Después de la visita exprés de Emilio y su familia, mi semana continuó tan gris cómo siempre.
Emilio y yo intercambiábamos mensajes, pero la virtualidad no se compara con estar juntos en persona.
También esa semana me dispuse a contarle a mi padre que tenía una relación con él. Antes de que largara frases desafortunadas, comencé a contarle todo desde el principio y al final de varios regaños, se sintió orgulloso por saber que estaba con un chico bueno y proveniente de una familia honorable. Además era el hijo de uno de sus viejos amigos, no podía quejarse mucho.
Emilio también había quedado en comentar la situación en su casa, la cuál no fué una novedad, ya que el Subteniente Osorio ya sabía todo, su madre ya sospechaba y Kiko sabía todo desde el comienzo.
Pero por suerte, todo entre nosotros estaba bien. Lo único que nos jodía era la distancia.
Luego de 1 semana, hice mi bolso y tomé un vuelo hacía Texas. Pasaría un par de días allí para ver a Blue y pasar tiempo con Emilio. Mi papá pagó todo sin protestar. Al menos sabía que ya no eran viajes de fiesta loca y compras sin sentido, aunque nunca prometí no hacer compras si encontraba algo que valiera la pena en Texas.
Me bajo del avión y espero mi equipaje pacientemente, al girarme encuentro una cabellera negra, una cara pálida y unos ojos pintados de negro a más no poder.
Salgo corriendo y tirando todo. Nos estrechamos en un caluroso abrazo y sollozos pequeños.
- No puedo creer que te haya extrañado tanto. - murmuré aún pegado a ella.
- Te juro que he comprado unas cortinas rosas para poner en mi habitación y no extrañarte tanto.- se burla y luego se aparta de mí.
- Qué graciosa, Morti.
- Ven, te ayudo con tus maletas.
Al primer lugar al que vamos es al cementerio. No puedo irme a comer ó a ningún otro lado sin antes pasar por allí y tengo que aprovechar ya que Morti anda conmigo.
Estamos los 3 juntos de nuevo, aunque no cómo quisiera estar, pero estamos al fin.
- No puedo creer que ya hayan pasado casi 3 semanas. - comenta Morti sentándose a la par de la lápida. Prende un cigarro y luego deja su ramo de flores.
- No sabes cuánto te hemos extrañado grandullón. - me siento del otro lado y dejo mi ramo al lado del de Morti.
- Creo que lo que más extraño son tus bromas a la hora de la comida. - habla Morti hacía la lápida.
Río.- Creo que yo también extraño eso, aunque yo era el blanco fácil de burlas.
- Joaquín, ¿Tú crees que exista otra vida?
- Creo en muchas cosas, creo que reencarnamos en otras personas y nuestro paraíso ó infierno es la realidad que exista en ese momento, si hemos sido malos, nuestra reencarnación tendrá una vida de mierda y al contrario si hemos sido buenos. Aunque también estoy abierto a la posibilidad de que haya un cielo y que todos vistan de blanco, mientras que los del infierno están encadenados al eterno sufrimiento.
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¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación Emiliaco
Fanfiction"- ¿Qué tú hiciste qué? - grito. - Estás demente, hombre." Joaquín Bondoni tenía la vida perfecta. Todo lo que pudieran imaginarse: Autos, motos, la mejor ropa, los mejores zapatos, un cabello rizado y largo esplendido y uñas bien pintadas. Claro...