Capítulo 40

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Emma ya estaba cambiada y lista para volver a la comisaria. Graham por suerte había decidido no preguntar de momento porque Emma se encontraba en la casa de Regina cuando la llamó.

La rubia agradeció no tener que explicarle todo a su amigo de momento, aunque lo haría cuando todo estuviese más calmado. Él ya le había explicado todos los pormenores de como había sido la huida del fiscal y de como todas las agencias y policías del país estaba al tanto de lo sucedido y como esta en busca y captura.

-Estoy preocupada.- Dijo cuando estaba a tan solo unos metros de la comisaria.

-Es normal, Emma. Seguro que viene a por ti.- Contestó él.- Pero estamos aquí para protegerte.- Añadió.

-No por mí.- Soltó ella interrumpiendo el monologo que sabía que le iba a soltar su amigo.- Por Regina y por Henry, dios, Graham. No sabes lo que siento por ellos. Tengo un nudo en mi pecho que no soy capaz de deshacer desde que me enteré que el fiscal se había escapado.- Explicó ella.

-Eso se llama amor, Emma. Y es normal que te sientas así pero igual que estamos para protegerte a ti, vamos a estar para protegerlos a ellos.- Aseguró su amigo.

-Muchas gracias, Graham.- Dijo Emma terminando de aparcar el coche.

Los dos se bajaron rápidamente y se dirigieron al interior, Graham iba por delante mientras que Emma se había entretenido mirando el móvil. Killian y Cassidy estaban esperando a los dos para seguir con la investigación.

-Hola.- Dijo Emma dejándose caer en su sitio.

-Hola.- Contestaron todos pero fue Killian quién se acercó para dejarle una taza de café delante de ella.

-Gracias.- Dijo cogiéndola y dándole un gran sorbo. No podía negar que estaba muy frustrada, su fin de semana con Regina había derivado en tener que trabajar, y no solo eso, sino que además no podía quitarse la preocupación de que les pasase algo.

-La capitán quería hablar contigo.- Dijo Killian unos segundos después.

-Vale.- Soltó levantándose para dirigirse al despacho donde se encontraba Regina y Henry.

Emma tocó a la puerta y una vez que recibió permiso para entrar la abrió y la cerró detrás de ella. Regina estaba sentada en su mesa que estaba complemente llena de carpetas mientras que Henry dormía profundamente en el carro. Emma se acercó al niño y le dejó un beso en la frente para después levantar la mirada y mirar a Regina.

-¿Cómo estás? –Preguntó sentándose en una de las sillas que había en frente de la morena.

-Ocupada.- Contestó algo más dura de lo que le hubiese gustado.- Lo siento, estoy de mal humor.- Se excusó pues Emma no merecía ese trato.

-Lo sé, yo también.- Dijo Emma colocado su mano sobre el escritorio esperando a que Regina la uniera con la suya.

La morena notó el gesto de la detective y dejó de mirar el ordenador para centrarse en la bella rubia que la miraba con preocupación. Regina entrelazó sus dedos con los de Emma, no podía negar que era un calmante, un bálsamo que conseguía relajarla en esos momentos tensos.

-¿Qué querías?- Preguntó Emma después de dejar un beso sobre la mano de Regina.

-Te han retirado la suspensión, puedes participar en el caso.- Contestó Regina que por un momento había olvidado para que había llamado a la rubia.

-Guay, mejor así de todas maneras no me iba a mantener al margen.- Soltó y la capitán no pudo evitar dejar ver una pequeña sonrisa, Emma siempre era tan decidida y cabezota.

-Sólo hay una condición.- Dijo de nuevo poniéndose muy seria.

-¿Cuál?- Preguntó Emma que no sabía si le iba a gustar lo que le iba a decir.

-Que te cuides y que no hagas ninguna tontería.- Contestó Regina.

-No haré ninguna tontería.- Soltó entonces Emma muy segura.

-¿Emma?- Dijo Regina que dudaba enormemente de las palabras de la rubia.

-Te lo prometo.- Aseguró unos segundos después.

-No me perdonaría que te pasase algo.- Aseguró Regina levantándose de su silla para sentarse en la que había al lado de Emma.- Así que no hagas nada de lo que te puedas arrepentir...- Murmuró pues ya estaba muy cerca de ella.

-Te prometo que no voy a hacer nada que me ponga en peligro, pero solo puedo prometerte eso siempre y cuando no seáis alguno de los dos los que corráis algún riesgo si ese es el caso haré todo lo que sea necesario para que estéis bien.- Aseguró y antes de que Regina pudiese responder a eso unió sus labios en un apasionado beso.- Te prometo también que cuando todo esto pase te voy a hacer el amor sobre ese escritorio.- Soltó y una carcajada nació Regina.

-Sólo tú podrías hacerme reír en una situación así.- Aseguró Regina besando de nuevo los labios de Emma.- Ahora vete a trabajar.- Espetó poniéndose seria.

-Claro, jefa.- Dijo poniéndose de pie.

Emma salió del despacho intentando no mostrar la enorme sonrisa que quería salir en su rostro después de haber estado con Regina. Graham, Killian y Cassidy estaba reunidos junto a otros 8 agentes.

-¿Qué pasa?- Preguntó Emma bajito a Graham.

-Este es el equipo que ha sido asignado para la búsqueda del fiscal, todos son de confianza y han sido investigados previamente. Creemos que hay algún topo entre los agentes.- Le explicó él mientras que Killian seguía dando toda la información a los nuevo agentes.

-Guay, me parece bien.- Soltó Emma.- ¿Dónde está el informe? Necesito ponerme al día.

Graham no contestó simplemente señaló hacia su escritorio, Emma asintió y fue a recogerlo. Después se sentó en su mesa y se puso a leer toda la información que en él venía, tenía que dar con el fiscal cuanto antes.

Emma estaba tan enfrascada en lo que hacía que no había escuchado a Killian llamarla varias veces. No fue hasta que el hombre puso su mano en el hombro de la rubia que esta se sobresaltó.

-¡Que susto!- Gritó esta.

-Llevo llamándote un rato.- Espetó él.- Vamos a salir a hacer un registro de las propiedades del fiscal.- Explicó él.

-Vale, voy.- Soltó levantándose enérgicamente.

-Prefiero que te quedes por esta vez... sé que puedes ser de gran ayuda desde aquí y en cambio allí solo serías un objetivo que proteger.- Le explicó él.

-No pienso quedarme fuera.- Dijo furiosa.

-No te quedas fuera... simplemente harás trabajo de oficina junto a Cassidy, podrás vigilar de cerca a la jefa.- Esto último lo dijo al oído de la rubia. Emma imaginó que Graham se lo había contado, lo que no le enfado pero sí lo hizo que lo usase para convencerla en de no participar en esa misión.

-Solo esta vez.- Accedió Emma que había disminuido su cabreó.

-Seguro.- Soltó él.

Emma frustrada por la situación volvió a leer todos los expedientes que tenía delante de ella, no le hacía ninguna gracia quedarse fuera pero la promesa que le había hecho a Regina seguía retumbando en su cabeza. No debía de ponerse en peligro porque sí.

Miró el reloj y se dio cuenta de que casi era la hora de almorzar, por lo que llamó a uno de sus restaurantes tailandeses favoritos y pidió comida para dos. Una vez hecho eso volvió a enfrascarse en los documentos, no era su trabajo favorito pero no le quedaba de otra si quería meter al fiscal en la cárcel cuanto antes. 


Os dejo capítulo ya que ayer tuve un día muy complicado y no pude actualizar. 

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora