Capítulo 19

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Seis meses después.

Regina tomó una fuerte bocanada de aire, apretó en su mano el maletín negro que llevaba y caminó los pocos pasos que le quedaban para llegar al ascensor de entrada a la comisaria.

La morena había pasado esos seis meses recuperándose de la muerte de su mujer, y aunque eso era algo que no se olvidaba había decidió volver a tomar las riendas de su vida y eso pasaba por retomar su trabajo. No quería seguir dejando su reincorporación por más tiempo.

Regina llegó a la planta donde estaba su despacho, por suerte David había dejado todo listo el día anterior para que ella se reincorporase. Los cuchicheos y los murmullos surgían conforme ella iba avanzando por los pasillos. Los agentes la miraba y hablaban, había sido un tema de conversación constante pues tan solo había estado unos días en el puesto y se había dado de baja sin dar ninguna explicación, las teorías eran varias y a cual más improbable.

-Buenos días.- Dijo la morena en un tono mucho más duro del habitual.

-Me alegra verla de nuevo.- Dijo David que estaba recogiendo las últimas cosas de su despacho para marcharse.- Ya me marchaba, simplemente me faltaban unas cosas por embalar.- Añadió él.

-No se preocupe, tómese el tiempo que necesite.- Contestó entonces Regina sentándose en el sofá.

Regina cogió una pila de archivos que tenía sobre el escritorio, suponía que eran los casos abiertos que había en ese momento, al lado había otro, y supuso que eran los que acababan de ser cerrados y que a David no le había dado tiempo a archivar.

-Eso son los abiertos y esos los cerrados.- Contestó David que parecía haber leído la mente de la morena.

-Gracias.- Regina cogió los cerrados pues con los otros no podía hacer demasiado sin reunirse con los agentes.- ¿Queda algo pendiente?- Preguntó antes de ponerse a ello.

-Tiene la reunión para los presupuestos el mes que viene, he intentado dejarlo todo listo pero ya sabe... siempre quedan algunos flecos.- Dijo él.

-Claro, me encargaré de ello. Gracias.- Dijo Regina empezando a leer los archivos para poder darle salida cuanto antes.

David terminó de recoger y tras despedirse de Regina se marchó. La morena se colocó entonces en su escritorio y se enfrascó en todos los papeles que tenía que mirar. Tras cerrar y archivar varios casos escucho su puerta sonar, Regina dio paso.

-Adelante.- Dijo ella sin levantar la cabeza de su ordenador.

-Capitán Mills.- Dijo una voz masculina.- Soy Killian Jones, detective de la unidad.- Se presentó el hombre pues anteriormente no había tenido la oportunidad.

-Sé quién es. ¿Qué necesita?- Preguntó entonces Regina que ahora sí miraba al hombre, vestido con un elegante traje negro con la camisa del mismo color.

-Necesito una orden judicial pero no consigo que ningún juez la firme y pensé que usted podría hacer algo.- Contestó él tendiéndole una carpeta a Regina que la cogió sin mirarlo.

-Pásese en una hora, le diré sí he podido hacer algo.- Dijo ella sin más.

El hombre salió del despacho y Regina abrió el archivo donde se encontraban todos los datos del caso. Regina comenzó a leer los documentos, cuando leyó el nombre del principal sospechoso un escalofrió recorrió su espalda.

Regina siguió leyendo, realmente no tenían demasiadas pruebas como para pedir una orden, mucho menos contra un fiscal tan importante como era Alexander Doyle.

La morena no soportaba a ese hombre, por desgracia había tenido que enfrentarse con él alguna vez en los juzgados y sus principios éticos dejaban mucho que desear. Además de que Regina conocía a su mujer, había tenido la oportunidad de hablar con ella varias veces. No entendía como una mujer como esa había acabado casada con un hombre así.

Regina llamó a Víctor Whale, un amigo de su padre quién además era un juez al que tampoco le caía demasiado bien el fiscal, lo que hacía ganar puntos a la causa.

-Whale.- Espetó él.

-Juez Whale, soy Regina Mills.- Se presentó ella.

