Capítulo 6

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Miroku apareció en los sueños de Sango esa noche, lo cual la enfureció. ¿Qué tenía que lo hiciera especial? Había conocido a muchos hombres tan atractivos, inteligentes y amables como él, si bien tenía que reconocer que ninguno de ellos reunía los tres atributos en proporciones tan generosas.

Suspiró y se levantó de la cama. Quizá se imaginaba todas esas cosas maravillosas porque apenas estaba saliendo de su rompimiento con Kuranosuke y se sentía vulnerable y solitaria en esa ciudad extraña. Pero había algo más que eso. Miroku tenía un atractivo increíble y sería tonto no admitirlo; y sería todavía más tonta si trataba de encontrar algo más que la amistad que él le brindaba.

En primera instancia, Shima era una rival formidable. Sango se recriminó: ¿rival? ¡Estaba loca al pensar en esos términos! Ello presuponía que Miroku estaba interesado en ella, lo cual no era cierto.

El problema radicaba en la tormenta que despertó en ella, y estaba desconcertada porque sus sentimientos por Kuranosuke resultaron ser tan débiles. Estaba intrigada por ello, preguntándose qué habría ocurrido si él no hubiese sido enviado al extranjero. ¿Habría florecido su relación, a pesar de la manera de pensar de él respecto a las esposas que trabajan, o se habría dado cuenta de que sus sentimientos por él no eran lo suficientemente fuertes para durar toda una vida?

Se trataba de una pregunta para la cual nunca encontraría respuesta, por lo que la apartó de su mente y se concentró en Miroku; en su amabilidad y cortesía, en su habilidad para hacerla sentirse como si fuese la única mujer en el mundo. ¿Sería genuino, o sólo era acto? El hecho de que todavía estuviese soltero presuponía lo segundo, enfatizando su creencia de que era peligroso involucrarse con él. No obstante, todo el día permaneció en ascuas, deseando que la llamara y esperando que no lo hiciese en forma alterna y estúpidamente alterada al ver que no lo hacía.

No fue sino hasta la tarde del día siguiente, mientras llevaba a un grupo de turistas a sus habitaciones, que lo vio en compañía de Shima bajo una sombrilla junto a la piscina. El verlos juntos la llenó de celos, aún cuando reconocía que no había razón para ellos. Todavía pensaba en el tema mientras cenaba solitaria, cuando lo vio acercarse a ella.

- Llamé a su habitación -le indicó, deteniéndose junto a su mesa-. Esperaba que quisiera cenar conmigo.

Sango le brindó una fría sonrisa.

- Se suponía que cenaría con Inuyasha Taisho y su esposa -agregó Miroku-, pero su hija tiene algo de fiebre y no quieren dejarla sola. ¿Puedo sentarme? -inquirió, haciendo por una silla.

- Esta mesa está reservada para el personal del hotel.

- Entonces acompáñeme a la mía.

- Ya voy a la mitad de mi cena.

- ¿Y qué importa? El camarero puede llevarla a otra mesa -unos ojos azules la miraban con insistencia-. No teme ser vista conmigo, ¿verdad?

- Debe estar bromeando -se burló-. ¿A qué chica no le agradaría ser vista en la compañía del famoso Miroku Hoshi?

- ¡Vaya adulación! ¿Espera que la crea?

Sabiendo que no hacerlo equivaldría a aceptar que estaba herida en su orgullo, lo siguió hasta una mesa frente al jardín.

- Tiene una pobre opinión de los hombres -comentó una vez que ordenó su cena y se sirvió el vino, levantando su copa para brindar con ella-. Brindemos por que llegue a comprender mejor las actitudes de los hombres.

Sango bebió en silencio y el brillo en los ojos de Miroku se hizo más intenso al ver que su brindis no recibió respuesta.

- El comprender mejor a los hombres no me hará cambiar de opinión acerca de ellos -replicó-. La mayoría actúa como niños chiquitos.

Miroku se inclinó sobre la mesa; la actitud de diversión había desaparecido de su rostro.

- Parece que alguien la ha lastimado mucho.

- Así es -admitió después de un instante de titubeo.

- La amaba y la abandonó.

- Sólo digamos que se marchó -señaló cortante-. Era el típico "macho"; no habría tolerado que su esposa siguiera trabajando... siempre y cuando él decidiese casarse.

- Bueno, al menos estableció su posición con claridad, lo cual es algo a su favor. Recordará que hace poco le dije que el matrimonio es casi siempre una cuestión de compromiso; es por ello que he preferido permanecer solo. Prefiero llevar las cosas a mi manera.

- ¿Incluyendo su vida personal?

- Prefiero dejar pendiente la respuesta a esa pregunta. Formúlela de nuevo dentro de un año.

Sango estuvo a punto de decirle que lo más probable era que entonces la habría olvidado ya, pero consideró que quizá pensaría que lo que buscaba era un cumplido. Lo haría, estaba segura, pero no sería sincero.

- ¿Cuál es el estado que guarda el "gran negocio"? -preguntó para cambiar el tema de conversación.

- Va demasiado lento. Un contingente japonés llegará para presentar una nueva cotización, de modo que por ningún concepto puede considerarse que el caso ya esté cerrado -hizo una pausa al ver que traían el plato fuerte de Sango y luego el de él.

- ¿Cree que el Ministro esté poniéndose difícil? -inquirió.

- Bueno, algo está pasando, de eso puede estar segura. Shima dice que su padre considera que cualquier empresa que desee participar en el concurso merece la oportunidad de hacerlo.

- ¡Eso significa que quizá tenga que permanecer aquí durante meses enteros! -quizá incluso durante toda su estancia en Bangkok, se dijo con cierto placer y anticipación.

- No tengo intenciones de quedarme aquí tanto -comentó él, haciendo que sus esperanzas se vinieran al suelo-. Me daré un mes de plazo y luego me marcharé. Entonces ya debo saber a qué atenerme.

Miroku no abundó en el tema y Sango se dedicó a su cena.

- Lo que le he comentado tiene un carácter en extremo confidencial -señaló él de pronto.

- Lo comprendo. ¿Pero no está corriendo un riesgo? Después de todo, apenas me conoce.

- Es posible conocer una persona al instante -comentó con voz baja-. Y en otros casos, se puede conocer a una persona durante años y todavía sentir desconfianza. Pero usted es como el agua de un manantial, Sango, tan clara que todos pueden ver a través de ella.

Tú, sólo tú | Adaptación (MirokuxSango)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora