Capítulo 11

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-¡Regina! ¡Regina!- le gritaba Emma para que volviese en sí.

Emma estaba totalmente asustada por la cara que tenía la morena, sus ojos se habían inundado de lágrimas y no entendía porque. Al coger el teléfono se dio cuenta de que la llamada se había cortado y no podía saber que había pasado al menos que la morena se lo dijese.

-¿Qué pasa?- Preguntó otra vez.

Regina volvió en si de repente y se levantó cogiendo el móvil, su bolso y las llaves del coche que tenía sobre la mesa. Salió corriendo del despacho y Emma se quedó unos segundos estática para después salir corriendo detrás de la morena.

-No puede conducir así.- Gritó entonces Emma evitando que una histérica Regina se subiese en su coche.

-Déjeme.- Gritó ella que se quería soltar para marcharse.

-Yo la llevo donde me diga.- Aseguró Emma cogiendo las llaves.- Por favor, no puedo permitir que le pase algo.

-Al hospital.- Contestó Regina subiéndose en el asiento del copiloto. No sabía porque pero había dejado ganar a Emma.

Emma se subió al coche y condujo hacía el hospital, nada más aparcar el coche Regina se bajó y corrió por los pasillos hasta llegar a la habitación que una enfermera le había indicado.

En la cama se encontraba Kathryn, totalmente pálida y llena de cables por todos sitios. Antes de poder entrar a verla un médico la llamó para poder hablar con ella, Emma que se había bajado también del coche se quedó en segundo plano para no interrumpir o importunar a su jefa.

-¿Es usted la señora Mills?- Preguntó el hombre.

-Sí, soy yo.-Contestó Regina histérica.- ¿Qué le ha pasado?- Preguntó mirando por la ventana de la puerta.

-Ha intentado suicidarse, su hermana nos llamó porque la encontró inconsciente en el baño.- Explicó el hombre.

-¡Regina!- Escuchó a su cuñada llamarla aterrada.

-Kate, ¿Estas bien? –Preguntó la morena.

-Estaba en el suelo, me la encontré con un frasco de pastillas, no sé de donde las sacó.- Contestó ella.

-Por suerte le pudimos hacer un lavado de estómago, se despertara en un rato.- Contestó entonces el médico para intentar relajar a las dos mujeres.

-Gracias.- Dijo Regina cogiendo a Kate en sus brazos para que se calmase y también poder relajarse ella.

Regina iba a entrar en la habitación cuando se dio cuenta de que Emma estaba de pie a unos metros de ella. Decidió que antes de entrar allí debía de pedirle a la rubia que se marchase, aunque no deseaba darle muchas explicaciones al menos debería de darle las gracias.

-Swan.- La llamó Regina una vez que Kate había entrado en el dormitorio.

-¿Está bien, Capitán?- Preguntó Emma.

-Gracias por traerme, por suerte solo ha sido un susto. Ahora puede marcharse, ponga el taxi como gastos del trabajo y yo me haré cargo.- Aseguró Regina.

-Tome, espero que todo salga bien.- Dijo Emma devolviéndole las llaves de su coche.

Emma se despidió y salió de allí mientras que Regina entraba en la habitación para ver a su mujer. Verla así le rompía el corazón en mil pedazos, unos minutos después de estar allí llamó a su madre para contarle lo sucedido y que no se preocupase por no llegar al hotel como era costumbre.

-Lo siento.- Dijo Kate sentándose en una de las sillas que allí había.

-No es tu culpa.- Aseguró entonces Regina mirando a Kathryn.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora