CₐₚÍₜᵤₗₒ ₄₄ - ₘᵤₑᵣₜₑ

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Joaquín.

Avanzamos los 3 juntos, junto con otros 2 grupos. Las explosiones se escuchan más fuertes. Gritos aún más  espeluznantes se oyen más cerca. Lo peor de todo, esquivamos cuerpos de soldados estadounidenses, de terroristas, de gente civil y niños. Algunos cadáveres ya desprenden olor. Trato de seguir mirando hacía adelante.

Un par de marineros del otro grupo dispara unas 3 veces y se siente el grito de un hombre a lo lejos.

— ¡Mantenganse alerta! — grita el marinero principal.

Seguimos caminando y en un abrir y cerrar de ojos, una camioneta llena de polvo sale de entre los escombros con 4 tipos arriba de la cajuela.

— ¡Cubránse!

Leo me toma del brazo y me jala hacía una pared que de milagro todavía está en pié. Los 3 nos escondemos y sentimos los disparos desenfrenados. Leo se asoma y aprieta el gatillo varias veces.

¡Maldición! ¿Para qué demonios vine si voy a estar siendo una maldita carga para mis amigos? Debería reaccionar y pensar en mi objetivo.

Leo nos dá la señal de que podemos seguir.

2 marineros se retiran porque han resultado heridos. Los demás continuamos caminando rápido, pero escabulléndonos por los rincones, con las armas listas para disparar.

Me mentalizo en que cualquier bulto sin uniforme de la marina es el enemigo. Debo reaccionar. Tengo que dejar éste tipo de actitudes de cobarde.

Suena una explosión, más cerca de lo que parecía. Los escombros vuelan y nos obligamos a tirarnos en el piso para protegernos. Seguimos arrastrándonos entre los escombros.

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Te sorprendería lo que puede pasar en 5 minutos...



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Un grupo de terrorista con metralletas a lo largo de toda la calle esperando a que aparezcamos. Por el intercomunicador nos contestan que el grupo principal está del otro lado a la barrerra mortal. Ellos son el objetivo que hay que eliminar.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora