UN POSIBLE AMOR © (Completa)

16. ¿Voluntaria?

               

              C A P I T U L O   1 6

Recosté mi cabeza en el vidrio ventanal del auto de papá, el edificio de programas radiales quedaba muy retirado de casa, prácticamente estaba en el centro de la ciudad, convirtiendo el momento en una tortura de espera bajo el tráfico matutino.

Bajé el cristal para que el aire fresco llegara hasta mi rostro, sin embargo nada de esto fue posible, pues los rayos de sol entraron inmediatamente por la misma, aunque la calle estuviese cubierta de nieve, el resplandor solar era notorio. Cerré la ventanilla y miré el reloj que rodeaba mi muñeca, el estancado de autos estaba tardando demasido, supuse que se trataban de los días vacacionales dictados por el gobierno, si la gente irá a viajar.

El ruido del coche de papá me hizo brincar estando sentada, acababa de pitar el espantoso sonido al auto de al frente.

— ¡Por Dios que lentos! —masculló papá literalmente enojado.

Siguió pitando la vocina a los autos de al frente, rodé los ojos sacando mi móvil de mi pequeña mochila, revisé mensajería, instantáneamente mis ojos se abrieron más de lo normal, me odiaba por no haber eliminado el mensaje que envié a Mark en la madrugada. Oh sí, soy un desastre.

Mark Williams: Feliz año

Ok, eso fue de lo más simple, pero si vemos el lado bueno, al menos no me dejó en leído. Y pensar que lo veré en unos minutos. Por Dios, el destino sabe como jugar.

Apreté mi móvil con una de mis manos y con la otra dí pequeños golpes en mi cabeza, sacudí la cabeza y miré a papá, quien empezaba a conducir.

Hubiera preferido que el tráfico continúe.

Hice las mangas de mi chaqueta de cuero negro hacia arriba hasta que llegase a mis codos dejando ver el reloj en mi muñeca y arreglé mi vestido color turquesa dándole planchados suaves con mis manos. Bajé el espejo retrovisor para acomodar mi flequillo e hice mi cabello hacia los lados de mi cara. Sabía que llegaríamos en menos de cinco minutos. Traté de mantener la calma pero parecía ser imposible ya había empezado a respirar hasta el punto donde viera mi pecho subir y bajar aceleradamente.

Papá estacionó su auto frente al edificio, abrí la puerta del auto, y salí de el, mis tenis color negro tocaron el segmento del suelo y me quedé estatua por unos segundos. No. Quiero. Entrar.

Hazlo.

Papá pasó por mi lado y fuí tras sus espaldas, el hombre caminaba muy rápido, algo que mis cortas piernas no podían hacer, corrí para poder alcanzarlo y tomé aire cuando llegamos a la puerta de cristal de la entrada.

— Lentísima Andreina, camina más rápido —me regañó papá. Asentí y cuando se volteó, rodé los ojos.

Estando a su lado, papá se detuvo en la recepción, me quedé esperando a que le dijera lo que debía decirle al recepcionista y crucé los brazos sobre mi pecho.