-Regina, que gusto escucharte.- Soltó él que había sabido lo que le había pasado a la morena.- Siento mucho lo de tu esposa, hubiese querido ir a verte en esos momentos difíciles pero no hace más de una semana que he vuelto a la ciudad.- Añadió él.

-Sí, te llamo porque necesito una orden judicial.- Dijo ella que no quería seguir hablando de tema.

-Claro, mándame la información.- Contestó él.

-Es contra el fiscal Doyle.- Soltó Regina que no quería sorpresas.

-¡Joder! Eso va a ser más difícil.- Espetó él.- ¿Qué ha pasado?

-Sospechamos que ha podido tener algo que ver con la muerte de su mujer.- Contestó la morena.- Necesitamos pruebas contra él.

-Vale, mándame ese expediente y haré lo que pueda.- Aseguró él.

-Gracias.- Dijo Regina sin más.

La morena colgó y dejó la carpeta a un lado, sabía que tenía que tener cuidado pues un paso en falso haría que el fiscal se les escapase. Por ello quería reunir al equipo de Jones para poder avisarles de ello, la idea de ver a Emma tan pronto no le hacía demasiada gracia pero no le quedaba de otra.

Regina los citó a todos después del almuerzo en su despacho, mientras continuó poniéndose al día con todo lo que le quedaba pendiente que era mucho menos de lo que había pensado. Debía de reconocer que David era más válido de lo que ella había pensado.

-¿Se puede?- Preguntó Killian que había tocado a la puerta.

-Adelante.- Contestó Regina señalando el sofá que allí había para que se sentasen los cuatros miembros del equipo.

Emma fue la última en entrar y le mandó una mirada glaciar a Regina. Desde esa noche donde habían intercambiado un par de mensajes no había vuelto a saber nada de la mujer y tampoco había hecho el esfuerzo de buscarla ya que le había dejado claro que no era más que una molestia.

-Los he citado para hablar sobre el caso que están llevando.- Dijo Regina que se había levantado para que los cuatro la viesen.

-¿Ha conseguido la orden?- Preguntó Killian.

-Aún no pero estoy trabajando en ello. Que el sospechoso sea un importante fiscal hace las cosas más difíciles y es por eso que estáis aquí. Os debo advertir de que tengáis cuidado pues a la menor irregularidad Doyle se aprovechara no solo para librarse sino para arruinar vuestras carreras.- Soltó Regina que no había cruzado la mirada con Emma en ningún momento.

-Somos conscientes de ello, el capitán Swan ya nos había advertido.- Dijo Cassidy al ver que nadie iba a romper el silencio.- Aun así queremos pillarlo. Sabemos que ha sido él aunque nadie se atreve a declarar en su contra.- Añadió.

-¿Qué quiere decir con eso, agente Cassidy?- Preguntó Regina sin entender nada.

-Sabemos que sus vecinos escuchaban peleas entre ellos pero ninguno quiere testificar contra Doyle.- Contestó Graham.

Emma no había abierto la boca desde que había entrado por la puerta y tenía pensado que siguiese así. Pero aunque no había hablado había mantenido su cabeza alta.

-Aunque así sea debéis intentar encontrar algún testimonio, no sé si conseguiré la orden de registro ya que las pruebas no son contundentes.- Dijo Regina mirando ahora a Emma.

-Vale, intentaremos encontrar algo más. Hemos pedido que se le haga un análisis toxicológico más exhaustivo por si encontramos algo más.- Contestó Killian.

-Perfecto, mantenedme informada.- Soltó Regina volviendo a sentarse en su silla.

-Claro.- Contestó Killian levantándose para marcharse.

Regina agachó la cabeza para volver a mirar sus expedientes mientras que los cuatro detectives se marchaban de su despacho. No deseaba por nada del mundo cruzarse con la rubia, sabía que se había portado mal con ella cuando Emma solo había intentado ayudarla y ser su amiga pero no lo iba a reconocer. No iba a dar su brazo a torcer y a reconocer que se había equivocado.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora