar  cuándo vemos a un niño malcriado entrar es hacerlo trabajar bien duro, para que el primer día sepa que debe bajar unas cuántas velocidades. La cuestión es que el odioso parecía estar sucumbiendo a las órdenes.

Las flexiones. Jamás había visto a alguien con menos fuerza en los brazos que ese chico, seguro sólo mantenía su figura a base de operaciones y liposucciones con cada bocado que hacía. Me divertí gritándole, su cara se tornaba roja, parecía que su cabeza explotaría. Luego me sorprendí cuándo se paró a decirme que gritando no solucionaría nada, digo... él no parece ser alguien que pida las cosas amistosamente, así que añadí más presión. Eso funcionó para que se callara y terminara lo que parecía interminable.

Luego le mandé a limpiar las botas sucias. Me hubiese gustado tener una cámara y grabarlo. Apuesto que en su vida se le cruzó por la mente hacer algo así.

Y luego, para terminar con mi diversión, aunque no fué necesario, pero de todos modos lo hice, lo mandé a fregar inodoros. Fué la parte más genial del día. Fué todo tan dramático, subiéndose los guantes a más no poder, un barvijo, su cara retorciéndose. Ni que los baños estuvieran llenos de porquería ó vómito. Es más estaban limpios, sólo que no le vendría nada mal una limpiadita extra.

Después de tanta tortura para el odioso, le dije que se podía ir. Aún así sigue tratándome cómo si fuera alguno de sus conocidos, sin reconocerme cómo autoridad, a lo que en el ejercito eso se castiga con un día completo.

El odioso me mandó al demonio. La verdad es que pensé que ya no causaría problemas después del trauma de los inodoros, pero no aprendió nada. Así que dejé que se fuera, si al final tendría un castigo de todos modos. Se vé que tengo que ser más duro para que comprenda la situación en la que está.

Me voy a duchar porque estar todo el día de niñero de ese inútil, aunque no crean, es agotador.

Al salir, me paso por el despacho de mi padre, que aún sigue haciendo papeleo, le informo que el odioso seguirá de castigo y a él parece divertirle la situación.

— Te dije que sería un desafío. — dice sonriendo sin dejar de mirar los papeles.

— No entiendo porqué te divierte tanto, a mí no me agrada estar de niñero de ese malcriado odioso.

— Seguro pensaste que con hacerle lavar inodoros se ablandaría.

— De hecho sí, pero parece ser muy terco.

— No es cómo los demás.

— Claramente no. — ruedo los ojos con sarcasmo.

Me despido de mi padre y me voy a mi habitación a descansar. Aunque estoy ansioso por volver a ver al odioso para hacer que se arrepienta de mandarme al diablo.

Lo he citado a las 6 de la madrugada

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Lo he citado a las 6 de la madrugada. Probablemente no ha entendido que seiscientas horas equivalen a las 6 de la madrugada, así que ni bien me levanto sé que tendré que ir a despertarlo.

Cómo de costumbre, levantarme antes de que salga el sol no es algo raro. Así que me tomo un buen tiempo para vestirme con el uniforme de entrenamiento, asearme, tomar algo de café y una tostada y salir al campo de entrenamiento con la esperanza de que el odioso no tenga ganas de buscar problemas y haya llegado puntual.

Son las 6. Estoy aquí. No hay nadie. Bien, es hora de que comience la diversión.

Sin ningún apuro camino hasta la barraca de ingresantes y entro a pasos tranquilos.

Con la mirada busco al odioso aunque no se me hace difícil porque al último diviso una cama con sábanas brillosas, distinta al resto de las sábanas blancas que se entregan en todo el campamento. Me pregunto si es que se puede ejercer un castigo por cambiar las sábanas, aunque si sería muy absurdo castigarlo por poner sus propias sábanas.

Me paro en silencio a la par de su cama y miro al odioso dormir. Realmente no es diferente al resto, una maraña de pelo castaño rizado tapa su cara y una pierna cuelga de la cama. Me imagino a que aún no se acostumbrar a la medida común de una cama individual.

Para comenzar con la diversión del día, prosigo tomándolo de los hombros y dándole la vuelta hasta que cae al piso.

Así es cómo nos despiertan cuándo se nos duerme el gallo.

Así es cómo nos despiertan cuándo se nos duerme el gallo

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Hola aquí les dejo un capítulo nuevo.

¿Les esta gustando la adaptación?

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora