Capítulo 36

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Ha habido un problema con la página y no se ha publicado bien el capítulo 36 y el 37 (se publicaron repetidos y desordenados) Leed de nuevo el 36 que es el nuevo y luego pasáis al 37. Perdonad las molestias. 


Emma se despertó al escuchar un llanto, no estaba acostumbrada a ello y cuando abrió los ojos se dio cuenta de donde se encontraba y de todo lo que había pasado unas horas antes.

Rápidamente apagó el walkie y se puso algo de ropa para salir a buscar a Henry, no quería que despertase a Regina que parecía estar tan profundamente dormida. La rubia entró en la habitación que había justo al lado y descubrió al niño llorando y pataleando.

-¿Qué te pasa?- Preguntó cogiéndolo en sus brazos y poniéndole el chupete para que se calmase un poco.

Henry continuó gimoteando durante unos minutos más pero Emma andaba por toda la habitación y no dejaba de mecerlo y cantarle una nana que su madre le había cantado cuando era una niña y que aun recordaba.

-Deja de llorar o mama pensará que soy una niñera nefasta y terminará conmigo antes de empezar.- Le susurraba Emma mientras le besaba la frente con cariño.- Eso es... vuelve a dormirte.

Emma dejó al pequeño de nuevo en la cuna completamente dormido, una sonrisa nació en su cara para después volver al dormitorio de la morena, no había mirado la hora pero aún era de noche.

Volvió al dormitorio donde la morena seguía durmiendo tranquilamente y antes de volver a meterse en la cama encendió el walkie para escuchar si Henry volvía a llorar. Al entrar en la cama vio como Regina se había movido y solo tenía cubierta la parte inferior de su cuerpo dejando a la vista sus pechos. Emma tuvo que tragar saliva y echarle la sabana por encima para evitar abalanzarse sobre ella.

La rubia abrazó a Regina e intentó volver a conciliar el sueño aunque no le resultó sencillo. La morena estaba en un sueño tan profundo que no se había dado cuenta de nada de lo que había sucedido.

Nada volvió a interrumpir el sueño de ambas, tan solo la luz entrando por la ventana despertó a Emma que noto el peso del cuerpo de Regina sobre su pecho. Una sonrisa nació en su cara al verla.

-Eres tan hermosa.- Murmuró observándola.

Después se giró para coger su móvil y poder mirar la hora que era. Por suerte al ser sábado Emma tenía el día libre y Regina se había cogido unos días para preparar el juicio contra el fiscal.

Emma tiró de la sábana hacía atrás y dejó a la vista el maravilloso cuerpo desnudo de la morena, esta se encogió un poco debido al frío que sintió pero siguió durmiendo, Emma sonrió ante el movimiento.

-Vamos a ver con que humor te levantas por la mañana, Mills.- Dijo entonces Emma para sí misma.

Emma se quitó la camisa que se había puesto para ir a buscar a Henry y se quedó tan solo vestida con sus bragas. La rubia se quedó contemplando el cuerpo desnudo de su jefa para después colocarse sobre ella sin llegar a tocarla.

La rubia paso su lengua por el cuello de Regina y esta se quejó para después seguir durmiendo. Emma sonrió y bajo con su lengua por la barriga de la morena para luego llegar a su ombligo. Allí se mantuvo durante unos segundos, Regina seguía durmiendo pero gemía.

Emma siguió bajando y comenzó a torturar el clítoris de Regina. La morena al notar la intrusión se despertó soltando un gemido ahogado. No podía creer lo que sus ojos estaban viendo y lo que su cuerpo estaba sintiendo. La imagen de Emma entre sus piernas solo la excitó aún más.

-¡Emma!- Espetó al darse cuenta de lo que hacía la rubia.

-¿Quieres que pare?- Preguntó separándose ligeramente para después sonreír.

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