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Maratón 1/?

— Yo... bueno, hoy estuvimos con Leo y Blue paseando y creo que debo haber tirado mi brazalete por éstos lados.

— ¿Leo y Morti?

— Oh... eh... Leonardo y Azul. Son mis compañeros.

— Y dime...¿Qué es lo que tiraste a los arbustos?

Miro a los arbustos y luego lo miro a él. — Nada, no tiré nada. — niego con la cabeza.

— Te ví con algo en las manos, luego lo aventaste por ahí.

— Ya le dije que no aventé nada a los arbustos. 

— Mira, Joaquín... si es otra de tus travesuras, te dije que sólo tenías que avisarme si tenías problemas.

Comienzo a respirar tranquilo luego de oír eso. No se le ha cruzado por la cabeza que estoy por hacer un hueco en el alambre y largarme de aquí.

— Lo sé, lo sé. No he tenido problemas con Grecia.

Él relaja sus expresiones.

— Ven.— me toma del hombro y comienza a caminar. — te acompaño hasta tu barraca.

Me obligó a caminar con él sintiendo su mano en mi hombro. Mi cuerpo se pone en alerta y es realmente incómodo caminar en silencio con su mano en mi hombro, pero ni siquiera sé si es que estoy respirando con normalidad. Ó si él se dá cuenta de que estoy tan tenso que camino cómo un robot.

— Y usted ¿qué hace despierto a ésta hora?

— Deambulando, controlando que todo el mundo duerma.— me mira frunciendo el ceño.

— Le dije que perdí mi brazalete. — digo molesto y frunzo el ceño cómo para que sea un poco más creíble.

— Cómo que no te creo, pero hagamos de cuenta que sí.

El camino continúa hasta que llegamos a la barraca. Él se despide con un "buenas noches" y se vá. Yo entro apurado y me voy hasta la primera ventana y me agacho a espiar para ver en qué dirección camina. Pero luego veo que se vá hacía su despacho.

Respiro hondo y me siento en mi cama. Tuve suerte. Si me iba con mi bolso a lo mejor si se daba cuenta de lo que en realidad estaba por hacer.

Morti se remueve en su cama y me mira.

— ¿Qué sucedió?

— Casi me descubren. — suspiro. — creo que mejor dejo ésto para más adelante.


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A la mañana del domingo, al despertarme me encuentro sólo. Pero sólo en serio, porque soy el único durmiendo, mientras que todos ya parecen haber salido.

Me cambio tranquilamente y luego voy al baño a lavar mis dientes y mi cara. Al pasar por la sala común parecen estar todos reunidos ahí. Y es cuándo veo a lo lejos un cartel que dice:

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora