Capítulo 35

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Emma solo sonrió y volvió a unir sus labios con los de la morena que respondió con pasión. No pensaba que podría volver a sentir ese cosquilleo en su estómago, mucho menos después de todo lo sucedido con su mujer pero Emma había conseguido hacerla vibrar y que un beso le provocase una cantidad de sensaciones que no se podían calcular.

La rubia tomó la iniciativa y bajó la cremallera del vestido de Regina, esta movió ligeramente las caderas y lo dejó caer al suelo quedando vestida tan solo con su ropa interior de color negra y sus altos tacones, que le hacían poder mirar a Emma a los ojos con tan solo unos centímetros de diferencia.

Emma se separó y se quedó mirando el torneado cuerpo de Regina que se sintió más deseada que nunca. El amor y la pasión que veía en los ojos de la detective la estaba excitando más que sus gestos.

-Eres perfecta.- Murmuró besando los pechos de Regina por encima del sujetador.

Regina no dijo nada y comenzó a desabrochar los botones de la camisa de Emma que estaba completamente vestida. Emma la paró cuando volvió a besarla con pasión, sus labios devoraban los de la otra. Lo necesitaba, necesitaban sentirse de esa manera.

Emma abrazó el cuerpo de la morena y poco a poco la fue dirigiendo hacía la cama, la poca luz que entraba en la habitación provenía de las farolas que había en la calle lo que hacía de la habitación un lugar tranquilo y con una atmosfera casi mágica.

-Poco a poco...- Murmuró Emma dejando caer el cuerpo de Regina sobre la cama.

La rubia comenzó a besar las piernas desnudas de Regina mientras las acariciaba con sus manos, cuando llegó a la altura de sus pies paro con los besos y le quitó los zapatos dejándolos caer a un lado. Dio un rápido, pero habilidoso masaje en sus pies que provocó un fuerte gemido de placer en Regina.

-Emma...- Susurró Regina pidiéndole que se acercase.

La detective sonrió y se levantó para comenzar a quitarse su camisa lentamente mientras Regina la devoraba con la mirada. Una vez que se había quitado eso pasó a quitarse los ajustados pantalones del traje.

Regina perdió la paciencia y tiró del pantalón hacía debajo de manera casi salvaje, Emma soltó una carcajada y después de deshacerse de sus zapatos se tiro sobre el cuerpo semidesnudo de la morena.

Regina pasó sus manos por los abdominales de Emma, dejando que sus uñas marcasen ligeramente esa blanca piel que se erizaba y se tensaba bajo su contacto.

Emma la besaba y la acariciaba lentamente, quería que Regina disfrutase esa noche como nunca lo había hecho, por eso se estaba tomando su tiempo. Quería disfrutarla sin prisa.

-¿Piensas torturarme?- Preguntó Regina que dejó a Emma caer sobre ella aunque se giró rápidamente para quedar encima.

-Claro que no, jamás haría eso.- Contestó Emma alzando su cabeza para intentar besarla pero esta se alejó.

-De eso nada...- Susurró dejando un beso en la barbilla de Emma.

-Vaya, vaya, la Capitán Mills sacando su lado dominador.- Dijo y en un rápido gesto colocó sus manos sobre el culo de Regina y giro para quedar encima.

Regina iba a protestar cuando vio sus labios invadidos por la lengua de Emma que sonreía. Emma dejó los labios de Regina para comenzar con su cuello, Regina ya había enredado sus manos en el pelo rubio que se esparcía por su pecho.

Emma bajó sus besos por la barriga de su jefa mientras que con sus manos abría el broche de su sujetador para dejar a la vista esos redondeados pechos que habían sido objeto de sus fantasías durante meses.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora