Capítulo 6

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Regina salió del hotel una hora después. Eran más de las cinco de la tarde y aún no había comido nada desde el café que se había tomado por la mañana. Se metió en el primer bar que encontró y se sentó en la barra, no era habitual en ella pero necesitaba eso. Necesitaba estar sola y poder pensar en todo lo que le estaba sucediendo.

-¿Qué desea?- Preguntó el camarero.

-¿Tiene algo para comer?- Preguntó ella.

-A esta hora hay poca cosa... tal vez un bocadillo.- Contestó él.

-Uno de esos y una cerveza.- Dijo Regina que colocó su móvil sobre la mesa por si recibía alguna llamada.

Unos minutos después Regina tenía un bocadillo de queso y una cerveza delante. Después de comerse lo que había pedido pidió otra cerveza, no tenía intención de emborracharse por lo que no iba a pedir ninguna más.

Cuando estaba a punto de marcharse una cara conocida se sentó a su lado, no tuvo ni que girar la cara para saber de quién se trataba.

-¿Qué necesitas, Swan?- Preguntó Regina con tono enfadado.

-Nada, simplemente la he visto desde fuera y me ha sorprendido.- Contestó Emma pidiendo un refresco.

-¿Qué le ha pasado?- Preguntó mirando la tirita en la frente. La había visto esa mañana pero no le había preguntado que le había pasado.

-Me golpee cuando perseguía a un sospechoso.- Contestó ella muy segura.

-¿Paras a todos los sospechosos con la cabeza?- Preguntó Regina.

-A casi todos sí.- Contestó Emma aunque su chiste se quedó en nada.

-Ya me marcho.- Dijo Regina que dejo un billete sobre la mesa y se levantó para marcharse.

-No debería de conducir.- Aseguró Emma que levantó su cerveza.

-Creo que eso lo decido yo.- Sentenció Regina que no le gustaba el tono que tenía la rubia.

-Soy policía podría detenerla.- Soltó la detective.

-Soy su jefa, podría despedirla.- Espetó marchándose rápidamente de allí.

Regina no se encontraba de humor y Emma había conseguido cabrearla aún más, esa niña no iba a burlarse de ella, lo tenía muy claro. Una vez que salió del bar volvió hacia su casa, tenía que enfrentarse a la realidad cuanto antes, tenía que ponerle las cosas claras a Kathryn y tendría que acertar visitar a un psicólogo.

-¿Kat?- La llamó una vez que entró en la casa.

Regina la buscó por toda la casa y la encontró donde mismo la había dejado aunque esta vez estaba despierta. La morena guardo su arma y su placa en la caja fuerte, cuya combinación solo sabía ella, y se acercó a la cama.

-Tenemos que hablar.- Le dijo Regina.

-¿Vas a pedirme el divorcio?- Le preguntó ella.

-No, quiero que vayamos a un psicólogo.- Aseguró entonces la morena.- Quiero que te recuperes, así que a partir de mañana iremos a un psicólogo y con la terapia conseguiremos salir adelante.- Sentenció Regina.

-No voy...- Antes de poder terminar notó como la cama se movía.

-No te estoy preguntando, se va a hacer como yo diga.- Espetó Regina más duramente de lo que le hubiese gustado.- Voy a preparar algo para cenar, baja en un rato.- Dijo dándole un beso en la mejilla.

Regina salió de la habitación y se metió en la cocina para empezar a preparar algo de cenar, ya que imaginaba que su mujer llevaría horas sin comer. Era ella la que tenía que ser fuerte y enfrentar la situación, quería que su mujer se recuperase cuanto antes.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora