Capítulo 28

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-¡Swan! ¡Emma!- Gritaba Regina que había visto a la rubia caer pesadamente en el suelo.

-¿Qué ha pasado?- Preguntó Graham que lo había presenciado todo pero se había mantenido alejado para darles intimidad a las dos.

-No lo sé.- Dijo Regina apretando a su hijo en los brazos para que estuviese seguro pero permitiéndole agacharse a ver que estaba sucediendo.

-Emma, venga Emma. No me hagas esto.- Decía Graham que ya se había arrodillado.

Emma estaba caída boca abajo en el suelo, una mancha de sangre se podía ver en su camisa. La fuente parecía ser una herida en el hombro izquierdo por encima de donde se encontraba la tiranta del chaleco antibalas. Graham se quitó su chaqueta y la uso para tapar la herida y así evitar que la rubia siguiese perdiendo sangre.

-Llamad a una ambulancia.- Gritó Regina que miraba a Emma con los ojos llorosos.

Graham ya había dado aviso, la ambulancia tardo tan solo unos minutos en llegar donde estaban todos. La morena lloraba, estaba preocupada y se sentía culpable. A Emma le podía pasar algo por no haber entrado con ella, por no haber sido ella la que hubiese rescatado a Henry.

-Yo me voy con ella, lleve a su hijo a casa.- Dijo Graham al ver a la morena tan preocupada.

-Avíseme de cualquier cosa, iré a verla en unas horas.- Contestó Regina que miraba la cara pálida de la rubia.

-Por supuesto. – Aseguró el hombre.

Regina pidió a uno de los agentes que la acercase a su casa mientras que Emma era trasladada al hospital. Los médicos no se habían atrevido a dar un diagnostico pues la zona era complicada y debía de ver donde se encontraba alojada la bala que podía haber perforado en el corazón.

La morena llevaba a su hijo en brazos, el niño comenzó a llorar antes de llegar a su casa por lo que la morena simplemente se bajó la tiranta del vestido y comenzó a darle el pecho. El agente que llevaba a la morena tuvo que centrar su atención en la carretera, no quería que su jefa pensase mal de él. La realidad es que Regina no se habría dado cuenta de nada pues estaba demasiado preocupada en esos momentos.

Al llegar a su casa Henry se había dormido y había terminado de comer, se bajó ayudada por el agente y se dirigió hacia la entrada. Antes de llegar a tocar Cora abrió la puerta precipitadamente, había escuchado un coche estacionarse.

-¡Mi vida!- Gritó Cora abrazando a Regina y a Henry con sus brazos.

El niño comenzó a llorar sobresaltado por el grito de Cora, Henry padre llegó unos segundos después a la entrada y abrazó a su mujer, a su hija y a su nieto, cogiendo una bocanada de aire que estaba retenida en su interior desde hacía demasiadas horas.

-Nunca tu llanto había sido tan satisfactorio.- Dijo Henry limpiándose los ojos.- ¿Qué ha pasado?- Preguntó él cogiendo a su mujer para que dejase a Regina entrar en casa.

-Lo tenían dos hombres en un almacén abandonado.- Contestó Regina dirigiéndose al salón para sentarse en el sillón.

-¿Esta bien?- Preguntó Cora.

-Aparentemente sí pero voy a llamar al pediatra para que venga en un par de horas.- Regina miró el reloj que allí había y se dio cuenta de que eran más de las 7 de la mañana. No se había dado cuenta del paso del tiempo.

-Me parece bien.- Dijo Henry sentándose junto con su mujer rodeando a su hija.- Deberías dormir un poco.- Murmuró al ver las profundas ojeras que tenía en sus ojos.

-Tengo que pediros algo.- Soltó de repente.

-Lo que quieras.- Aseguró Cora.

-Necesito que os quedéis con Henry, de todas maneras he puesto a cuatro agentes para vigilar la casa.- Explicó la rubia.

