"- ¿Qué tú hiciste qué? - grito. - Estás demente, hombre."
Joaquín Bondoni tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello rizado y largo esplendido y uñas bien pintadas. Claro...
El timbre suena. La verdad es que no tengo ganas de antender porque se me ha dado por flojear toda la mañana. Un descanso después de tantas madrugadas haciendo flexiones y corriendo de un lado a otro.
El timbre suena de nuevo. Le grito a Mely para que atienda. De mala gana y apuntándome con el dedo me amenaza diciendo que le debo una.
— Es para tí. — me aventa una carta color rosa cómo un frisbee.
La carta tiene perfume.
Si es de color rosa lo único que se me viene a la mente es...
Querida Azul, alias, Morticia:
Te estás preguntando porqué Joaquín mandó una carta cuándo le diste tu número de celular, tus redes sociales, tu dirección, etc, etc.
Quería que algo mío te quedara por si algún día no llego a volver. No pude regalarte nada en todo el tiempo que estuvimos en la Marina. Sólo problemas jaja y bueno un par de bromas y risas mientras moléstabamos a Leo.
¿Porqué demonios me quiere dejar algo? ¿Porqué dice qué tal vez no vuelva?
Bueno, he decido inflitrarme en las tropas que mandan a Medio Oriente y estar junto a Emilio, puede que sea la última locura que haga ó no. En mi casa no hay nada que llene el vacío que han dejado en mí.
Te quiero mucho. Gracias por enseñarme que la amistad verdadera existe. Gracias por soportarme y saber cómo entenderme y cómo cambiar para mejor mi vida.
Sigue fuerte y no pienses en ninguna locura, porque soy capaz de volverme del infierno para hacerte entrar en razón.
Gracias Morti, mejor amiga.
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