Al día siguiente Regina se levantó temprano, Henry ya estaba despierto pero se entretenía jugando con sus pies en la cuna.
-Buenos días, mi amor...- Murmuró Regina cogiéndolo en brazos.- ¿Vamos a ir a ver a Emma?- Preguntó entonces la morena.
Regina se dirigió a la cocina para desayunar, su madre y su padre ya estaban allí preparándolo. Ambos saludaron a la morena y al pequeño que empezó a llorar.
-Voy a darle el biberón.- Dijo Regina calentándolo un poco.
-¿Dónde iras hoy, cariño?- Preguntó Henry.
-Tengo que ir a ver a la detective Swan, tengo que tomarle declaración para poder seguir con los cargos contra el fiscal.- Explicó ella.- Después iré a la oficina a ver cómo va todo y volveré.
-Está bien, si quieres que te acompañemos.- Dijo esta vez Cora.
-No hace falta.- Contestó Regina muy segura.
Tras terminar de desayunar se vistió y preparó a su hijo, no le gustaba la idea de llevar a su pequeño al hospital pero sabía que Emma merecía verlo después de haberlo salvado. Henry iba tan feliz subido en su sillita para el coche mientras que Regina conducía.
Al llegar al hospital se encontró con David en la habitación con Emma, Mary Margaret se había marchado unos minutos antes para darse una ducha y descansar un poco.
-Buenos días.- Dijo Regina entrando discretamente.
-Hola.- Dijeron padre e hija a la vez.- ¿Cómo esta esté campeón?- Preguntó Emma en tono infantil.
David se disculpó con una mirada y salió de la habitación mientras que Regina dejaba a su hijo con mucho cuidado sobre los brazos de Emma que lo había colocado de manera que no se hiciese daño en la herida.
-Estas hecho un campeón.- Hablaba Emma con el niño que sonreía y manoteaba alegremente.- ¿Es mucho pedir que me des un beso?- Preguntó mirando al niño aunque tenía una clara doble intención.
Regina no supo que contestar, había entendido perfectamente el doble sentido que Emma había intentado darle a esa frase, había pensado mucho en todo lo sucedido el día anterior en el hospital y tenía claro que no estaba preparada para eso pero que si lo dejaba pasar se arrepentiría.
-¿Sí me lo das?- Preguntó dejando un beso sobre la frente del pequeño que cogió un mechón de su pelo.
La morena se acercó entonces a la cama y se agachó. Emma notó el movimiento y simplemente alzó la cabeza para mirar los ojos de la morena, no tenía pensado tomar la iniciativa quería que fuese Regina quien diese el primer paso. Así fue, la morena se agachó y dejó que sus besos descansasen sutilmente sobre los de Emma que no hizo el amago de profundizar más.
-¡Guau! Esto sí que es un buen día.- Dijo Emma cuando Regina se hubo separado de ella.
-¿Cómo has pasado la noche?- Preguntó la morena que se había sonrojado.
-Me he despertado un par de veces por el dolor pero por lo demás bien, el médico ha pasado esta mañana y me ha dicho que si todo va bien mañana podré irme a casa.- Contestó Emma jugando con las manecitas de Henry.
-Me alegra oír eso.- Dijo Regina sinceramente.
-A mí me alegra verte aquí, ¿Te he dicho que estas preciosa?- Preguntó y la vio enrojecerse de nuevo.
-Emma...- Murmuró Regina regañándole.
-Lo siento... - Se disculpó Emma aunque no era una disculpa real.- Sabes... ya quiero salir de aquí para poder invitarte a cenar.
-No vayas tan deprisa.- La frenó Regina.
-¿Deprisa?- Preguntó Emma soltando una carcajada asustando al pequeño que tenía en sus brazos.- Lo siento, chico.- Murmuró dándole un beso en la frente.- Llevo más de seis meses muriéndome por ti...- Dijo Emma que no aguantaba más.- Ya no puedo más, ya no me aguanto las ganas de besarte, de acariciarte...- Emma se cortó antes de seguir.
-¡Swan!- Casi gritó Regina avergonzada.
-Es la verdad, no lo puedo evitar... es lo que siento te guste o no. Aunque estoy segura de que no te disgusta del todo.- Bromeó Emma.
-Emma, por favor. Más despacio...- Pidió la morena.
-Lo sé, lo siento. Sé que tú no estás al mismo nivel que yo pero no puedo evitar ilusionarme sobre todo cuando llevo tanto tiempo repitiéndome en mi cabeza que lo nuestro no puede ser...- Dijo ahora bajando la cabeza avergonzada, sentimiento que le era bastante desconocido.
-No quiero hacerte daño, sé que siento cosas por ti y sé que mereces que tus sentimientos sean recíprocos pero necesito tiempo.- Pidió Regina ahora mirándola a los ojos.
-Te enamoraré.- Confirmó Emma con una mirada de seguridad que sorprendió gratamente a Regina. – No tienes que decir nada... simplemente es la verdad.- Dijo al darse cuenta que la morena no sabía que contestar.- ¿Qué dijo el pediatra?- Peguntó para aliviar la tensión que ella misma había provocado.
-Nada, está perfecto. Sólo se ha quedado en un susto por suerte.- Contestó Regina.
-Así mejor... que este caballerito no podía tener nada malo porque si no yo tenía que hacer algo al respecto y no sería algo bueno.- Le decía al niño en tono infantil.
-Se te da bien.- Comentó Regina.
-Me considera uno de los suyos.- Bromeó Emma haciéndole cosquillas.
-Tengo que tomarte declaración antes de irme.-Dijo ya en un tono más serio.
-Vale.- Contestó Emma aunque mantuvo al niño en sus brazos.
Regina tomó declaración a la rubia, esta le contó todo lo sucedido en el interior. A Regina le afectaba escuchar todo eso pero prefería ser ella la que lo hiciese para así conocer todos los detalles del caso de primera mano.
Una vez que terminó de eso decidió quedarse un poco más en la habitación. Mary Margaret regresó y se quedó encantada por conocer al hijo de la morena que también agradeció enormemente los abrazos y las caricias de la morena mayor.
-Tienes un niño encantador.- Decía Mary que jugaba con él.
-Sí, la verdad es que es muy simpático.- Contestó Regina que no podía evitar sentirse incomoda con la presencia de la madre de Emma allí.
-No sé a quién habrá salido...- Bromeó Emma guiñándole un ojo a Regina sin ser vista por su madre.
Regina en un acto impulsivo le guiñó un ojo provocando que Emma se quedase con la boca abierta, esa imagen había provocado que se excitase como hacía mucho tiempo no recordaba. Estaba claro, esa mujer iba a volverla completamente loca.
Regina por su parte tuvo que reconocer que se sintió satisfecha de ver la cara que se le quedaba a Emma al verla hacer ese gesto.
-Bueno, nosotros tenemos que irnos.- Dijo Regina rompiendo el momento.- Este diablillo tendrá hambre dentro de poco y no he traído el biberón.- Comentó después.
-¿No le das el pecho?- Preguntó Mary Margaret y provoco que ambas mujeres se sonrojasen a la vez.
-No, cuando era más pequeño sí pero ya no le alimenta.- Explicó rápidamente Regina.
-Emma tampoco quiso pecho nunca.- Soltó y Emma rio sonoramente.- ¿Qué he dicho?- Preguntó Mary sin entender.
-Nada, mama, nada.
Regina sí había entendido el doble sentido que Emma le había sacado de la frase que había dicho su madre y no pudo evitar sonreír por la cara dura que tenía esa mujer.
Hace tiempo que no lo aviso pero tengo twitter y podéis seguirme para saber cuándo habrá actualizaciones. @ GhostSirc
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Simplemente amor
FanfictionRegina Mills está viviendo los peores momentos de su vida, todo parece desmoronarse a su alrededor y en ese momento encontraran a Emma Swan, quién se convertirá en un pilar fundamental en su vida.