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Joaquín.

Con motivo de la celebración del primer partido de fútbol entre todos: Juan, Morti, Roy, Niurka, yo y en especial Emilio que era la figura especial, hicimos un picnic en la casa de los Osorio, la cuál era bastante grande. Con un patio espléndido y una piscina, que ya estaba vacía porque hacía un poco de frío para la época.

El partido de fútbol fué emocionante, nos reímos, nos caímos, en especial yo que doy asco para los deportes y tengo que mencionar que Emilio hizo abuso de poder por sus conocimientos e hizo varias jugadas en las cuáles me derribó legalmente.

Maldito aficionado.

El almuerzo estuvo espectacular. Niurka, la mamá de Emilio, cocina cómo los dioses. En realidad Kikp no exageraba cuándo me contaba que su mamá era la mejor en la cocina.

Morti y Roy terminaron saliendo en más citas hasta que Morti fué la que rompió el hielo, preguntándole a Roy si estaba de acuerdo en que las cosas avanzaran. Roy es más lento que una tortuga.

Y hoy es su primera cita oficial cómo novios. Claro que no lo han gritado a los cuatro vientos, pero yo lo sabía porque Morti me lo cuenta absolutamente todo.

Mi papá llama todas las noches cómo prometió que lo haría y viene a verme y a almorzar los sábados. Él y Juan se reencuentran y hablan horas y horas de los viejos tiempos de la adolescencia.

— Terminé agotadísima. — comenta Morti tirándose en el pasto.

— Ni que lo digas, necesito pulmones nuevos. Y creo que rodillas también. — miro mis rodillas raspadas por tantas caídas.

— Oh vamos, Bondoni, has tenido mejores caídas haciendo flexiones. — se burla Roy, tirándose a la par de Morti.

— Cállate bobo. Jugando al fútbol  das más asco que nosotros dos juntos.

Si, él y yo nos llevamos fatal cómo de costumbre.

— Dejen de pelear, parecen niños. — dice Emilio llegando a dónde nosotros. — Joaquín, necesito que me acompañes a la sala.

— Está bien.

— No se demoren, ó sabré que es lo que están haciendo. — se burla Morti.

Los dos reímos casi nerviosos. La verdad es que varias veces hemos aprovechado momentos para irnos y tener intimidad de la buena. La adrenalina nos excita.

Pero ésta vez no parece ser nada pervertido.

Al llegar a la sala él me sienta en el sofá y me mira fijamente.

— No quiero que te enojes por ésto.

— ¿Enojarme?

Él mira hacía la puerta de entrada. — Elisabeth, puedes pasar.

¿¿¿¿¿Elisabeth????

Miro a Emilip agitado. — ¿Emilio qué...?

— Tu padre y yo creemos que es tiempo de que ésto ocurra.

Me giro a verla. Los años sí  que le han pasado por encima, pero aún sigue teniendo buen gusto para vestirse, su pelo castaño cómo el mío. Está ahí parada sin decir nada. Sólo mirándome de arriba a abajo.

— Los voy a dejar sólos para que charlen.

Trato de detener a Emilio, pero él se acerca y me susurra al oído: — sólo inténtalo. Estaré en la cocina por si me necesitas, sólo respira con calma.

Él se vá y me deja con ella a solas. No sé ni que decir y ella tampoco. Estamos inmóviles mirándonos.

— Estás tan cambiado. No es lo mismo verte en persona que verte por foto.

¡Señor, Sí, Señor! // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora