Capítulo 41

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Emma llevaba en su mano una bolsa con la comida que acababan de entregarle, imaginaba que Regina estaría tan enfrascada en el trabajo que no se había acordado de comprarse ni una chocolatina.

Toco a la puerta suavemente para no despertar a Henry si dormía y la voz ronca de Regina le dio permiso para entrar. Al abrir la puerta se encontró a la morena sentada en uno de los sillones con su hijo en brazos, el pequeño tomaba enérgicamente su biberón mientras que Regina lo miraba y sonreía.

-Hola.- Dijo Emma alzando la bolsa para que la morena la viese.- Traigo el almuerzo.

-Gracias, iba a salir a tomar algo cuando Henry terminase de comer.- Explicó Regina dejándole un hueco a Emma en el sofá.

-Para eso estoy yo.- Espetó entonces Emma que empezó a sacar todos los cuencos que había pedido.- Espero que te guste la comida tailandesa.- Dijo la rubia.

-No la he probado nunca.- Contestó Regina.

-¡Guay! Pues entonces la probaras conmigo.- Espetó terminando de sacarlo todo.

Regina acababa de terminar de darle el biberón a Henry, el pequeño se había quedado dormido unos segundos después de darle el último sorbo al biberón. Regina lo dejó en el carro y se volvió a sentar al lado de Emma.

-Toma.- Emma le tendió unas servilletas de papel además de los cubiertos.

-Gracias.- Contestó la morena cogiéndolo.

-Para empezar tenemos una ensalada de papaya.- Dijo abriendo el bol y dejándolo en medio de las dos.- Después un pollo crujiente con arroz, pinchitos de cerdo con salsa de cacahuetes, y por último, fideos fritos.-Le fue diciendo Emma.

-Huele de maravilla.- Aseguró Regina que tenía ganas de probarlo todo.- Aunque es muchísima comida.

-Es el mejor tailandés de la ciudad, y sobre la cantidad, nunca es demasiada comida.- Contestó entonces Emma.

Regina contestó con una sonrisa y comenzó a probar los platos que había elegido la rubia. Emma sonreía al ver como su jefa disfrutaba del almuerzo, por un momento pensó que se había equivocado al hacer esa elección pero al final parecía haber acertado.

-Está buenísimo.- Aseguró Regina dejando los cubiertos una vez que había terminado de comer.

-Te lo dije.- Contestó Emma que seguía comiendo.- Hacía mucho tiempo que no pedía comida a este restaurante pero la verdad es que cada día está más buena.- Aseguró.

-¿Por qué estás aquí en lugar de con tu jefe?- Preguntó Regina que se había contenido de preguntarle antes.

-Me pidió que me quedase para revisar los informes además de para no entorpecer el operativo.- Contestó Emma que no pudo evitar mostrar su desagrado.- Además de que pensé en lo que te prometí y decidí no arriesgarme innecesariamente.- soltó.

-Vaya... Emma Swan aceptando una orden.- Bromeó Regina que todavía se acordaba de cuando la rubia se enfadó por los cambios que quería hacer en la comisaria.

-En realidad fue más una petición tuya...- Murmuró Emma recortando la distancia que había entre ambas.

-¿Mía? No recuerdo eso...- Susurró con sus labios muy cerca de los de la rubia.

-¿Seguro que no recuerdas eso?- Preguntó Emma pasando su mano por la cadera de la capitana para empujarla suavemente con su cuerpo sobre el sofá.

Regina se recostó en el sofá mientras que la rubia se colocaba sobre ella más cómodamente. Emma beso sus labios y esta entrelazó sus dedos en el pelo de la rubia para que no se separase.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora