-¿Cómo lo hacemos?- Preguntó Graham que acababa de llegar al lugar.
-Yo iré primero, el resto del equipo id detrás de mi.- Contestó Emma, Killian se había quedado en la comisaria para informar de cualquier anomalía que sucediese, ya que tardaría demasiado en desplazarse hasta el lugar.
-Eso es una locura, Swan.- Soltó entonces el jefe de la unidad de asalto.
-Más locura sería dejar entrar a la madre del niño así que o entro yo o entra ella.- Espetó Emma que no tenía muy buena relación con el hombre.
-Como quieras.- soltó él marchándose hacia donde se encontraba su equipo preparándose.
-Graham, necesito que tú te quedes fuera con la jefa. Si ella escucha cualquier cosa entrara y pondrá en peligro toda la misión.- Dijo Emma bajando la voz y mirando a Regina que se acariciaba el pelo compulsivamente, la rubia tuvo que agarrarla unos minutos antes para que no entrara como un elefante en un cacharrería a ese almacén.
-Como quieras, Ems. Ten mucho cuidado.- Dijo su amigo tendiéndole un chaleco antibalas para que se lo pusiese.
Emma se preparó al igual que todos los demás agentes del equipo de asalto, era una operación de lo más complicada pues además de no conocer cuántas personas había en el interior de ese almacén se sumaba que estaba en peligro la vida de un niño. Emma cogió una de las grandes armas que llevaba el equipo de asalto y coloco su pistola reglamentaria en su cinturón, antes de entrar se acercó a Regina.
-Te devolveré a Henry.- Murmuró muy segura.
-Lo sé, ten cuidado.- Dijo Regina que se sorprendido al oír esas palabras salir de su boca.
Emma sonrió ligerísimamente y se dirigió hacía el equipo. Se colocó a la cabeza seguida de cerca por todos los demás agentes. Un total de 22, un numero bastante alto pero que era necesario para controlar la situación.
Un agente abrió la puerta que estaba cerrada con un candado, supusieron que sería la puerta de atrás, ya que los planos que habían encontrado del almacén eran muy antiguos, por lo que era la mejor opción para mantener el factor sorpresa.
-Vamos.- Dijo Emma en un tono casi inaudible.
Todos los agentes la siguieron, la parte de atrás parecía una especia de despensa que estaba llena de cajas de cartón y polvo. Tras revisar que allí no había absolutamente nadie salieron hacía un gran patio interior donde tampoco parecía haber nadie.
Emma señaló al suelo donde se veían claramente pisadas bastante frescas, pues el polvo y la suciedad aun no las había tapado. Se veían al menos dos marcas de zapatos distintos.
En el momento en el que Emma iba a ordenar separarse para buscar por ese gran espacio se escuchó el estrepitoso llanto de un niño. Emma no pudo evitar que su arma casi se cayese de las manos pero se recompuso rápidamente.
Levantó la cabeza y vio como había una especie de cabina en la parte superior, sabía que era muy peligroso entrar con todo el equipo de asalto a esa zona por lo que simplemente decidió que ellos la apoyasen desde ahí.
-Voy a subir, necesito que estés atento a mis señales.- Murmuraba Emma que sentía su corazón partirse al escuchar al pequeño llorar.
-Eso es una locura, Swan.- dijo el jefe de los agentes.
-Lo sé, pero no queda de otra. Por esas escaleras solo se puede subir de uno en uno y con esos zapatos haréis demasiado ruido.- Aseguró señalando sus pies aunque era la excusa para evitar que todos subiesen por esas estrechas escaleras y pusieran en peligro la vida de Henry.- Yo entraré y te diré cuántos hay... luego veremos qué pasa. Estate atento a tu móvil, no llevaré walkie.
Emma dejó la gran arma en manos del hombre y sacó su pequeña pistola, sabía que no podría subir por esas escaleras tan empinadas y estrechas con esa gran arma. La rubia subió lentamente bajo la atenta mirada del hombre que tenía a sus agentes listo para intervenir en caso de ser necesario.
La rubia llegó arriba y su corazón latía desenfrenadamente, tomó una gran bocanada de aire y se asomó por una de las sucias ventanas que tenía esa cabina. Sobre una mesa, dentro de su capazo se encontraba Henry que había dejado de llorar al encontrar en su dedo un gran consuelo. Emma miró hacía su alrededor y tan solo vio una televisión encendida y un sofá de espaldas a ella, no sabía si habría alguien o no.
