Capítulo 14

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El viaje en el taxi ayudó a Sango a tranquilizarse y conforme lo hacía, crecía en ella la seguridad de que la llave en sus manos era una de las llaves maestras del hotel; pero, ¿por qué estaba en poder de Shima? Existían dos posibilidades lógicas: la chica estaba coludida con Miroku para introducirse en la habitación de Kuranosuke y hacerse de los documentos, o con Kuranosuke, con igual propósito respecto a Miroku.

Sin embargo, si Shima quería hacerse de los archivos de Miroku, ¿no pudo hacerlo durante una de sus frecuentes visitas a su suite? Debió haber múltiples ocasiones en las que quedó a solas en la salita de estar.

Por otra parte, Shima podría estar de acuerdo con Miroku para espiar a Kuranosuke, lo cual significaba que la acusación que Miroku le hizo, fue sólo para cubrir las apariencias. De alguna forma, le parecía que eso no era característico de Miroku, y si bien sus sentimientos por él afectaban su juicio, reconocía que era demasiado recto para recurrir al espionaje.

Cuanto más meditaba la situación, más se convencía de que Shima estaba coludida con Kuranosuke.

¿Pero cómo se hizo de la llave? No tuvo que pensar mucho para encontrar la solución. Anoche, luego de bailar con Miroku, regresó a su mesa para encontrar su bolso de mano abierto. En ese momento no le dio ninguna importancia, pero ahora se percataba de que Shima y Kuranosuke se acercaron a la mesa mientras bailaban y uno de ellos tomó la llave.

Al llegar al hotel, se apresuró a abrir la caja de seguridad de su oficina. ¡Allí estaban las llaves! ¡Pero no, faltaba una! Estaba en lo cierto, la llave fue sustraída de su bolso la noche anterior.

Sin titubear, tomó el teléfono y llamó a la habitación de Miroku. Al no obtener respuesta, dejó recado en recepción para que lo vocearan.

- Por favor, cuando lo localicen, díganle que necesito hablar con él con urgencia. No saldré del hotel esta noche.

Fue a su habitación y durante una hora paseó de un lado a otro.

No pudiendo esperar más, decidió ver si lo encontraba cenando en la terraza. Estaba a punto de salir cuando sonó el teléfono, pero se trataba de Kuranosuke, quien le indicó que se marcharía al día siguiente y quería invitarla a tomar una copa de despedida.

- Siempre pretextas tener trabajo -le dijo-, pero al menos baja a despedirte.

El verlo era lo último que Sango quería hacer.

- ¿Podemos hacerlo más tarde? -inquirió, rogando que Miroku la llamara antes-. ¿Te parece a las nueve y media?

- Está bien. Te espero en el bar.

Al volver a bajar, Sango se preguntaba qué le diría a Kuranosuke si no lograba ver antes a Miroku. Todavía faltaban dos horas y era seguro que regresaría al hotel antes de su cita con Kuranosuke. Para asegurarse de que Miroku no pasó frente a recepción sin ser visto, recorrió todos los sitios públicos del hotel. No había rastro de él. Tampoco se encontraba cenando en la terraza. Desesperada, tomó asiento y ordenó algo ligero.

A pesar de que comió con la mayor lentitud posible, aún no aparecía cuando terminó de cenar. ¿Ya habría partido hacia Londres? No era factible, ya que habría sido informada de que había dejado su habitación. ¡A menos que hubiese pedido al señor Taisho que liquidase su cuenta!

- No, nadie ha pedido la cuenta del señor Hoshi, pero si alguien la solicita, le informaremos de inmediato -le contestaron en recepción.

Desesperada, se encaminó hasta un exhibidor de libros. Allí pasó media hora y se dirigió a un teléfono para volver a llamar a la suite de Miroku. No obtuvo respuesta. Sabiendo que no podía retrasar más su reunión con Kuranosuke, se fue al bar.

Kuranosuke se puso de pie para recibirla y a Sango le fue difícil mirarlo a la cara; él tenía una apariencia de normalidad mientras la guiaba hacia una mesa, por lo que llegó a dudar de sus sospechas. Vestido con un pantalón color beige y una playera color crema y con los rayos caoba provocados por el sol en su cabellera, parecía el sueño dorado de cualquier chica. Pero no para ella, se dijo. Ese día quedó atrás hacía mucho.

- Partiré a primera hora -la informó.

- Debes estar feliz por la forma en que las cosas se inclinaron a tu favor -se obligó a decirle.

- Así es -aceptó él-. Pero tú no pareces estarlo. Me agradaría pensar que es porque me marcho -continuó con voz baja.

¡Vaya desfachatez! Después de la forma en que la abandonó el año anterior. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no decírselo.

- Lamento que no podrás ver mi nuevo vestido -le mintió y en ese momento decidió poner a prueba sus sospechas. Después de todo, no tenía nada que perder. ¿A quién le importaba si se ofendía?

- Guárdalo para cuando regrese y saldremos a celebrar -le sugirió él.

- ¿Me llevarás? -Sango dejó su copa sobre la mesa y, uniendo las mano, las dejó sobre su regazo, temerosa de que él observara que le temblaban-. Estoy yendo con la misma modista que Shima.

- Excelente decisión -replicó entusiasmado-. Es una chica elegante, aun cuando no tiene punto de comparación contigo -colocó una mano sobre el brazo de Sango y ella logró reprimir un estremecimiento. Si bien actuaba con normalidad, había un rubor en las mejillas de Kuranosuke que era muestra de su excitación por el triunfo, o de la sensación de culpa por la forma en que lo logró.

- Gracias por el cumplido, Kuranosuke, pero no debes compararnos. Shima tiene grandes ambiciones bajo sus finos modales.

- ¿De veras? No te entiendo.

- Quiero decir que no es sólo un rostro hermoso.

- Ni tú tampoco.

- Pero yo no soy una chica influyente... como Shima. Su padre es un personaje importante y ella se aprovecha de ello.

- Cierto -concedió Kuranosuke-. Le gusta ejercer el poder.

- ¿Estaba presente cuando su padre anunció al ganador?

- Sí.

- ¿Quedó complacida?

- No lo pregunté.

- No obstante, estoy segura de que fue así -insistió Sango-. Después de todo, ustedes se conocen bien.

- No tan bien como conoce a Miroku -sonrió Kuranosuke-. Así que no tienes por qué sentir celos, aunque me gustaría que así fuera.

- Lamento decepcionarte -subrayó ella, feliz de que su siguiente comentario sería el más sincero que jamás le hubiera dicho-. Cualquier sentimiento que alguna vez pude tener por ti, murió hace meses.

- Oh -parecía desconcertado-. Esperaba que todavía significara algo para ti.

- Lo cual pone en evidencia lo poco que me conoces -hizo una respiración profunda y, con toda intención, le indicó-: vi a Shima salir de la habitación de Miroku hoy a las dos de la mañana.

Tú, sólo tú | Adaptación (MirokuxSango)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora