CₐₚÍₜᵤₗₒ ₃₁ - ₛᵢₙCₑᵣᵢCᵢDᵢₒ

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Joaquín.

Se quita la camiseta y se lanza en un perfecto clavado.

Me alarmo y trato de escapar, pero él es más rápido que un tiburón y me ataca por la espalda sujetándome de la cintura.

— ¡Suélteme! — chillo pateando y dando manotazos al agua.

— No, te he dicho que salgas. — nada a la dirección contraria conmigo agarrado del abdomen. Me rodea tan fácilmente que parece que su brazo fué hecho para encajar conmigo.

— Cuándo le dije lo de venir a sacarme, no era literalmente. — dejo de patalear y me resigno.

En especial porque no puedo dejar de pensar el hecho de que lo tengo pegado a mi cuerpo y está sin su camiseta. Y NUESTRAS MALDITAS PIELES SE ROZAN. Y debo hacerme al pensamiento de que estoy enojado con él ¿no?
Sé que es un idiota, pero ya que se me vá a acabar la diversión tan rápido, por lo menos disfrutemos el momento.

— No me interesa.

Llega conmigo a la orilla aún envolviéndome.

— Sube. — me ordena en tono molesto. Probablemente le estoy explotando los nervios de rabia.

— Le dije que en unos minutos me iba — me apoyo en el borde y hago fuerza para tomar impulso y elevarme. — ¿Tanto le cuesta confiar en mí?

Me incorporo y lo veo mirándome fijamente, luego aparta la mirada y veo su cara enrojecer.

A poco no me ha estado mirando con el bañador.

Le hago un favor y tomo mi ropa del piso y comienzo a colocarmela sin decir nada.

Él sale, se seca un poco y toma su camiseta del suelo. — en tí no se puede confiar.

Me giro molesto y lo confronto. — ya le dije que esa vez sólo quería divertirme. Cómo ahora, sólo quería nadar un rato.

— Sí, seguro. Si es cómo aquella vez entonces debes estar esperando que tu novio aparezca para "divertirte" con él en la piscina.

¿Acabo de escuchar bien?

— ¿Qué? — me acerco a él y lo miro fijamente. — ¿Qué fue lo que dijo?

— Nada, olvídalo.— niega con la cabeza y levanta su linterna para irse.

— No, no, no, a ver...— pongo una mano en  mi cadera mientras resoplo riendo. — ¿Usted me dice eso por lo que pasó hoy? Leo no es mi novio. Creo habérselo dicho.

— No tienes que darme explicaciones. Además, sino es tu novio entonces, no creí que fueras de esos que lo hacen con cualquiera. — dice casi escupiendo las palabras.

KHE.

¿Me acaba de decir puto?

Antes de que aleje su mirada, le estampo mi mano en su mejilla tan fuerte cómo puedo. Y créanme que si fué fuerte porque ya llevo varios meses entrenándome.

Mi mano cosquillea y él se toca la mejilla sorprendido.

— ¿Cómo se atreve? — chillo furioso. — No sé que fué lo que hice para que esté tan molesto conmigo, pero eso sí, ni se le ocurra volver a decirme cosa semejante. — lo apunto con el dedo.

Tomo mi camiseta y mi vista se dirige a la salida.

Él toma mi brazo y me hace girar.

— ¿Qué le pasa? ¡Déjeme!

— Espera. Lo siento. No quise decir eso.

Lo miro unos segundos atónito y luego le suelto otra cachetada.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora