Capítulo 9

810 115 5
                                    

-¿Perdón?- Preguntó ella mirando a la rubia de arriba abajo.

-¿Qué si todo eso era necesario?- Preguntó de nuevo mirándola fijamente a los ojos.

-Claro que si, además creo que voy a añadir alguna más.- Contestó Regina.

-¿Cómo...?- Preguntó muy molesta.

-Un atuendo adecuado.- Sentenció mirando a la rubia.

Emma había ido con sus habituales vaqueros y su chaqueta de cuero roja, ese atuendo no le pareció nada correcto a Regina que anteriormente si la había visto con un traje de chaqueta más acorde a su puesto.

-¿Hablas en serio?- Preguntó Emma ofendida.

-No le he dado permiso para tutearme, agente Swan.- Contestó ella alzando un poco más la voz.

-Tampoco le he dado permiso para meterse con mi atuendo, Capitán Mills.- Soltó Emma que estaba furiosa por sus palabras.

-Digamos que para eso no necesito permiso, como su jefa puedo poner unas normas de vestimenta cuando me dé la gana.- Espetó para después girarse y alejarse.

No tuvo tanta suerte, Emma la siguió y entro en su despacho siguiéndola sin que Regina tuviese tiempo de cerrar la puerta.

-¿Se aburre?- Preguntó entonces Regina cabreada porque la rubia la hubiese seguido.

-Sabe que no va a hacer otra cosa que ganarse enemigos, ¿Verdad?- Preguntó entonces Emma.

-No he venido a hacer amigos.- Espetó Regina sentándose en la silla que seguía siendo de David.

-¡Necesita un buen polvo!- Casi gritó Emma cabreada por la actitud de la morena, realmente se había acercado a ella para aconsejarle pero esa actitud fue el colmo.

-¡Fuera!- Gritó Regina dando un fuerte golpe sobre la mesa.

Emma se quedó estática, estaba estupefacta por lo que acababa de pasar. Regina había cambiado totalmente el semblante, justo cuando se disponía a contestar la puerta del despacho se volvió a abrir y dio paso a su padre que estaba sobresaltado por los gritos que se escuchaban desde fuera.

-¿Qué pasa aquí?- Preguntó él mirando alternativamente a cada una de las mujeres.

-¡Fuera!- Dijo Regina que no había dado más opción que esa a la rubia.

-Emma sal.- Espetó su padre que estaba alterado por la actitud de la morena.

Emma simplemente obedeció y salió de la oficina mientras que David se sentaba en el sillón que allí había observado a la morena.

-Esa hija suya es...- Antes de poder continuar se detuvo en lo que iba a decir.

-Lo sé, impulsiva, cabezota, algo inmadura...- David fue enumerando.- Pero es muy buena en su trabajo y muy responsable con ello.- Aseguró entonces el hombre.

-Salgo a comer.- Contestó Regina largándose del despacho antes de que pudiera decirle nada más.

La morena decidió acercarse a su casa para ver cómo estaba Kathryn, el psicólogo había tenido que ir por la mañana a verla y quería saber si eso había desembocado en una crisis o simplemente se había mantenido en silencio como era más que habitual.

-Kat.-La llamó Regina entrando por la puerta de su casa.

La rubia no contestó simplemente siguió tumbada en el sofá tapada con una gran manta y con varios envases de galletas y chocolate. Regina se acercó pues la televisión estaba encendida y se allí sin prestar atención a lo que decía.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora