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Emilio.

Después de hablar con Karol y decirle que dejase de actuar cómo una adolescente, le dejé en claro que la cosa entre nosotros había terminado hace tiempo.

Apesar de que Joaquín es mucho menor que Karol, se comporta más maduro que ella. Aún no puedo creer que siga haciendo éstas escenas.

Mi padre también le ha advertido. Su comportamiento puede poner en juego su rango.

Karol parece haber comprendido ésta vez. Quiero creer.

Me la pasé todo el día entrenando al grupo de Kiko en cuánto al entrenamiento de combate. Hasta que se hizo de tarde y se fueron a las barracas a descansar. En mi ida al despacho de mi padre me encontré con un escena muy peculiar.

Joaquín

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Joaquín.

Camino a las duchas, una mano firme me toca el hombro y me detiene en medio del campo. Al girarme veo a Grecia con una toalla. Al parecer también vá a las duchas.

Me pongo alerta, porque a lo mejor quiere continuar lo que ha quedado pendiente en la mañana.

— ¿Puedo hablar contigo, Joaquín?

Miro hacía ambos lados y luego la miro a ella con confusión.

— Si, ¿qué sucede? — pregunto cruzado de brazos.

— No sé cómo decirte ésto... — dice  mirando al suelo y sobando su nuca. — Eh... bueno... creo que eres el único que puede ayudarme...

— Suéltalo.

— Me gusta Leonardo.

La mandíbula casi me llegó al suelo, literal. ¿Grecia y Leonardo? Es decir, ésto es algo radical.

— Y... bueno, quiero que me ayudes a ser un poco más femenina. Ya sabes...

Recalculo un poco lo que me acaba de decir.

— Mira, para gustarle a alguien no tienes que ser más "femenina", sólo tienes que ser tú. — aflojo mi postura y le hablo con tranquilidad. — pero si tú quieres por tí misma un cambio de imagen eso es otro asunto.

— Pensé que en cuánto te comentara ésto, te reirías y dirías un millón de estupideces. — habla con más tranquilidad.

— ¿Porqué haría eso?

— No lo sé, me dió esa impresión.

— Grecia, la verdad es que no tengo nada en contra tuyo. El primer día me  parecías una fracasada más del resto junto a mí. Porque llegamos todos cómo unos fracasados y lo seguimos siendo. Pero tú hiciste un comentario sobre mí, sin ni siquiera conocerme. Sí, puedo ser insoportablemente egocéntrico y asquerosamente rico. Pero no significa que sea un plástico, un puto, un insensible, un hueco ó cualquier estereotipo que se te cruce por la mente. Tal vez si hubiéramos empezado de otra manera nos hubiéramos  ahorrado problemas desde hace mucho tiempo.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora