Sango Taijiya miró a su jefe por encima del escritorio, preguntándose si lo había escuchado bien.
- ¿Quiere usted que yo vaya a Tailandia?
- Así es -replicó el señor Totosai-. Para un período de seis meses. Repartirá el tiempo entre nuestros hoteles en Bangkok y en Pattaya, que es un centro de veraneo en la playa. Si usted acepta, por supuesto -agregó-. Lamento verla partir, pero cuando la Oficina Principal me pidió que les recomendara a alguien para que fuera nuestro Funcionario de Enlace, de inmediato pensé en usted.
- ¿Cree usted que puedo con el puesto?
- Sin lugar a dudas. Usted es la asistente más eficiente que he tenido en muchos años.
Sango sonrió complacida por el cumplido.
- El trabajo allá será muy diferente al que hago aquí.
- Más fácil, diría yo. Sólo se trata de hacerse cargo de los grupos de turistas y atender sus quejas y problemas.
- ¡Eso es suficiente para mantenerme ocupada las veinticuatro horas del día! Ya es difícil manejarlo aquí, en Inglaterra, pero en el Lejano Oriente...
- Ese es el motivo por el cual queremos que alguien como usted se haga cargo. El grueso de los grupos son de norteamericanos y sus itinerarios de viaje siempre son muy preciosos. Con el simple hecho de que un vuelo se retrase, ya tiene en sus manos a cien huéspedes que tendrán que quedarse una noche adicional. También puede suceder que no se presenten, por lo cual tendrá que cancelar una cena especial. Y eso es aparte de los problemas de rutina.
- Creo que les iría mejor con un diplomático -comentó Sango.
- Por eso la sugerí a usted -reiteró el señor Totosai-. Usted es la candidata más prometedora de nuestro personal en entrenamiento para una gerencia y si su desempeño es satisfactorio allá, será puesta a cargo de uno de nuestros hoteles pequeños a su regreso.
La tentación era mucha y los ojos de Sango... tan marrones como el chocolate, brillaron de entusiasmo. Las gerentes de hotel eran muy pocas y el ser puesta al frente de uno, por pequeño que éste fuera, sería un gran paso en su carrera profesional.
- Sé que es una decisión importante la que tiene que tomar -observó Totosai-, pero es un paso decisivo en la dirección correcta.
- Así planteadas las cosas -murmuró ella-, no puedo negarme.
El hombre fue a colocarse a su lado. Antiguo oficial de la Armada, tomó un interés paternal en la chica desde que leyó su currículum vitae y se enteró de que su padre ocupó un cargo igual al suyo durante la Guerra de Vietnam.
- No pretendo que me dé una respuesta en este momento -le indicó con tono benévolo-. Discuta la situación con alguien. ¿Tal vez su novio?
- No existe -respondió Sango, tratando de no recordar su última reunión con Kuranosuke Takeda hacía nueve meses, cuando comprendió con claridad que aún no estaba dispuesto a sentar cabeza y que cuando lo estuviese, no lo haría con una chica de carrera-. ¿Cuándo tendría que partir?
- A fin de mes. Necesitará visas y vacunas; además de tener que renovar su guardarropa. Tailandia es calurosa y húmeda y tendrá que cambiarse varias veces al día. Nosotros cubriremos los gastos, por lo que no los escatime. Tendrá que convivir más con los huéspedes... para asegurarse de que almuerzos y cenas resulten como ellos esperan, en ocasiones los acompañará en los recorridos turísticos del Shikonmore.
- ¿Dónde habré de alojarme?
- En el hotel -el señor Totosai la acompañó a la puerta-. Ha tomado la decisión correcta, Sango. No se arrepentirá.
Deseando que tuviera razón, Sango pasó los siguientes diez días realizando trámites de visa, vacunándose y adquiriendo un guardarropa de verano... lo cual no fue fácil, considerando que era enero.
- Eres muy afortunada -comentó uno de sus colegas lleno de envidia-. Tailandia es fabulosa en esta época del año, pero asegúrate de estar de regreso antes de que empiece el monzón.
- No puede ser peor que esto -dijo Sango observando la lluvia torrencial por la ventana.
- Es evidente que nunca has estado en Tailandia. ¡Esto es apenas una llovizna, comparado con lo que te espera!
- ¡Pero al menos hará calor! Imagínate, dentro de una semana estaré usando ropa de verano y secándome el sudor.
- Y espantando los mosquitos. ¡No todo será color de rosa, preciosa!
- Así parece -comentó Sango disgustada y decidió que sería mejor que aprendiese algo acerca del país en el que viviría seis meses.
La Oficina de Información Turística de Tailandia le proporcionó mapas y folletos, así como un libro de frases elementales al que dedicó cada momento de que dispuso para estudiarlo. También leyó varios libros de viajes que despertaron su interés sobre un país del que cuanto más aprendía de él, más la intrigaba.
Sus padres, granjeros escoceses, quedaron felices cuando los llamó por teléfono para avisarles de su viaje inminente.
- Ya era hora de que conocieras algo del mundo -señaló su madre- y el puesto parece haber sido hecho para ti. ¡Pareces haber nacido para solucionar problemas!
- Los problemas en Tailandia pueden ser más delicados. ¡Y los turistas norteamericanos seguramente los harán así!
- Saldrás adelante -reiteró la señora Taijiya-. ¿Qué vas a hacer con tu apartamento?
Sango contempló su diminuto apartamento, de Hampstead.
- Lo subarrendaré a una de las chicas de la oficina, a menos que tú y papá quieran tener un sitio a donde venir a refugiarse.
- Muy graciosa -comentó su madre-. ¡Ya me considero muy afortunada con que tu padre me lleve a Edimburgo una vez al año!
- ¿Crees poder ir a visitarme a Bangkok?
- No veo por qué no. Veré qué arreglos puedo hacer.
- Maravilloso -exclamó Sango, a sabiendas de que su madre nunca lo haría. Sus padres vivían en un eterno idilio y no podían estar separados uno del otro, así fuera sólo durante unos días. ¿Establecería ella una relación así algún día? Hasta ese momento, todos los hombres que había conocido con intenciones de casarse, buscaban esposas de tiempo completo y los que preferían profesionales, sólo las querían como amantes.
Con un suspiro se dirigió hacia la cocineta para prepararse una tortilla de huevos; la llevó a la sala y encendió el televisor.
Hacía un año que ella y Kuranosuke se conocieron durante unas vacaciones en un centro para esquiar, en Austria. Alto y delgado, con una mata de rebelde cabello negro, le pareció devastador en las colinas y atractivo en extremo por la noche, cuando pasaron las horas bailando después de esquiar.
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Tú, sólo tú | Adaptación (MirokuxSango)
Fiksi PenggemarQuería una aventura con Sango para pasar el tiempo mientras esperaba en Bangkok que el gobierno tailandés le otorgara un contrato de construcción; y para él sólo sería eso... una aventura breve sin compromiso. Sango no podía aceptar tan egoísta acti...