-¿Dónde vas?- Preguntó Henry preocupado.- ¿No iras a trabajar? Debes descansar...- Fue interrumpido por Regina.

-No, Emma. La agente Swan, ha sido herida en el operativo.- Explicó Regina.- Quiero ir al hospital a ver como esta.- Añadió.

-¿Esta bien?- Peguntó Cora preocupada, la muchacha le había caído bien aunque no la había conocido en las condiciones apropiadas.

-No lo sé, por eso quiero ir.- Contestó Regina que mecía a Henry para que se volviese a dormir.

-Nosotros nos quedaremos con él, pero creo que es mejor que nos lo llevemos a nuestra casa.- Dijo Henry y recibió la mirada de incomprensión de Regina.- La puerta esta forzada.- Explicó él.

-Está bien, voy a recoger lo que os hará falta.- Dijo Regina dejando a su hijo en los brazos de su padre.- Le diré a los agentes que vayan para allá.

Regina se dirigió hacía su dormitorito seguida por Cora. La morena metió un pijama, algunas mudas de ropa y pañales en una bolsa para que se la llevasen. Realmente Henry tenía tantas cosas en su casa como en la de sus abuelos pero para asegurarse lo hizo.

-¿Estas bien?- Preguntó Cora que miraba a su hija moverse compulsivamente.

-Sí, Henry está bien.- Contestó Regina quitándose la ropa.- Tírala, no la quiero volver a ver.- Dijo a su madre que solo asintió.- Voy a darme una ducha.

-Vale, te espero aquí.

Cora metió la ropa en una bolsa para tirarla, Regina solía hacer eso. Cuando algo muy malo le pasa se deshacía de la ropa que le podía recordar ese día o esos sucesos, no era más que una forma de protegerse de aquello que le hacía daño.

Regina salió unos minutos después del baño con la ropa interior puesta, Cora la miró y no dijo nada. Sentía lo nerviosa que estaba su hija. La morena sacó unos vaqueros negros y una camiseta del mismo color.

-Háblame, Regina...- Dijo Cora que sabía que su hija no le estaba contando la verdad.

-¿Qué quieres que te diga?- Preguntó ella terminando de vestirse.

-Sé que esa mujer tiene sentimientos por ti.- Soltó haciendo que Regina se quedase parada y se girase para mirarla a los ojos.

-¿Qué?- Preguntó Regina sacando unas botas del armario para fingir no saber de qué hablaba su madre.

-Lo he visto en sus ojos.- Contestó Cora.- Te miraba igual que yo miro a tu padre, o como tu mirabas a Kat.- Dijo la morena mayor.

-Me ha confesado que está enamorada de mi.- Soltó Regina que ya estaba vestida y había ignorado la punzada en su pecho al recordar a su mujer.

-¿Y tú?- Preguntó Cora.

-Yo no lo sé...- Espetó Regina dejándose caer sobre la cama al lado de su madre.

-Regina tal vez sea bueno que le des una oportunidad.- Murmuró Cora abrazando a su hija.

-Tiene novia.- Soltó Regina recordando la foto que había visto.

-Eso no tiene nada que ver... cuando te ha confesado lo que siente por ti es porque es verdad...- Dijo Cora que necesitaba volver a ver a Regina feliz.

-No lo sé, mama.- Murmuró de nuevo.- Primero debo saber si está bien. Después veré el resto.- Pidió más para que dejase el tema que otra cosa.

-Está bien, ve a verla y mantenme informada.- Dijo Cora levantándose de la cama.- Ten cuidado, no vayan a ir a por ti.

-No te preocupes, mama.- Aseguró Regina que se colocó la pistola en su cintura, aunque no estaba de servició no tenía pensado salir a la calle sin ella.

Regina dejó a Henry acostado en la cuna que tenía en casa de sus abuelos y después de despedirse de ambos salió en dirección al hospital donde tenía a Emma. Realmente su cabeza daba demasiadas vueltas.  


Gracias por todos los comentarios. Lo prometido es deuda, aquí tenéis la continuación. 

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