Tras tomar otra gran bocanada de aire abrió la puerta muy lentamente, poco a poco fue entrando. Su arma estaba en su mano derecha mientras que con la izquierda seguía abriendo la puerta.
Una vez dentro miró hacía todos los lados para evitar sorpresas. Emma miró a Henry que parecía estar en perfecto estado, una vez echa esa comprobación la rubia caminó hacía el sofá que tenía a sus espaldas. Todo el lugar estaba lleno de polvo y sucio, lo único limpio que parecía haber era esa televisión y el sofá.
-No digas una palabra o no tendré más opción que matarte.- Murmuró Emma que había tapado la boca al hombre con su pañuelo mientras apuntaba con su arma a la cabeza.- Espero que estés solo porque no me importará disparar si veo a alguien más por aquí.- Añadió obligando al hombre a levantarse.
Emma lo empujó contra el suelo y le colocó una de las bridas que llevaba en el chaleco, pues era mucho más ligera que llevar las esposas. El hombre no había dicho una palabra, estaba tan sorprendido que no había tenido tiempo de saber que había sucedido.
La detective sacó su móvil y escribió un escueto mensaje al jefe del grupo de asalto. Una vez que había inmovilizado al secuestrador se abalanzó sobre el niño cogiéndolo en sus brazos, el pequeño pareció reconocerla pues sonrió cuando se sintió en sus cómodos y cálidos brazos.
El grupo de asalto estaba casi al completo arriba, ya había sacado de allí al secuestrador mientras que Emma bajaba lentamente con el pequeño en sus brazos. Estaban a punto de salir del almacén cuando escuchó al jefe del grupo gritar su nombre.
-¡Swan, cuidado!- Gritó él y dos disparos resonaron en el almacén.
Emma instintivamente aprisionó al pequeño en sus brazos para que no le sucediese nada, el hombre que había disparado fue abatido rápidamente.
Regina al escuchar los dos disparos se escapó de los brazos de Graham que la había tenido que agarrarla en varias ocasiones para que no entrase disparada hacia el almacén. Ahora corría en dirección a la puerta por donde habían entrado los demás agentes, las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas. La idea de perder a su hijo la golpeó más fuerte que nunca al oír esos disparos.
Graham corría detrás de ella pero no fue capaz de alcanzarla, al entrar se encontró con Emma que tenía al pequeño en brazos y que lloraba pero que parecía estar en perfecto estado. Al otro lado un hombre tirado en el suelo rodeado por un charco de sangre.
-Te lo dije, sano y salvo.- Dijo Emma tendiéndole al pequeño a Regina que lo cogió y lo apretó en sus brazos.
Su corazón había vuelto a su pecho al tener a su hijo en brazos de nuevo. Él era su razón de ser y de existir si lo hubiese perdido no sabía lo que habría hecho. La rubia sonrió ante la imagen que se daba delante de ella, había conseguido recuperar al pequeño y con ello ver la mejor sonrisa de la morena.
-Creo que esa sonrisa sería capaz de conquistar un continente.- Murmuró la rubia con la respiración entrecortada.
Regina levantó la cabeza y le dirigió ahora su sonrisa a Emma, no podía olvidar la declaración que le había hecho unas horas antes y tampoco podía negar que ella también estaba sintiendo cosas por la rubia. La morena le susurró un gracias para después dejar que sus labios se acercaran a los de Emma, fue tan solo un roce pero que provoco una cantidad de sensaciones infinitas.
-Por otro beso como este sería capaz de....- Comenzó a decir con su tono pícaro aunque cansado para después caer al suelo de golpe ante la mirada estupefacta de Regina.
Siento la crueldad... pero si veo que os gusta el capítulo y recibe apoyo os subo otro este fin de semana, es un pequeño chantaje porque me encantaría llegar a los 200 comentarios antes de llegar al capítulo 30.
Aunque intento contestar a los comentarios, a veces no me da tiempo pero os leo siempre. Solo agradeceros todo el apoyo y que sigáis por aquí.
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Simplemente amor
FanfictionRegina Mills está viviendo los peores momentos de su vida, todo parece desmoronarse a su alrededor y en ese momento encontraran a Emma Swan, quién se convertirá en un pilar fundamental en su vida.