CₐₚÍₜᵤₗₒ ₃₈ - Gᵤₑᵣᵣₐ

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Las trompetas suenan y 2 marineros entran apurados. El alboroto que arman es tanto que hace que nos despertemos los 3 de un salto.

Miro por la ventana y el sol aún no sale al horizonte.

La gente se despierta confundida sin saber porqué tanto alboroto junto con gritos que no se entienden ni entre ellos.

Cómo de costumbre todos apurados nos levantamos y nos ponemos de pié aunque estemos en pijama. Por la ventana también se vé a gente corriendo de un lado a otro con uniforme, chalecos, armas.

- Marineros, el programa de inclusión para delicuentes mayores de edad terminará antes de lo pautado por cuestiones externas. Se ha producido un pedido desde el gobierno para mandar tropas a Medio Oriente. La Marina les agradece por tanto esfuerzo y dedicación.

KHE.

La gente aún se mira confundida por lo que acaban de decir, pero aún así comienzan a hacer sus maletas.

Me cambio lo más rápido posible. Necesito más explicaciones, información, no me pueden mandar a casa ahora y tan de repente.

- Joaquín, hay que armar las maletas. - dice Leo tomando su mochila.

- Leonardo tengo que hablar con el subteniente Osorio.

Cruzo el campo de entrenamiento, ahora con gente que vá de un lado para otro, alistando mochilas, armas, chalecos.

Golpeo la puerta de la oficina de Osorio, pero no atiende. Doy un par de vueltas esperando y vuelvo a golpear con desesperación. Cómo no me lo dijo ayer, cómo no me avisó, cómo piensa dejarme así.

No atiende y no sale nadie.

Salgo de ahí y comienzo a caminar sin rumbo buscando una cara en concreto y con ojos color café.

Me recorro todo el predio esquivando gente. Me choco con un millón de cosas, pero lo único que me importa es encontrar a Emilio.

Al final logro verlo, pero mi corazón empieza a estrujarse cuándo veo que está terminando de preparar su mochila. Ya tiene su uniforme de combate puesto y todo el armamento cargado.

- Emilio.- me acerco casi desesperado.

- ¡Joaquín! ¿Qué haces aquí? - su rostro es de sorpresa.- deberías estar haciendo tus maletas.

- ¿Tu crees que yo podría estar haciendo mis maletas mientras me dicen que me tengo que largar de aquí y dejarte?

Él sonríe, pero no es esa sonrisa simpática de alegría.

- Claro que no, ese no sería el Joaquín que me gusta.

- ¿Qué demonios pasa? Dime por favor que tú no tienes que irte.

Mis ojos comienzan a humedecerse y él rápidamente se acerca a abrazarme.

- No sabía que ésto explotaría hoy. El gobierno de los Estado Unidos hace tratos de manera secreta y... ordenaron mandar tropas a Medio Oriente. Desgraciadamente entre la lista de elegidos y capacitados estaba yo, Roy, Karol y otros superiores que han sido compañeros en la carrera.

- No te vayas.- niego con la cabeza.- dime que puede haber una posibilidad de que dejen que te quedes.

- Lo siento Joaquín.

Él me abraza más fuerte y yo me rompo en llanto. Por fin que las cosas estaban bien y ahora todo se destruye en mil pedazos.

- Joaquín, voy a volver. Y te voy a buscar.- toma mi cara entre sus manos.- y si no vuelvo, quiero que sepas que eres el chico más bonito, gracioso y especial del mundo entero.

- Emilio...- sollozo tratando de no escuchar cómo se está despidiendo. Me niego a aceptar ésto. A pensar que tal vez ésta sea la última vez que lo vea.

- Y también me llevo tu crop top, asi me acuerdo de tí hasta el último segundo, si así el destino lo quiere.- Sonríe naturalmente.- te quiero mucho ¿si?

Asiento llorando y luego siento un par de voces detrás. Ya nada logra traspasar mis sentidos.

Alguien me toma del brazo y me lleva cómo si fuera una pluma. No logro reaccionar, me llevan a rastras.

Morti y Leo están cambiados, con sus mochilas y bolsos.

- Joaquín, he preparado tus maletas.- habla Morti mientras me pone una mano en el hombro.

- Morti, yo...

- Estaremos en contacto, los 3. No nos vamos a separar.- añade Leonardo dándome un papel.

- Claro que si, ya los estoy extrañando.- Morti me entrega otro.

- Chicos yo...- digo tratando de hablar, pero las palabras no me salen, las lágrimas salen sin control y ellos no parecen darse cuenta de que Joaquín, el odioso príncipe de hielo, no está llorando.

- Tranquilo mi fifí bonito.- Leo me abraza con ternura. - te prometo que nos volveremos a ver, no llores por tu plebeyo.

- Oigan, no se vayan...

- ¡Joaquín! Han venido por tí, te ayudaré con tus cosas.

Royer aparece cómo un rayo y comienza a cargar las maletas. Otro chico, que no conozco, me toma del brazo y comienza a arrastrarme hasta llegar al auto negro, con un señor que no conozco.

Las puertas se cierran y él comienza a andar. Me giro desesperado a mirar por el vidrio de atrás y veo cómo Morti y Leo se meten a un camión con el resto de los fracasados de la barraca de fracasados.

Mi hermosa y mugrienta barraca de fracasados.

Las lágrimas salen brotando y reacciono. Tarde, pero lo hago.

Comienzo a gritar desesperadamente y le ruego al chofer que vuelva. Él niega con la cabeza y yo pataleo y trato de abrir la puerta, pero ésta no abre.

- Fueron órdenes del Subteniente Osorio, joven. Me pidió que por nada del mundo lo dejara volver y que quería que usted llegase sano y a salvo a su casa.

El corazón me dió una puntada y hasta llegar a la chatarra voladora no paré de llorar.

Por favor, despierta Joaquín, sólo tienes que despertar. Sólo es una pesadilla.

Despierta, Joaquín.

Despierta.


Despierta

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Seguimos.......

Se nos vienen capítulos duros......

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora