Capítulo 18

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Emma entró en su apartamento con la cabeza dándole vueltas, no entendía cómo podía haberle afectado tanto esas palabras de Regina cuando sabía que eso era lo más normal. Era lógico que la morena no quisiese una relación cuando acaba de perder a su esposa, mujer a la que además amaba.

La rubia se dio una ducha y se puso el pijama, realmente no había quedado con Graham para hacer nada pero lo llamó deseando que estuviese libre para poder pasar la noche haciendo el vago como solían hacer.

El hombre por suerte no tenía nada mejor que hacer y una hora después estaba entrando en el apartamento de la rubia que estaba cada vez más nerviosa y alterada.

-¿Qué te pasa?- Preguntó una vez que se había puesto el pijama que siempre tenía en el apartamento de la rubia.- Tiene que ser algo importante.- Espetó él nervioso.

-¿He interrumpido algo?- Preguntó pensado que le había arruinado al noche a su amigo, él simplemente negó con la cabeza.-He estado con Regina esta tarde... ¡Dios! Me está superando la situación.- Espetó ella.

-Siéntate.- Dijo Graham que ya se había acomodado en el sofá.

Emma obedeció y se dejó caer al lado de su amigo, apoyó sus codos sobre sus rodillas y envolvió con sus manos la cabeza. Estaba totalmente superada por sus sentimientos, no pensaba que la situación de Regina le podía llegar a afectar tanto.

-Cuéntame...- Le pidió Graham que no entendía nada.

-He pasado la tarde con Regina y con su hijo, Henry.- Empezó a decir Emma sin levantar la cabeza de sus manos.- Ha conseguido desahogarse conmigo, y eso me alegra porque significa que me considera algo parecido a una amiga pero cuando hablamos de otras parejas ella me dijo que no quería nada de eso nunca más.- Espetó la rubia.

-¿Qué esperabas, Ems?- Preguntó Graham abrazando a su amiga.- Acaba de perder a su mujer... es normal que diga eso. Además, como ya te dije, no puedes aspirar a nada más. Al menos no de momento, entiende la situación.-Le decía el hombre que entendía a Emma pues cuando las emociones toman el control de una persona dejan de ser racionales.

-Ya, soy una tonta.- Soltó ella dejándose abrazar por su mejor amigo.

-Eso ya lo sabíamos antes de esto pero te entiendo. Sé que sientes algo fuerte por ella pero si de verdad crees que merece la pena debes de esperar y darle tiempo, el suficiente para que ella cure sus heridas.- Dijo Graham.

-Ya... es fácil decirlo.- Espetó Emma soltándose del abrazo lentamente.

-Venga, Ems. Sabes que hoy por hoy no tienes nada que hacer con ella, si de verdad quieres tener una oportunidad te tocará esperar sino mejor aléjate y así evitaras sufrir.- Le dijo Graham con toda la sinceridad que lo caracterizaba.

-Lo sé...- Soltó ella levantándose del sofá.- ¿Quieres una cerveza?- Preguntó la mujer pasándose la mano por el pelo.

-Mejor un refresco, tengo que conducir.- Contestó él encendiendo la televisión.

Emma se marchó a la cocina y volvió algunos minutos después con dos refrescos y varios platos para picar algo. Graham se había acomodado en el sofá y se había quedado embobado viendo la televisión.

-¿Cómo te va con Killian?- Le preguntó la rubia sentándose a su lado.

-Bueno... obviamente no quiere que nadie en la comisaria se entere pero aparte de eso bien.- Contestó él que no pudo evitar una salir una sonrisa en la cara.

-Poco a poco, no es fácil sacar a alguien del armario.- Dijo Emma de broma.

-Pues no, no es nada fácil. Espero que no me haga meterme con él porque por ahí no voy a pasar.- Aseguró el hombre.- Bastante me costó salir para ahora volver a entrar.- Añadió provocando una carcajada de Emma.

Simplemente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora